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lunes, 27 de abril de 2015

Guion: Domingo V de Pascua


Cristo, Vid verdadera 




Formulario de Misa: aquí.


Ciclo B


Introducción

"Cristo, con su Resurrección de entre los muertos, ha hecho de la vida de los hombres una fiesta. Los ha colmado de gozo al hacerles vivir no ya una vida terrestre sino una vida celestial".

Estas palabras, tomadas de una homilía pascual de Basilio de Seleucia, arzobispo del siglo V, en Asia Menor, compara la vida de los hombres con una fiesta, gracias al misterio de la Resurrección del Señor.
 
Es lo que la Iglesia quiere hacernos experimentar con mayor profundidad en estos cincuenta días del Tiempo pascual, que son como un único y gran domingo festivo. De hecho, por medio de los sacramentos de la Iglesia, en especial, la Eucaristía, se nos hace partícipes del triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte. Así pregustamos las delicias de la Pascua eterna del Cielo.
 
Es lo que queremos celebrar en esta liturgia del Domingo V de Pascua.

Conviene que  en lugar del Acto penitencial tenga lugar el Rito de la bendición y aspersión del agua (Cf. Institutio Generalis Missalis Romani, 51).
 
Se canta o recita el himno Gloria in excelsis.


Liturgia de la Palabra

Primera lectura: Hech. 9, 26-31

El apóstol San Pablo, de perseguidor de los cristianos, pasó a ser predicador del Evangelio de Jesucristo. Este camino de conversión debe ser el de cada uno de nosotros, los creyentes. Debemos despojarnos del hombre viejo para llegar a ser, como el Apóstol, audaces testigos del Resucitado.

Segunda lectura: I Jn. 3, 18-24

La auténtica profesión de fe radica, no en las meras palabras, sino en el fiel cumplimiento de los Mandamientos.

Evangelio: Jn. 15, 1-8

Solamente unidos a Jesucristo como los sarmientos a la vid, produciremos frutos de buenas obras que nos asegurarán la paz en este mundo, y la felicidad eterna en el otro.


Oración de los fieles

R. Que permanezcamos unidos a Cristo.

-Porque la Iglesia necesita de nuevos testigos, audaces y coherentes. R.

-Porque los cristianos queremos vivir en la unidad y en el amor fraterno. R.

-Porque hay hermanos que han perdido las esperanzas y no encuentran sentido a su vida. R.

-Porque las ideologías del mundo suelen tergiversar las verdades del Evangelio. R.

-Porque queremos ser la voz de numerosos cristianos que son encarnizadamente perseguidos y brutalmente masacrados, ante el sacrílego silencio de una inmensa mayoría. R.

-Porque nuestra fe es vacilante y nuestras fuerzas flaquean. R.


Se propone como oración conclusiva de las preces, la siguiente "colecta alternativa para el Ciclo B", tomada del Misal de la Conferencia Episcopal Italiana y traducida al castellano. La recita el sacerdote. Se ha cambiado la conclusión larga (propia de la colecta de toda Misa) por la breve, típica de las demás oraciones:

"Oh, Dios, que nos has injertado en Cristo como brotes en la Vid verdadera, danos tu Espíritu, para que amándonos los unos a los otros con sincero amor, lleguemos a ser las primicias de una nueva humanidad, y produzcamos frutos de santidad y de paz. Por Jesucristo, nuestro Señor."


Ofertorio


Porque queremos permanecer unidos a Cristo, edificamos la comunión de la Iglesia, Viña del Señor y su Cuerpo Místico. Para ello, presentamos los dones de nuestra tierra, con los que se renueva el Sacrificio pascual del Señor, que garantiza y asegura la unidad de ese Cuerpo Místico.

El sacerdote puede optar por cualquiera de los Prefacios de Pascua.


Comunión

Dice San Agustín: "El que cree que puede dar fruto por sí mismo, no está en la vid; el que no está en la vid, no está en Cristo; y el que no está en Cristo, no es cristiano".
 
Y nosotros nos preguntamos:

¿Qué mejor modo existe de unirnos a Cristo que recibiéndolo a Él mismo, hecho Pan, como Alimento de nuestro propio ser?

Es el inefable Misterio del que estamos por participar en la Comunión eucarística.

Conviene que el sacerdote imparta la Bendición solemne de Pascua.
Es oportuno saludar a María con el canto o la recitación de la antífona Regina caeli.


Despedida


Hermanos, permaneciendo en la comunión de la Iglesia, tenemos la certeza de no separarnos de Cristo, Vid verdadera. Por eso, al concluir la celebración, compartimos estas palabras de san Juan Crisóstomo, obispo y doctor:

"No te separes de la Iglesia. Nada es más fuerte que la Iglesia. Tu esperanza es la Iglesia; tu salud es la Iglesia; tu refugio es la Iglesia. Es más alta que el Cielo y más ancha que la Tierra; no envejece jamás, su vigor es eterno" (Homilía de capto Eutropio, 6).


27 de abril de 2015: (en América Latina), fiesta de santo Toribio de Mogrovejo, obispo, patrono del Episcopado Latinoamericano. Día del obispo.
Entrada dedicada a él.

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