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La verdadera Iglesia de Dios...

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lunes, 18 de noviembre de 2013

Guion: Jesucristo, Rey del universo





               

Formulario de Misa: aquí.

 
Hoy no termina el Año litúrgico, como erróneamente suele afirmarse, sino que es el último domingo y uno de los más solemnes de todo el Tiempo Ordinario (junto con el de la Santísima Trinidad). 
Para profundizar sobre el tema, ver aquí.
 

Ciclos A, B y C


Introducción

Conviene realizar una procesión de entrada.

En este último domingo del Tiempo Ordinario coronamos el Año litúrgico con la solemnidad de nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo.

¡Cristo ayer, hoy y siempre! Así lo proclaman las Sagradas Escrituras; así le canta la Iglesia y lo confesamos los que peregrinamos hacia el Reino prometido.

Muchos son hoy los falsos dioses que nos cautivan y a los que más o menos conscientemente rendimos culto: el materialismo y el poder, el sexo y la moda, la fama y el individualismo.

Por eso, en este día particularmente solemne, queremos reafirmar nuestra fe en Aquel cuyo Nombre está sobre todo nombre: El Señor Jesucristo, Dios único y verdadero, Rey eterno y universal.

Solo a Él queremos adorar. Solo en Él ponemos nuestra esperanza. Y hoy le confiamos nuestros jóvenes, en esta edición diocesana de la Jornada Mundial de la Juventud, fijada definitivamente para esta solemnidad por el Papa Francisco en 2020. (Hasta ese mismo año inclusive, se celebraba cada Domingo de Ramos).

A Él, que nos creó de la nada y que por amor no dudó en hacerse uno de los nuestros, la gloria y la alabanza por toda la eternidad.

El coro canta el Kyrie y el himno Gloria in excelsis.

Si se emplea la tercera fórmula del Acto penitencial, pueden emplearse los siguientes tropos, tomados de la liturgia caldea:

-Buen Médico de nuestras almas, Kyrie, eleison.

-Sanador de nuestros males, Christe, eleison.

-Purificador de nuestras conciencias con el hisopo de la misericordia, Kyrie, eleison.


Liturgia de la Palabra
 
Ciclo A: Ez. 34, 11-12. 15-17; S. R. 22, 1-2a. 2b-3. 5. 6; I Cor. 15, 20-26. 28; Mt. 25, 31-46: Ciclo B: Dan. 7, 13-14: S.R. 92, 1-2.5; Apoc. 1, 5-8; Jn. 18, 33b-37; Ciclo C: II Sam. 5, 1-3; S.R. 121, 1-2. 4-5; Col. 1, 12-20:; Lc. 23, 35-43.

La siguiente monición general para las lecturas puede emplearse en cualquiera de los tres ciclos:

Cada página de las Sagradas Escrituras es anuncio y profecía, realización y cumplimiento de la Realeza universal de Jesucristo, el Verbo Omnipotente del Eterno Padre.

O bien:

“Un Rey que, con su palabra, con su ejemplo y con su vida inmolada en la Cruz, nos ha salvado de la muerte, ha indicado el camino al hombre perdido, ha dado luz nueva a nuestra existencia marcada por la duda, por el miedo y por la prueba de cada día”. (Cf. S.S. Francisco, Ángelus, 25/11/18).

Cualquiera de las dos moniciones precedentes se concluye con estas palabras:

Que el Manjar selecto de la Palabra inspirada, apresure el reinado pleno de Cristo en nuestras almas.


Oración de los fieles

La siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa con el rito de canonización, presidida por el Papa Francisco en la solemnidad de Cristo Rey, el 23 de noviembre de 2014:


Fijemos la mirada en Jesucristo, único Rey y Salvador, y presentémosle nuestra súplica confiada:

R. Te rogamos, óyenos.

-Señor, Jesús, reviste de tu gracia a la Iglesia, y que los pastores y su rebaño, crezcan con  entusiasmo y alegría en la santidad. R.

-Señor Jesús, que tu Reino llegue a todos los corazones y que la humanidad encuentre en Ti la fuente de la verdadera alegría. R.

-Señor Jesús, convierte con tu misericordia a los pecadores, y que cuantos obran el mal redescubran la belleza del perdón y de la caridad fraterna. R.

-Señor Jesús, consuela con tu presencia a los afligidos, a los pobres, a los sufrientes, y que las personas solas encuentren la alegría de un hogar amigo. R.

-Señor Jesús, llama al corazón de los jóvenes y haz de ellos numerosos obreros de tu mies, y que nunca falten anunciadores del Evangelio y santos ministros del Altar. R.
  
Oración conclusiva

"Señor Jesús, que nunca te cansas de acercarte a quienes se han alejado de tu amistad, renueva hoy los prodigios de tu amor, a fin de que Dios sea todo en todos. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén".

O bien:

La siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa de la solemnidad de Cristo Rey en la Clausura del Año Jubilar de la Misericordia y cierre de la Puerta santa de la Basílica de San Pedro, presidida por el Sumo Pontífice Francisco  el 20 de noviembre de 2016,
y concelebrada con los neocardenales que había creado en el Consistorio del día anterior:

Elevemos confiados nuestra plegaria a Dios Padre que en Jesús, su Hijo, ha reconciliado todas las cosas Consigo.

R. Te rogamus, audi nos

-Oremos por el Sumo Pontífice y por los cardenales, sus más íntimos colaboradores en el gobierno universal de la Iglesia.

+Concédeles la abundancia de tus dones y hazlos pastores según tu corazón, para que ofrezcan generosamente la vida por la salvación de los hermanos. R.

-Oremos por los legisladores y gobernantes.

+Cólmalos de la sabiduría que brota de la Cruz, para que guíen a los pueblos en la justicia y la paz, y promuevan el respeto a la vida y a la familia. R.

-Oremos por cuantos han obtenido misericordia, en especial por los jóvenes.

+Sostenlos con tu gracia, para que vivan la vida nueva recibida y anuncien a los hermanos la belleza de tu perdón. R.

-Oremos por los pecadores y por los desanimados.

+Alcánzalos con el toque de tu benevolencia, para que reconozcan su pecado y confíen en tu bondad. R.

-Oremos por los que sufren y por las personas solas.

+Consuélalos con tu dulce presencia para que encuentren esperanza y alivio en su dolor, y suscita numerosos operarios de caridad fraterna. R.

Oración conclusiva

"Oh, Padre, mira a tu Hijo Jesús, nuestro Rey y Señor, que desde lo alto de la Cruz se ofrece por nuestra salvación renovando para nosotros los prodigios de tu Misericordia. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".

O bien:

R. Divino Rey, escúchanos

-Por la Santa Iglesia de Dios, para que anuncie sin cansancio a todos los pueblos que Jesucristo es el único Rey del universo. Oremos.

-Por nuestro Santo Padre N, para que el Rey y Mesías le conceda una fe intrépida, una firme esperanza y una ardiente caridad. Oremos.

-Por los que gobiernan las naciones, para que a ejemplo de Jesucristo, Rey humilde y misericordioso, velen particularmente por quienes son considerados los últimos a los ojos del mundo. Oremos.

-Por los que son víctimas de conflictos bélicos o de catástrofes naturales, para que Cristo, Rey de la Paz y del Amor, sane los corazones heridos y aliente en ellos la promesa de un mundo nuevo. Oremos.

-Por nosotros aquí reunidos, y por todos los jóvenes del mundo, para que por medio de los sacramentos y de las obras de caridad, anticipemos (anticipen) el Reino prometido por Jesús. Oremos.


O bien:

La siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa, presidida por el Papa Francisco en Nagasaki (Japón), en la solemnidad de Cristo Rey, el 24 de noviembre de 2019:
 


Dirijamos nuestras peticiones al Padre bondadoso, respondiendo:

R. Te rogamos que nos escuches

-Señor, escucha nuestra voz; es la oración de tu pueblo que agradece que nos hayas dado al Papa N. Que siempre permanezcamos unidos a él y entre nosotros. R.

-Señor, escucha nuestra voz mientras oramos por nuestros líderes y por todos los que anhelan vivir en paz. Que todos ellos usen su poder para promover la verdadera felicidad y paz para las personas en sus naciones y en el mundo entero. R.

-Señor, escucha nuestra voz mientras oramos por aquellos en dificultades, especialmente por los que huyen de la guerra y la violencia, y por quienes se esfuerzan por reconstruir sus vidas después de desastres y accidentes. Que Cristo, que nos ha traído una nueva vida a través de su sufrimiento y muerte, nos ayude a vivir juntos con esperanza. R.

-Señor, escucha nuestra voz mientras oramos por los cristianos de N (se menciona el pueblo o nación correspondiente), pidiéndote que mires a esta comunidad reunida en tu nombre. Danos la sabiduría y el coraje para acoger la fe de los mártires y de nuestros antepasados, ​​y ser levadura para compartir la misericordia de Dios. R.

-Señor, escucha nuestra voz mientras oramos por las vocaciones sacerdotales y religiosas. Que en la Iglesia de N surjan personas que respondan de buena fe al llamado para trabajar por el crecimiento del Reino de Dios. R.

-Señor, escucha nuestra voz mientras oramos por la paz y por las víctimas de la guerra en todo el mundo. Que nuestra era conozca una paz construida sobre el amor, el perdón, la ayuda mutua y la cooperación, y que los jóvenes sean los principales instrumentos de esa paz. R.

Oración conclusiva

"Padre misericordioso, escucha nuestras oraciones. En este mundo donde la vida y la paz están amenazadas, únenos a todas las personas de buena voluntad para que podamos cumplir nuestra misión cristiana de proteger toda vida. Por Cristo, nuestro Señor. Amén".
 
O bien:

La siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa, presidida por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro, en la solemnidad de Cristo Rey, el 22 de noviembre de 2020: 
 

Con la mirada fija en Jesús, nuestro Rey y Salvador, elevemos nuestra súplica confiada a Dios, Padre bueno y providente:
 
R. Kyrie, eleison
 
-Concede la unidad a los cristianos. R.
 
-Conserva la salud del Papa N. R.
 
-Haz que el trabajo de los misioneros dé fruto abundante. R.
 
-Derrama tu Espíritu sobre los ministros de la Iglesia. R.
 
-Santifica a los religiosos. R.
 
-Aparta del mundo el odio y la injusticia. R.
 
-Haz crecer a los jóvenes en la sabiduría. R.
 
-Sustenta y conforta a los ancianos. R.
 
-Da prosperidad a nuestros amigos. R.
 
-Admite a los difuntos en la compañía de los santos. R.
 
Oración conclusiva

"Escucha, Padre, nuestra pobre plegaria, y reconoce en ella la voz de Jesús, que se ofrece como Víctima de amor por nuestra salvación. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".
 
O bien:
 
La siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa, presidida por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro, en la solemnidad de Cristo Rey, el 21 de noviembre de 2021, y primera Jornada Mundial de la Juventud a nivel diocesano celebrada en dicha solemnidad:



Cristo es el Rey del universo y el Señor de la Iglesia. Dirijamos a Él nuestra plegaria confiada para que todo se renueve en la justicia y el amor:


R. Escúchanos, Señor.


-Por la Santa Iglesia, unida a Ti, Rey de la paz; que exprese a la luz del Evangelio la justicia nueva que has promulgado desde la Cruz. R.


-Por los pastores del Pueblo de Dios; que permaneciendo fieles al ministerio recibido, sean imitadores de tu amor hacia los pobres del Reino. R.


-Por la sociedad en que vivimos; para que se reconozca la dignidad de todo hombre por Ti redimido y se acreciente la sensibilidad hacia los más débiles e indefensos. R.


-Por los que se encuentran en dolorosas situaciones de pecado; que confíen en tu misericordia y se encaminen a una vida nueva. R.


-Por los jóvenes de nuestra tierra y de todo el mundo; que dóciles a tu voluntad y transformados por tu gracia, vivan alegres en la búsqueda de tu Rostro. R.


Oración conclusiva


"Señor Jesucristo, que en la Cruz has destruido el yugo del pecado y de la muerte, extiende a todas las criaturas tu Señorío de gracia y de paz. Danos la certeza de que toda humana fatiga es un germen que se abre a la realidad santificante de tu Reino. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén".

 
O bien:

La siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa, presidida por el Papa Francisco en la Catedral de Asti, en la solemnidad de Cristo Rey, el 20 de noviembre de 2022, y  Jornada Mundial de la Juventud a nivel diocesano celebrada en dicha solemnidad:

Hermanos, por medio de Jesús, Rey de justicia y de paz, elevemos a Dios nuestra oración común:

R. Escúchanos, Señor.

-Por la Iglesia, para que manifieste en el mundo la justicia nueva que Jesús ha promulgado desde la Cruz. R.

-Por el Santo Padre, el Papa N, para que el Señor Dios le conceda vida y salud, y lo conserve en la Iglesia como guía y pastor del pueblo bendito de Dios. R.

-Por los pueblos que sufren a causa de la guerra, para que las armas callen y se apague en todo el mundo la sed de venganza. R.

-Por todos aquellos que sufren a causa de la actual situación económica y por los que no tienen trabajo, para que encuentren en nosotros esperanza y consuelo. R.

-Por los jóvenes de esta tierra y por los de todo el mundo, para que sean alegres misioneros y testigos del Evangelio. R.

Oración conclusiva

"Dios Padre Omnipotente, que has roto las cadenas del pecado y de la muerte en la Cruz recibida por tu Hijo, haz que trabajemos siempre por la llegada de su Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

A continuación, se propone como oración conclusiva de las preces una colecta alternativa a la de este domingo (para cada uno de los tres ciclos); están tomadas de la edición italiana del Misal Romano y traducidas al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

Ciclo A

"Oh, Padre, que has puesto a tu Hijo como único Rey y Pastor de todos los hombres, para construir en los tormentosos acontecimientos de la historia, tu Reino de amor, alimenta en nosotros la certeza de fe en que un día, aniquilado también el último enemigo, la muerte, tu Hijo te entregará la obra de su redención, para que Tú seas todo en todos. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".

Ciclo B

"Oh, Dios, fuente de toda paternidad, que  has enviado a tu Hijo para hacernos partícipes de su Sacerdocio real, ilumina nuestra mente para que comprendamos que servir es reinar, y con la vida dada a los hermanos, confesemos nuestra fidelidad a Cristo, Primogénito de los muertos y Dominador de todos los poderosos de la Tierra. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".

Ciclo C

"Oh, Dios Padre, que nos has llamado a reinar Contigo en la justicia y en el amor, líbranos del poder de las tinieblas, haz que caminemos tras las huellas de tu Hijo y que Le ofrezcamos la vida por amor a los hermanos, seguros de compartir su gloria en el Paraíso. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".


O bien, para cualquiera de los tres ciclos: (liturgia caldea)

"Señor, recibe la plegaria de tus siervos y responde con tu misericordia a la súplica de los que te alaban. Por Jesucristo, nuestro Señor".


Ofertorio

Los dones de pan y vino que vamos a presentar son semillas del Reino que viene; al convertirse en Sacramento de Vida por el ministerio de la Iglesia, son Alimento del hombre redimido por Cristo, el Rey de la paz que hace nuevas todas las cosas.

Se emplea el Prefacio propio: De Christo, universorum Rege.


Comunión

Recibamos a Jesucristo, el Pan Vivo, Prenda del Reino futuro, que "con su Amor atrae a Sí a los hombres de cada generación, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio que es siempre nuevo" (Cf. Porta fidei, Carta Apostólica del Papa Benedicto XVI, con la que convocó al Año de la Fe).

 
Luego de la Oración después de la Comunión, la asamblea puede rezar la siguiente plegaria:

Consagración de la humanidad en la solemnidad de Cristo Rey
(Papa Pío XI)

¡Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano! Míranos humildemente postrados; tuyos somos y tuyos queremos ser, y a fin de vivir más estrechamente unidos Contigo, todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a tu Sacratísimo Corazón.

Muchos, por desgracia, jamás, te han conocido; muchos, despreciando tus mandamientos, te han desechado. ¡Oh, Jesús benignísimo!, compadécete de los unos y de los otros, y atráelos a todos a tu Corazón Santísimo.

¡Oh, Señor! Sé Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Ti, sino también de los pródigos que te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y miseria.

Sé Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Ti; devuélvelos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe para que en breve, se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor.

Sé Rey de los que permanecen todavía envueltos en las tinieblas de la idolatría; dígnate atraerlos a todos a la luz de tu Reino.

Concede, ¡oh, Señor!, incolumidad y libertad segura a tu Iglesia; otorga a todos los pueblos la tranquilidad en el orden; haz que del uno al otro confín de la Tierra no resuene sino esta voz: ¡Alabado sea el Corazón divino, causa de nuestra salud! A Él se entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos. Amén".

 
Conviene impartir la Bendición solemne del Tiempo Ordinario, en cualquiera de sus formularios.


Despedida

Hemos recibido de Dios la antorcha de la fe. Que con ella sepamos iluminar nuestro mundo en tinieblas para que apresuremos la llegada del Reino de Cristo.

O bien:

Concluimos la Misa reafirmando la confianza en nuestro Divino Rey. "Él dará un sentido nuevo a nuestra vida, en ocasiones sometida a dura prueba también por nuestros errores y pecados”. (Cf. S.S. Francisco, Ángelus, 25/11/18).


* Fuente principal: Jesucristo y el Don de Sí mismo, Editorial Guadalupe. Adaptación.


18 de noviembre de 2013, memoria litúrgica de la Dedicación de las Basílicas papales de San Pedro y de San Pablo Extramuros.
(Última actualización de la entrada: 26/11/23).

5 comentarios:

  1. gracias, me han ayudado, una guia, para aprontar guion para la peregrinacion anual al CRISTO REDENTOR.

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  2. Muchas gracias hermano Dios lo bendiga por compartir sus conocimientos.

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  3. Gracias por la ayuda que me han brindado en la realización de lis fuifuiones para nuestra Fiesta de Cristo Rey!!!

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  4. De gran utilidad el aporte que ofrecen!!

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  5. Gracias hoy tengo una gran ayuda ...para armar guion por Cristo Rey y celebracion de primeras comuniones...👍

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