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domingo, 5 de octubre de 2014

Misas de la Virgen XV (Tiempo de Pascua I): "La Virgen María en la Resurrección del Señor"






Misal: Textos bíblicos y eucológicos (en negro); rúbricas: rojo.
Guion: marrón.
Comentario del blog: azul.


MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO

Con el título de La Virgen María en la Resurrección del Señor, se propone una Misa que, exceptuando la Antífona de entrada y el Prefacio, se halla en el Misal Romano, Común de Santa María Virgen, en tiempo pascual, pp. 710-711, cuyos textos destacan por su doctrina y belleza.
Esta Misa celebra la Resurrección del Señor y el gozo que de ella se deriva:
- en todo el mundo, que Dios Padre, «por la Resurrección de (su) Hijo, / nuestro Señor Jesucristo,» ha «llenado... de alegría» (ea); por esto el día de la Resurrección del Señor fue «el día de la luz y de la vida, / en el que, desvanecida la noche de la muerte, / el mundo entero saltaría de gozo» (Prefacio);
- en la Iglesia naciente, que, «al ver de nuevo a su Señor inmortal, /se alegraría entusiasmada» (Prefacio; cf. Lc 24, 41; Jn 20, 20);
- en la Virgen Madre, a la que Dios, «en la Resurrección de Jesucristo,» colmó «de alegría» (Prefacio).
La Iglesia, por tanto, saluda a la Virgen y la invita a alegrarse: «Alégrate, Virgen Madre, porque Cristo ha resucitado del sepulcro» (Antífona de comunión); «Alégrate, Madre de la luz, porque Cristo, el Sol de justicia, ha vencido las tinieblas del sepulcro e ilumina el mundo entero» (Antífona de entrada); «Dios te salve, Santa María, / que, sufriendo junto a la Cruz, / compartiste los dolores del Hijo; / ahora gozas de una serena alegría» (Aleluya).
La Santísima Virgen, que «había concebido al Hijo creyendo» y «creyendo esperó su Resurrección» (Prefacio), es el modelo de la fe con que los discípulos confiesan a Cristo «nacido de la Virgen, / Dios y hombre verdadero» y «por la fuerza salvadora de su Resurrección» esperan «llegar a las alegrías eternas» (Oración después de la comunión).

Introducción

En este tiempo pascual nos unimos a la alegría de la Madre del Resucitado, y sintiéndola presente en medio de nosotros, celebramos la Santa Misa, que actualiza la inmolación del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Antífona de entrada

Alégrate, Madre de la Luz, porque Cristo, el Sol de justicia, ha vencido las tinieblas del sepulcro e ilumina el mundo entero. Aleluya. 

La siguiente colecta es la más conocida de la Virgen en el Tiempo Pascual. Con ella se concluyen muchos actos litúrgicos y piadosos de ese tiempo, como por ejemplo, la recitación de la venerable antífona mariana Regina caeli.

Oración colecta 

Oh, Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por nuestro Señor Jesucristo. 

Liturgia de la Palabra

Primera lectura

La nueva Jerusalén es imagen de María, Madre del Amor y Reina de la gloria, que congrega en su regazo a todos los pueblos del Planeta.

Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.

Lectura del libro del Apocalipsis 21, 1-5a.

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva,
porque el primer cielo y la primera tierra han pasado,
y el mar ya no existe.
Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén,
que descendía del cielo, enviada por Dios,
arreglada como una novia que se adorna para su esposo.
Y escuché una voz potente que decía desde el trono:
— Ésta es la morada de Dios con los hombres:
acampará entre ellos.
Ellos serán su pueblo
y Dios estará con ellos.
Enjugará las lágrimas de sus ojos.
Ya no habrá muerte, ni luto,
ni llanto, ni dolor.
Porque el primer mundo ha pasado.
Y el que estaba sentado en el trono dijo:
«Ahora hago el universo nuevo.» 

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Is 61, 10a-d y f. 11; 62, 2-3

R. Tú, María, eres la ciudad de Dios en que habita la justicia.

Desbordo de gozo con el Señor,
Y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novia que se adorna con sus joyas. R.

Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos ante todos los pueblos. R.

Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios. R.

Aleluya

Dios te salve, santa María, que, sufriendo junto a la cruz, compartiste los dolores del Hijo; ahora gozas de una serena alegría.

Evangelio

Mientras María Magdalena y "la otra María" buscan en vano el Cuerpo muerto del Señor en el sepulcro, la más gloriosa de las Marías, la Madre del Dios viviente, aguarda con fe inigualable el cumplimiento de la promesa de su Hijo, que ha dicho "Resucitaré al tercer día".

Ha resucitado y va por delante de vosotros a Galilea

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 28, 1-10

En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres:
–«Vosotras, no temáis; ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado.
No está aquí. Ha resucitado, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis." Mirad, os lo he anunciado.»
Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo:
–«Alegraos.»
Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies.
Jesús les dijo:
–«No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.»

Palabra del Señor.


Oración de los fieles

R. Te imploramos con la Madre del Resucitado

-Para que la santa Iglesia de Dios, figura de la nueva Jerusalén, con renovado entusiasmo, pueda anunciar a todos los pueblos la Buena Nueva de la victoria pascual. R.

-Para que el Sumo Pontífice N, los obispos y sacerdotes, al desempeñar el ministerio pastoral, en su vida y en sus actos, hagan presente a Jesús Resucitado, Dios misericordioso y compasivo. R.

-Para que nuestros hermanos judíos, que niegan el mesianismo de Jesucristo, por la práctica del amor, sin saberlo, entren en comunión con Él, y así, sean salvos. R.

-Para que las personas que están física o espiritualmente privadas de su libertad, vean rotas sus cadenas, por el misterio de la Pascua del Señor. R.

-Para que las familias que viven en el amor, la paz y la unidad, dones pascuales del Señor, socorran con gestos concretos de escucha, consejo y ayuda a las que viven divididas. R.

Ofertorio

Presentemos los dones eucarísticos para el Sacrificio que nos hace contemporáneos de la Pascua de Cristo, nacido de la Virgen María, Hija de Sion.

Oración sobre las ofrendas 

Al celebrar la memoria de santa María, siempre Virgen, te presentamos, Señor, nuestras ofrendas y te suplicamos que tu Hijo Jesucristo, sacerdote y víctima en el altar de la cruz, nos socorra siempre con su gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Prefacio

La Bienaventurada Virgen esperó creyendo la Resurrección del Hijo

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Porque en la resurrección de Jesucristo, tu Hijo,
colmaste de alegría a la santísima Virgen
y premiaste maravillosamente su fe:
ella había concebido al Hijo creyendo,
y creyendo esperó su resurrección;
fuerte en la fe contempló de antemano
el día de la luz y de la vida,
en el que, desvanecida la noche de la muerte,
el mundo entero saltaría de gozo
y la Iglesia naciente, al ver de nuevo a su Señor inmortal,
se alegraría entusiasmada.

Por él,
los ángeles te cantan con júbilo eterno,
y nosotros nos unimos a sus voces,
cantando humildemente tu alabanza:

Santo, Santo, Santo. 


Comunión

En este momento de la Comunión del Cuerpo glorificado del Señor, pidamos a María, Madre del Pan de Vida, que nos enseñe a adorar a Jesús y que nos ayude a cumplir su voluntad.

Es tradicional de la liturgia mariana pascual la "invitación" que la Iglesia dirige a la Santísima Virgen para que se alegre por el triunfo de su Hijo. (La antífona Regina Caeli, a la que he aludido más arriba, es un ejemplo elocuente de ello). En efecto, María, la que más sufrió después de Cristo, es la que con mayor derecho ha de alegrarse por la Resurrección del Señor y por la redención de la humanidad:

Antífona de comunión 

Alégrate, Virgen Madre, porque Cristo ha resucitado del sepulcro. Aleluya. 

Oración después de la comunión

Dios todopoderoso, confírmanos en la fe de estos misterios que hemos celebrado, y, pues confesamos a tu Hijo Jesucristo, nacido de la Virgen, Dios y hombre verdadero, te rogamos que por la fuerza salvadora de su resurrección merezcamos llegar a las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Despedida

Celebrando la Eucaristía, nos unimos cada vez más al Cristo vivo; y contemplando a María, aprendemos a vivir como resucitados.


5 de octubre de 2014, Domingo XXVII del Tiempo Ordinario.
Apertura de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, esta vez, dedicado a la Familia.
-En la arquidiócesis de Córdoba, en Argentina, solemnidad de la patrona, Nuestra Señora del Rosario del Milagro. (Entrada dedicada a ella).

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