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La verdadera Iglesia de Dios...

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Nos iluminaste con la Luz de Cristo...

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lunes, 7 de noviembre de 2016

Guion: Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario





Formulario de Misa: aquí.


Ciclo C

Introducción

Queridos hermanos, estamos transitando las últimas semanas del Año litúrgico, y los textos de la Misa nos invitan a contemplar el misterio del final de los tiempos, en que el Señor Jesús volverá como Justo Juez.

La Iglesia "vive en espera orante del regreso de su Señor, escrutando los signos de los tiempos y poniendo en guardia a los fieles contra los mesianismos recurrentes, que de vez en cuando anuncian como inminente el fin del mundo. En realidad, la historia debe seguir su curso, que implica también dramas humanos y calamidades naturales. En ella se desarrolla un designio de salvación, que Cristo ya cumplió en su Encarnación, Muerte y Resurrección. La Iglesia sigue anunciando y actuando este misterio con la predicación, la celebración de los sacramentos y el testimonio de la caridad". (S.S. Benedicto XVI, Ángelus, 18/11/07).

El más importante de los sacramentos es, sin dudas, la Santísima Eucaristía, Memorial del Sacrificio de Cristo, que también hoy tenemos la dicha de celebrar, y que ofrecemos en especial por los pobres, en esta Jornada Mundial a ellos dedicada, instituida por Su Santidad Francisco.


Primera lectura: Mal. 3, 19-20a

La profecía de Malaquías se refiere al Día final, en el que el Sol de justicia, que es Jesucristo, brillará para los justos y pondrá al descubierto las obras de los malvados, quienes quedarán en el olvido.

Segunda lectura: II Tes. 3, 6-12

Sintámonos interpelados por la exhortación de Pablo a los tesalonicenses, y procuremos que el fruto de nuestro esfuerzo sea una ofrenda agradable al Señor.

Evangelio: Lc. 21, 5-19

Al escuchar el Evangelio de hoy, "aceptemos la invitación de Cristo a afrontar los acontecimientos diarios confiando en su amor providente". (Cf. Ídem supra).


Oración de los fieles

La siguientes preces, con las adaptaciones necesarias, están tomadas de la Santa Misa con el rito de canonización, presidida por el Papa Francisco el 16 de octubre de 2016 en la Plaza de San Pedro:

Hermanos queridos, en la comunión de los santos, elevemos nuestro clamor al Padre para que haga prontamente justicia a sus hijos.

R. Te rogamos, óyenos.

-Oremos por la Santa Iglesia de Dios.

+Custódiala, Padre, en la fe auténtica, en la feliz esperanza y en la caridad ardiente, hasta el Día de Cristo Señor. R.

-Oremos por el Sumo Pontífice, por los obispos y por los presbíteros.

+Santifícalos, Padre, para gloria de tu nombre y salvación de los hermanos, en la plena conformación con el Sacrificio de Cristo Señor. R.

-Oremos por los gobernantes y jueces.

+Vuélvelos, Padre, atentos a la escucha del clamor de los más postergados, y al socorrer a todo hombre, sirvan a Cristo Señor. R.

-Oremos por los niños y jóvenes.

+Fortalécelos, Padre, en la fiel adhesión a tu voluntad, y que crezcan en la amistad con Cristo Señor. R.

-Oremos por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.

+Suscita, Padre, numerosos y santos operarios para tu mies, discípulos alegres y apasionados de Cristo Señor. R.

-Oremos por los pobres y por los que sufren.

+Consuélalos, Padre, en sus aflixiones, y abre su corazón a la visita de Cristo Señor. R.
 
Oración conclusiva

"Padre, fuente de toda santidad, escucha la plegaria de tu Iglesia, y por la intercesión de los santos, socórrela con tu generosidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

O bien:
 
La siguientes preces, con las adaptaciones necesarias, están tomadas de la Santa Misa en la Jornada Mundial por los pobres, instituida y presidida por el Papa Francisco el 17 de noviembre de 2019 en la Basílica de San Pedro:

Hermanos queridos, elevemos nuestra plegaria al Señor Jesús, nuestro único Bien, y obtendremos de Él socorro y salvación:

R. Señor, ten piedad

-Pon en labios de la Iglesia la verdadera Palabra. R.

-Haz laboriosos en el bien a los gobernantes. R.

-Da perseverancia a los cristianos perseguidos. R.

-Concede paz y tranquilidad a todos los pueblos. R.

-Despierta en tus discípulos la actitud de vigilancia. R.

-Alcanza con tus rayos benéficos a quienes temen tu Nombre. R.

-Colma de todo bien a los pobres de la Tierra. R.

-Suscita numerosos operarios del Evangelio y de la gracia. R.

-Reaviva en los bautizados el deseo de la santidad. R.

Oración conclusiva

"Señor Jesús, que siempre te inclinas sobre la humanidad sufriente y pecadora, mira nuestra pobreza y ven en nuestra ayuda. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén".


O bien:

La siguientes preces, con las adaptaciones necesarias, están tomadas de la Santa Misa en la memoria litúrgica de la virgen y mártir santa Cecilia, presidida por el Papa Francisco el 22 de noviembre de 2019 en la Catedral de la Asunción, en Bangkok:

Queridos hermanos y hermanas, unámonos a la voz del Señor Jesús y pidamos al Padre, salvación, vida y toda bendición:


R. Te lo pedimos, Señor

-Por el Papa N, nuestros obispos y nuestros sacerdotes, para que puedan guiar a sus rebaños en los caminos de la bondad y la verdad, para acercarlos al amor de Dios. R.

-Por aquellos que trabajan y están sobrecargados, para que en el Corazón manso y humilde de nuestro Salvador, puedan encontrar descanso a sus almas. R.

-Por todos los jóvenes, para que sean fortalecidos por el Espíritu Santo para vivir en una fe fuerte y adoptar una forma de vida que sirva a Dios de todo corazón. R.

-Para nosotros, presentes en esta celebración, para que realmente podamos "formar un solo cuerpo" al compartir a Cristo, el Pan Vivo del Cielo. R.

Oración conclusiva

"Padre bueno y misericordioso, que llamas a tus hijos de todas partes del mundo para que se conviertan en un solo rebaño bajo un solo Pastor, escucha nuestras oraciones y concédenos tu gracia. Por Cristo nuestro Señor. Amén".

O bien:

La siguientes preces, con las adaptaciones necesarias, se han extraído del Encuentro Ecuménico presidido por el Papa Francisco en la Catedral de Nuestra Señora de Arabia, Awali, Reino de Bahrain, el 4 de noviembre de 2022:

Hermanos y hermanas, elevemos nuestra oración al Señor, Dios de la comunión y de la paz, y pidámosle por la unidad de todos los discípulos de Cristo.

R. Señor, ten misericordia de nosotros

-Oremos para que en la Tierra reinen la seguridad y la prosperidad.

+El Señor nos conceda su paz a fin de que todos alcancemos la unidad de la fe y la plenitud en Cristo. R.

-Oremos por nuestro Santo Padre N y por los líderes de otras comunidades cristianas, llamados a ser ejemplo de Cristo, el Buen Pastor,

+El Señor Resucitado llene sus corazones de celo por la santidad y el bienestar de los pueblos, a fin de que todos sean un solo corazón y una sola alma. R.

-Oremos por el fin de la violencia perpetrada por las palabras hirientes, las armas mortales y la fría indiferencia.

+Nuestro hogar, nuestro país y los demás países del mundo sean un oasis de paz donde todos puedan vivir con seguridad. R.

-Oremos por aquellos que sufren en el cuerpo o en el espíritu, a causa de la guerra, de los desastres naturales y de los desórdenes civiles.

+Su corazón turbado pueda conocer la paz de Cristo y el consuelo del Espíritu Santo. R.

-Oremos por todas las comunidades cristianas de esta tierra.

+En nuestra diversidad, podamos revelar el Rostro de Cristo en nuestro culto y en todos nuestros ministerios dando testimonio de Él y del Reino de paz y alegría de su Padre. R.

-Oremos por los creyentes de todas las tradiciones religiosas presentes en nuestro país.

+Que crezcan en el respeto y en la comprensión recíproca y trabajen juntos por el bien de la gran familia humana. R.

Oración conclusiva

"Escucha nuestra plegaria, Dios del amor y de la unidad, y haznos instrumentos de paz y reconciliación. Por Jesucristo, nuestro Señor".

O bien:

 
La siguientes preces, con las adaptaciones necesarias, están tomadas de la Santa Misa en la Jornada Mundial por los pobres, instituida y presidida por el Papa Francisco el 13 de noviembre de 2022 en la Basílica de San Pedro:

Hermanos y hermanas, elevemos nuestra súplica confiada al Padre de todos, que nos invita a perseverar en la fe y la caridad:

R. Te rogamos, óyenos

-Por el Papa N y por todos los pastores de la Iglesia, para que como testigos y heraldos de la Misericordia de Dios, puedan sostener a los últimos y a los excluidos, aliviando sus padecimientos. R.

-Por todos los bautizados, para que sepan reconocer la presencia de Cristo en los pobres y necesitados, y que, en el verdadero espíritu de pobreza evangélica, sean animados de auténtica caridad. R.

-Por los gobernantes de las naciones, para que, promoviendo la justicia y la solidaridad, se empeñen en encontrar recursos y medios para socorrer a los más débiles y marginados, procurándoles un mundo más fraterno y acogedor. R.

-Por los prófugos y por cuantos viven en la indigencia a causa de la guerra y de las persecuciones, para que su existencia precaria sea superada gracias a la resolución pacífica de los conflictos y a la equitativa distribución de los bienes de la creación. R.

-Por todos nosotros, reunidos en esta celebración, para que, alimentados y fortalecidos por la Palabra y la Eucaristía, seamos capaces de vencer el egoísmo, la indiferencia y el miedo que nos impiden amar al hermano que vive en la miseria. R.

Oración conclusiva

"Escucha, Padre Bueno, la plegaria que humildemente te dirigimos, y ayúdanos a tener la mirada fija en Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".

A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Oh, Dios, Principio y Fin de todas las cosas, que reúnes a la humanidad en el Templo Viviente de tu Hijo, haz que, a través de los acontecimientos alegres y tristes de este mundo, tengamos fija la esperanza en tu Reino, seguros de que, luego de nuestra paciente espera, obtendremos la Vida verdadera. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ofertorio

Si unimos la ofrenda de nuestra pequeñez a las especies eucarísticas, será con seguridad agradable a nuestro Padre del Cielo, pues llegará a Él, bajo las apariencias del pan y el vino, junto a la gran Oblación que Cristo hace de Sí mismo.


Comunión

El mismo Cristo que vino y que vendrá es el que hoy llega hacia nosotros bajo las apariencias de pan y vino. Si queremos que venga a gobernar el mundo, como pedía el salmista, permitámosle que empiece a reinar en nuestros corazones.


Despedida

A María, Madre del Verbo encarnado, pidámosle que nos acompañe en la peregrinación terrena y que sostenga el testimonio de todos los cristianos, para que se  apoye siempre en una fe firme y perseverante. (Cf. ídem).


7 de noviembre de 2016, en algunos lugares, memoria litúrgica de María, Madre y Medianera de la Gracia. Entrada dedicada a ella.
(Última actualización de la entrada: 12/11/22).

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