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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Natividad de María: Himno litúrgico


 


El siguiente himno litúrgico corresponde a las laudes de la fiesta del Nacimiento de la Santísima Virgen. Data de antes del siglo X, y se desconoce su autor. Transcribo el original latino, del Breviario Romano, con su traducción al español y con una breve glosa explicativa de cada estrofa:

O sancta mundi domina,
regina cæli inclita,
o stella maris fulgida,
virgo mater mirifica.
 
Appare, dulcis filia,
nitesce iam virguncula,
florem latura nobilem,
Christum Deum et hominem.
 
Natalis tui annua
en colimus sollemnia,
quo stirpe dilectissima
mundo fulsisti genita.
 
Per te sumus, terrigenæ
simulque iam cæligenæ,
pacati pace nobili,
more non æstimabili.
 
Sit Trinitati gloria
per sæculorum sæcula,
cuius vocaris munere,
mater beata Ecclesiæ.



Traducción

¡Oh, Señora santa del mundo,
Reina excelsa del cielo!
¡Oh, Estrella radiante del mar,
Virgen y Madre maravillosa!


Cuatro títulos contenidos en un cuarteto. La mención del mundo, el cielo y el mar, aluden a la realeza universal de María, la cual halla su fundamento en el Reinado eterno de Cristo.
El oxímoron "virginidad-maternidad", exclusivo de la Santísima Virgen, es ensalzado con el adjetivo mirifica, que corona la sustanciosa adjetivación de la estrofa.

¡Muéstrate, oh, dulce Hija!
Empieza ya a brillar como tierna raíz
que dará a luz a la noble Flor, 
Cristo, Dios y Hombre.

Esta estrofa deja entrever que el misterio del Nacimiento de María, como todos, halla su razón de ser en el cumplimiento de las antiguas promesas mesiánicas, que tiene lugar en la plenitud de los tiempos.

He aquí que veneramos
la festividad anual de tu nacimiento,
en que brillaste para el mundo
como fruto de la más noble estirpe.

La estrofa menciona explícitamente la fiesta de la Natividad de la Virgen, y presenta a María como ilustre descendiente de la Familia de David.

Por medio de ti, los hijos de la tierra
también lo somos del cielo,
admirablemente
reconciliados en santa paz.


Esta estrofa, a través de la antítesis entre el cielo y la tierra, postula implícitamente el misterio de la maternidad universal de María. De hecho, la Santísima Virgen, al revestir de nuestra humanidad al Redentor, que es Príncipe de la Paz, se convierte en causa de salvación para los hombres y en medio de reconciliación de ellos entre sí y con Dios.

Sea dada la gloria 
por todos los siglos a la Trinidad,
por la que has sido constituida, 
Madre Santa de la Iglesia.

Esta última estrofa ha sido retocada para añadir en ella la mención de la advocación mariana Mater Ecclesiae, acuñada en 1964 por el beato Pablo VI, durante el Concilio Vaticano II.


Hoy, 5 de septiembre de 2012, en el 15° aniversario de la muerte terrenal de la Madre Teresa de Calcuta, virgen. Entrada dedicada a ella, en este día de su festividad, y a la Virgen Niña.
Inicio del triduo de la Natividad de María.

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