Vayamos como hijos de la luz
(1) Radiante estela en los surcos de la historia,
Brillante haz de luz que todo lo atraviesa,
Fuego, amor, certeza. Son las huellas del Maestro.
Fuego, amor, certeza. Son las huellas del Maestro.
Con gran confianza marchemos tras de ellas.
Estribillo: “Hijos de la luz, hagamos de los pueblos, testigos de Jesús”.
(2) Grandiosa peregrinación de jóvenes,
que se alza como un signo entre los pueblos:
La Cruz peregrina y el icono de María,
Memoria del gran Juan Pablo y profecía.
La Cruz peregrina y el icono de María,
Memoria del gran Juan Pablo y profecía.
Estribillo.
(3) Cristo, Dios de nuestra carne revestido:
Que a la Virgen y a José has obedecido:
Tú eres la Verdad, el Camino que nos lleva;
Y el buen Amigo que nos abraza en la meta.
Que a la Virgen y a José has obedecido:
Tú eres la Verdad, el Camino que nos lleva;
Y el buen Amigo que nos abraza en la meta.
Estribillo.
(4) Tu Cuerpo y tu Sangre ya no son pan y vino;
Son Alimento de amor del peregrino.
Dios de Rostro joven, tu mirada pura
Nos acerca al Padre, Dios de ternura.
Tú y Él son Uno, y el Espíritu Divino,
Oh, Trinidad, de la familia, figura.
Son Alimento de amor del peregrino.
Dios de Rostro joven, tu mirada pura
Nos acerca al Padre, Dios de ternura.
Tú y Él son Uno, y el Espíritu Divino,
Oh, Trinidad, de la familia, figura.
Estribillo.
(5) Extiende más tus brazos, Cristo del Corcovado
y abraza a todos los hombres que a tu imagen has creado.
Hoy la Madre Iglesia los reúne, el mal los había dispersado.
y abraza a todos los hombres que a tu imagen has creado.
Hoy la Madre Iglesia los reúne, el mal los había dispersado.
Estribillo
Ella es Aurora, Estrella y guía.
Marcha siempre con nosotros,
nuestra Madre Aparecida.
Estribillo.
(7) En el Año de la Fe, seamos con el Papa,
Pregoneros de un nuevo amanecer.
Se disipan las tinieblas del pecado.
La esperanza es luz para el mundo entero.
Despunta en un cielo nuevo, Cristo, el Sol verdadero.
Estribillo.
Explicación del Himno
Consta de siete estrofas, número de la perfección, que evoca los días de la creación del mundo, y los sacramentos de la santificación, es decir, de la “recreación” y recapitulación de las cosas en Cristo.
Estribillo:
Se inspira en dos versículos bíblicos:
-El de I Tes. 5,5: (“Todos ustedes son hijos de la luz y del día. No somos de la noche ni de las tinieblas”).
-El de Mt. 28, 19, que es el lema de la Jornada Mundial de la Juventud: (“Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”).
Estribillo:
Se inspira en dos versículos bíblicos:
-El de I Tes. 5,5: (“Todos ustedes son hijos de la luz y del día. No somos de la noche ni de las tinieblas”).
-El de Mt. 28, 19, que es el lema de la Jornada Mundial de la Juventud: (“Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”).
Primera estrofa:
Tiene como tópico las “huellas del Maestro”. De hecho, el único modo de cumplir fielmente el mandato del Señor, de hacer que todos los pueblos sean sus discípulos, es imitándolo a Él, viviendo como Él vivió. Todo lo cual se sintetiza con la metáfora “seguir tras sus huellas”.
Tiene como tópico las “huellas del Maestro”. De hecho, el único modo de cumplir fielmente el mandato del Señor, de hacer que todos los pueblos sean sus discípulos, es imitándolo a Él, viviendo como Él vivió. Todo lo cual se sintetiza con la metáfora “seguir tras sus huellas”.
Segunda estrofa:
Esta estrofa, inspirada en Is. 11, 10, se refiere al evento, ya histórico, de toda Jornada Mundial de la Juventud en sí, con sus dos signos más característicos. La Cruz peregrina y el venerable icono de María, Salus Populi Romani. Todo esto es fruto y legado de la visión profética del beato Juan Pablo II, verdadero “padre y perpetuo patrono de las Jornadas Mundiales de la Juventud”.
Esta estrofa, inspirada en Is. 11, 10, se refiere al evento, ya histórico, de toda Jornada Mundial de la Juventud en sí, con sus dos signos más característicos. La Cruz peregrina y el venerable icono de María, Salus Populi Romani. Todo esto es fruto y legado de la visión profética del beato Juan Pablo II, verdadero “padre y perpetuo patrono de las Jornadas Mundiales de la Juventud”.
Tercera estrofa:
Se refiere a la Humanidad de Jesús, por un lado Hombre como nosotros y Compañero de Camino; y también, por lo mismo, Juez benigno y Misericordioso, premio y corona de la meta definitiva de todo creyente.
Se refiere a la Humanidad de Jesús, por un lado Hombre como nosotros y Compañero de Camino; y también, por lo mismo, Juez benigno y Misericordioso, premio y corona de la meta definitiva de todo creyente.
Cuarta estrofa:
Alude al Misterio de la Eucaristía, Alimento Viviente del peregrino, y de la Santísima Trinidad, Fuente y Principio del amor, de la santidad y de la unidad.
Alude al Misterio de la Eucaristía, Alimento Viviente del peregrino, y de la Santísima Trinidad, Fuente y Principio del amor, de la santidad y de la unidad.
Quinta estrofa:
Hace mención, por un lado, de uno de los signos más representativos del Brasil: el Cristo del Corcovado; y por otro, del misterio de la Iglesia, comunidad de comunidades, en cuyo seno se reúnen todos los pueblos de la Tierra.
Hace mención, por un lado, de uno de los signos más representativos del Brasil: el Cristo del Corcovado; y por otro, del misterio de la Iglesia, comunidad de comunidades, en cuyo seno se reúnen todos los pueblos de la Tierra.
Sexta estrofa:
Es la estrofa mariana del himno. La primera parte está inspirada en las palabras de San Bernardo de Claraval (Homilíae super “Missus est”, 2, 17). María es, a la vez el Lucero que nos guía, y el Alba que nos anuncia la venida inminente de Cristo, Día sin ocaso. La mención explícita a la advocación de Nuestra Señora Aparecida, por razones obvias, no podía faltar.
Séptima estrofa:
Esta última estrofa recuerda una característica peculiar de la Jornada Mundial de la Juventud de 2013 en Río de Janeiro: Se celebra durante el Año de la Fe, convocado por nuestro amado Papa emérito Benedicto XVI. Me parece que no es un dato menor.
Esta última estrofa recuerda una característica peculiar de la Jornada Mundial de la Juventud de 2013 en Río de Janeiro: Se celebra durante el Año de la Fe, convocado por nuestro amado Papa emérito Benedicto XVI. Me parece que no es un dato menor.
Se refiere también, a los frutos de toda Jornada, y especialmente a los de ésta: Si cumplimos con el mandato de Jesús, destacado en el lema oficial, una nueva esperanza crecerá para la Iglesia y para el mundo; una nueva luz disipará todo temor: En esta hora de tinieblas para la historia, cuando el relativismo pretende establecer su reinado, Cristo, Luz de Luz, está junto a nosotros tanto o más presente que en los primeros tiempos de la Iglesia. Es el Sol que sale para todos, que a todos nos ofrece su luz y su calor. Es imagen y anticipo del Nuevo Reino, hacia el que, impulsados por nuestro testimonio coherente, auténtico y convencido, deben marchar todos los pueblos del Planeta.
28 de junio de 2013, Vigilia de la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo.
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