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domingo, 14 de julio de 2013

Himno del Jubileo del Año 2000


 

S. Juan Pablo II abre la Puerta Santa 


El magno acontecimiento del Jubileo del Año 2000, convocado por el Gran Pontífice san Juan Pablo II, que presidió cada uno de sus eventos, fue la celebración que más convocatoria tuvo en la historia de la Iglesia.
Transcribo y comento a continuación el Himno oficial, grandiosa pieza literaria, exquisita en contenido teológico. Ofrezco la versión en italiano y luego, en español, comentada esta última.


GLORIA A TE, CRISTO GESÙ

Gloria a te, Cristo Gesù,
oggi e sempre tu regnerai!
Gloria a te! Presto verrai:
 sei speranza solo tu!
Sia lode a te!
Cristo Signore,
offri perdono,
chiedi giustizia:
I'anno di grazia
apre le porte.
Solo in te
pace e unità.
Amen! Alleluia!

Gloria a te, Cristo Gesù,
oggi e sempre tu regnerai!
Gloria a te! Presto verrai:
sei speranza solo tu!
Sia lode a te!
Cuore di Dio,
Con il tuo Sangue
lavi ogni colpa,
torna a sperare
l'uomo che muore.
Solo in te
pace e unità.
Amen! Alleluia!

Gloria a te, Cristo Gesù,
oggi e sempre tu regnerai!
Gloria a te! Presto verrai:
sei speranza solo tu!
Sia lode a te!
Prega con noi
la benedetta
Vergine Madre:
tu l'esaudisci,
tu la coroni.
Solo in te
pace e unità.
Amen! Alleluia!

Gloria a te, Cristo Gesù,
oggi e sempre tu regnerai!
Gloria a te! Presto verrai:
sei speranza solo tu!
Sia lode a te!
Tutta la Chiesa
celebra il Padre
con la tua voce
e nello Spirito
canta di gioia.
Solo in te
pace e unità.
Amen! Alleluia!

Gloria a te, Cristo Gesù,
oggi e sempre tu regnerai!
Gloria a te! Presto verrai:
sei speranza solo tu!


GLORIA A TI, CRISTO JESÚS

Cristo ayer y Cristo hoy,
Cristo siempre será el Señor.
Tú eres Dios y eres amor,
me has llamado ¡aquí estoy!

1. ¡Gloria al Señor! Suyo es el don,
gran Jubileo del perdón.
Tiempo de gracia singular:
sin medida su amor nos da ... ¡Amén! ¡Aleluia!

2. ¡Gloria al Señor! Vamos a Él,
a sus promesas siempre fiel,
siempre dispuesto a perdonar:
sin medida su amor nos da... ¡Amén! ¡Aleluia!

3. ¡Gloria al Señor! Que se encarnó
y por nosotros padeció
sobre una Cruz hasta expirar:
sin medida su amor nos da... ¡Amén! ¡Aleluia!

4. ¡Gloria al Señor! El Niño Dios,
al que la Virgen alumbró
junto a Belén en un portal:
sin medida su amor nos da... ¡Amén ¡Aleluia!

5. ¡Gloria al Señor! En Nazaret,
humilde obrero del taller,
luz que en la sombra brilla ya,
sin medida su amor nos da... ¡Amén! ¡Aleluia!

6. ¡Gloria al Señor! El Buen Pastor
que en el redil su grey dejó
y a su ovejuela fue a buscar:
sin medida su amor nos da... ¡Amén! ¡Aleluia!

7. ¡Gloria al Señor! Maestro y Dios,
es el Camino, el Salvador;
Él nuestros pasos guiará,
sin medida su amor nos da... ¡Amén! ¡Aleluia!
y el Jueves Santo entregó
su Cuerpo y Sangre en vino y pan:
sin medida su amor nos da... ¡Amén! ¡Aleluia!

8. ¡Gloria al Señor! Él se inmoló
Cordero Santo y Redentor.
Para concordia universal:
sin medida su amor nos da... ¡Amén! ¡Aleluia!

9. ¡Gloria al Señor! Por el perdón,
desde la Cruz, el Buen Ladrón,
misericordia sin igual:
sin medida su amor nos da... ¡Amén! ¡Aleluia!

10. ¡Gloria al Señor! No haya temor,
este Milenio espera a Dios,
Jesús viviente volverá:
sin medida su amor nos da... ¡Amén! ¡Aleluia!

11. ¡Gloria a la Santa Trinidad,
y gloria a Dios en la unidad,
de nuestra fe, la luz vital:
sin medida su amor nos da... ¡Amén! ¡Aleluia!





El Himno en sí transmite la idea de que el Hijo de Dios, a lo largo de toda su Vida terrena, y también antes y después de ella, como Dios y Hombre verdadero, no ha hecho sino darnos su amor. Más aun, darse a Sí mismo, pues Él es el Amor.

El estribillo presenta a Cristo, Señor y Dios verdadero, Amor que llama y al que debemos responder.

La primera estrofa menciona al Jubileo del Año 2000, tiempo de amor, perdón y gracia, don del Señor a la humanidad.

La segunda estrofa se refiere a nuestro continuo "caminar" hacia el Señor que nos acompaña y nos espera, ofreciéndonos el perdón, siempre fiel a sus promesas.

La tercera estrofa es como un "Credo" en miniatura. Se refiere a la Encarnación del Hijo de Dios, celebrada en este Jubileo, a la Pasión y Muerte en Cruz, única razón de ser de dicha Encarnación y causa de nuestra salvación.

La cuarta estrofa nos invita a contemplar el misterio de ternura de Dios Niño, nacido de María en el humilde portal de Belén. No hay que olvidar que las celebraciones navideñas fueron el marco celebrativo del Año Santo. En efecto, el Jubileo comenzó en Roma en la Nochebuena de 1999, antes de cuya Misa de medianoche tuvo lugar el Rito de Apertura del la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. En el resto del mundo el inicio del Jubileo se realizó al día siguiente, solemnidad de la Natividad del Señor. Por su parte, la Clausura del Jubileo en el mundo, se realizó al atardecer del 5 de enero de 2001, en las primeras vísperas de la Epifanía. En Roma fue en esa misma solemnidad, el 6 de enero, en que san Juan Pablo II cerró la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, y encomendó realizar lo propio con las otras tres basílicas papales a sendos cardenales.

La quinta estrofa menciona la vida de Jesús en el Taller de Nazaret, en donde aprendió de José, su amado padre adoptivo, el humilde oficio de carpintero. La metáfora de la luz en esta estrofa describe a Jesús como Aquel que, aun no realizando todavía los grandes prodigios que habría de efectuar en su vida pública, igualmente ya resplandecía como Fuente de toda gracia y santidad, Dios y Hombre que pone su morada entre los hombres para llevarlos a Dios.

La sexta estrofa retoma la conocida y tan apreciada imagen bíblica del Buen Pastor que deja las noventa y nueve ovejas del rebaño y sale en busca de la perdida. De hecho, en todo Jubileo, esta realidad se hace más patente pues es tiempo de gracia sobreabundante, de búsqueda, hallazgo y acogida amorosa del pecador, quien recibe el perdón y la misericordia de Dios.

La séptima estrofa presenta a Cristo Dios como Maestro y Salvador, que guía nuestros pasos y se nos entrega en el Sacramento del Amor. El Jubileo del Año 2000 tuvo como centro al Sacramento de la Eucaristía, según voluntad expresa del mismo santo Papa Juan Pablo II.

La octava estrofa habla de la inmolación de Cristo, el Cordero, para lograr la unidad y la salvación de la humanidad.

La novena estrofa se refiere al perdón de Dios -como hemos comentado, tópico del Año Jubilar- manifestado tan elocuentemente en la figura bíblica del Buen Ladrón que lo fue tanto, que pudo "arrebatar" la salvación eterna al único que podía dársela, el Señor Jesucristo.

La décima estrofa  se hace eco de la tantas veces repetida exhortación bíblica: Ne timeas! ¡No temas! es una invitación a no tener miedo y a confiar en el amor y en la misericordia de Dios en el Nuevo Milenio.
La alusión a la Segunda Venida del Señor no podía faltar en este Himno, cántico de esperanza y de confianza en las fidelidad de Dios a todas sus promesas.

La undécima estrofa, como es común en los himnos litúrgicos, tiene carácter doxológico. Se refiere a la Santísima Trinidad. San Juan Pablo II al convocar al Jubileo en la Bula Incarnationis Mysterium, estableció un trienio de preparación. El primer año, 1997 estuvo centrado en la Persona de Jesucristo; el segundo, en 1998, en la del Espíritu Santo; y el tercero, en 1999, en la del Padre. Así, el Año 2000, según el deseo del Papa Wojtila, fue un cántico de alabanza y glorificación a la Trinidad.


 
S. Juan Pablo II cierra la Puerta Santa 



14 de julio de 2013, domingo XV "durante el año".
Apertura del Año Jubilar con motivo del cuarto centenario de la muerte de San Camilo de Lelis. Entrada dedicada a este santo.
(Última actualización de la entrada: 9/5/24).

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