MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO
Misal: Textos bíblicos y eucológicos (en negro); rúbricas: rojo.
Guion: marrón.
Guion: marrón.
Comentario del blog: azul.
En el tiempo de Adviento la liturgia recuerda todos los días el mensaje de Gabriel a la Santísima Virgen María: «El ángel Gabriel dijo a María: "Alégrate, Llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres"» (Ant. Sex); y le suplica también cada día: «Madre del Redentor... Recibe el saludo del ángel Gabriel, y ten piedad de nosotros, pecadores» (Ant. fin).
El consentimiento de la Virgen, que, según el beneplácito de Dios, precedió a la Encarnación (cf. LG 56), tiene una gran importancia en la historia de la salvación, ya que la Encarnación del Verbo es la restauración del hombre.
Este misterio de nuestra salvación la liturgia romana lo conmemora no sólo en la solemnidad del día 25 de marzo, sino también, al acercarse la Natividad del Señor, el día 20 de diciembre y sobre todo el cuarto domingo de Adviento del año B, ya que la celebración de este misterio concuerda perfectamente con la índole y naturaleza del tiempo de Adviento.
Por esto la Misa de la Virgen María en la Anunciación del Señor se emplea con mucha propiedad siempre que, en el tiempo de Adviento, se ha de celebrar, con causa justa, la memoria de la Madre del Señor.
En este formulario se lee la profecía de la virgen que ha de dar a luz («Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo»: 1ª Lectura, Is 7, 10-14; 8, 10c) y el anuncio de Gabriel a la Virgen de Nazaret («Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo»: Evangelio, Lc 1, 26-38).
Esta Misa se celebraba antiguamente el miércoles de las Témporas de Adviento y, durante la Edad Media, se le llamaba con frecuencia «Misa áurea», a causa de su belleza.
El formulario se halla en el Misal Romano, Común de santa María Virgen, en tiempo de Adviento, excepto el Prefacio, que está tomado de la Misa de la solemnidad de la Anunciación del Señor (día 25 de marzo). Nótese que, de la eucología de la solemnidad, solamente se toma el Prefacio y no todos los textos, pues éstos son propios del día 25 de marzo.
Introducción
El anuncio del arcángel Gabriel a María y el sí de ella señala el momento preciso en que el Verbo eterno de Dios se reviste de nuestra carne; es el instante sagrado en que se abrazan, ya de manera indisoluble, la divinidad y la humanidad.
El tiempo bendito de Adviento nos invita a contemplar con particular atención este misterio de nuestra unión con Dios. Y la actualización del Sacrificio de Cristo, razón de ser de su Encarnación, es la ocasión privilegiada para ello.
Antífona de entrada Is 45, 8
Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad la victoria; ábrase la tierra y brote la salvación.
Oración colecta
Dios todopoderoso, que, según lo anunciaste por el ángel, has querido que tu Hijo se encarnara en el seno de María, la Virgen, escucha nuestras súplicas y haz que sintamos la protección de María los que la proclamamos verdadera Madre de Dios. Por nuestro Señor Jesucristo.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura
"Es Virgen y Madre. ¿Qué no es?", dice san Efrén, diácono y doctor de la Iglesia, refiriéndose a María, la Mujer por excelencia, siempre presente, implícita o explícitamente -como en este caso- en las profecías mesiánicas.
Mirad, la Virgen está encinta
Lectura del Profeta Isaías 7, 10-14; 8, 10
En aquel tiempo, dijo el Señor a Acaz:
— Pide una señal al Señor tu Dios en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.
Respondió Acaz:
— No la pido, no quiero tentar al Señor.
Entonces dijo Dios:
— Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, sino que cansáis incluso a Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal:
«Mirad: la Virgen está encinta y da a luz un hijo,
y le pone por nombre Emmanuel,
que significa “Dios–con–nosotros”.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 39, 7-8a. 8b-9. 10. 11 (R.: 8a y 9a)
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy.» R.
«-Como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R.
No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. R.
En lugar de esta lectura con su salmo, puede utilizarse la que figura en el Apéndice (del Misal de la Virgen), núm. 6
Aleluya
La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria.
Evangelio
"Hágase en mí según tu palabra". Las humildes palabras de la doncella de Nazaret siguen resonando en la Iglesia cada vez que decimos "sí" a un Dios que no se cansa de salir a nuestro encuentro.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo
+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
— «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú eres entre las mujeres.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
— «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel:
— «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
— «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo, que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó:
— «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
R. Danos un corazón humilde, Señor.
-Como a María, tu Madre, y para la edificación y extensión de tu Santa Iglesia, te suplicamos...R.
-Como a San José, a David, Isaías y todos los justos que hicieron de tu Ley una norma de vida, te solicitamos...R.
-Para que nos acerquemos con amor al hermano necesitado, por quien Cristo se encarnó, nació, murió, resucitó, y con quien quiere identificarse, te rogamos...R.
-Para que en este santo Adviento, tiempo de esperanza y conversión, seamos instrumento de reconciliación entre quienes están enemistados, te pedimos...R.
-Para que como el arcángel Gabriel e iluminados por él, seamos tus fieles mensajeros, te imploramos...R.
En lugar de este evangelio puede utilizarse el que figura en el Apéndice (del Misal de la Virgen), núm. 17
Oración de los fieles
R. Danos un corazón humilde, Señor.
-Como a María, tu Madre, y para la edificación y extensión de tu Santa Iglesia, te suplicamos...R.
-Como a San José, a David, Isaías y todos los justos que hicieron de tu Ley una norma de vida, te solicitamos...R.
-Para que nos acerquemos con amor al hermano necesitado, por quien Cristo se encarnó, nació, murió, resucitó, y con quien quiere identificarse, te rogamos...R.
-Para que en este santo Adviento, tiempo de esperanza y conversión, seamos instrumento de reconciliación entre quienes están enemistados, te pedimos...R.
-Para que como el arcángel Gabriel e iluminados por él, seamos tus fieles mensajeros, te imploramos...R.
En lugar de este evangelio puede utilizarse el que figura en el Apéndice (del Misal de la Virgen), núm. 17
Liturgia de la Eucaristía
Ofertorio
Como María, en este momento hacemos ofrenda de nosotros mismos a Dios Padre, junto a Cristo, que ha querido revestirse de nuestra humanidad para hacernos herederos de la gloria.
Oración sobre las ofrendas
El Espíritu Santo, que fecundó con su poder el seno de María, santifique, Señor, las ofrendas que te presentamos sobre el altar. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
La bienaventurada Virgen María oyó confiadamente al mensajero celeste
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque la Virgen creyó el anuncio del ángel:
que Cristo, por obra del Espíritu Santo,
iba a hacerse hombre por salvar a los hombres;
y lo llevó en sus purísimas entrañas con amor.
Así, Dios cumplió sus promesas al pueblo de Israel
y colmó de manera insospechada
la esperanza de los otros pueblos.
Por eso,
los ángeles te cantan con júbilo eterno
y nosotros nos unimos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo.
Comunión
Cuerpo y Sangre de Cristo, Pan de Vida, Bebida de salvación. Misterio inefable que tuvo su origen en el seno purísimo de María.
Recibamos el Maná del Cielo que, en la Mesa de la Sagrada Cena, se nos legó como el más precioso testamento y que se perpetúa hasta el final de los tiempos.
Antífona de comunión Is 7, 14
Mirad: la Virgen está encinta y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Dios-con-nosotros.
Oración después de la comunión
Señor, que los sacramentos que hemos recibido nos otorguen siempre tu misericordia, y, por la encarnación de tu Hijo Jesucristo, salva a los que veneramos fielmente la memoria de su Madre, la Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Despedida
Por su Encarnación, Dios Hijo nos ha unido a Sí para siempre. Animados por esta esperanza, vayamos al mundo como testigos del Evangelio de Vida.
2 de agosto de 2014, memoria litúrgica de san Eusebio de Vercelli, obispo, y de san Pedro Julián Eymard, presbítero.
Conmemoración de Nuestra Señora de los Ángeles.
Conmemoración de la beata Juana de Aza, madre de Santo Domingo de Guzmán.
Día de la Porciúncula.
Despedida
Por su Encarnación, Dios Hijo nos ha unido a Sí para siempre. Animados por esta esperanza, vayamos al mundo como testigos del Evangelio de Vida.
2 de agosto de 2014, memoria litúrgica de san Eusebio de Vercelli, obispo, y de san Pedro Julián Eymard, presbítero.
Conmemoración de Nuestra Señora de los Ángeles.
Conmemoración de la beata Juana de Aza, madre de Santo Domingo de Guzmán.
Día de la Porciúncula.
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