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sábado, 7 de noviembre de 2015

Guion: Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario





Formulario de Misa: aquí.


Ciclo B
 

Introducción

Si nos preguntáramos cuántos fieles están con nosotros en esta celebración, quizás responderíamos mencionando la cantidad de hermanos que estimamos presentes en este sagrado lugar. Sin embargo, si profundizásemos en el misterio de la Iglesia, tomaríamos conciencia de que, por ser uno solo  y único el Sacrificio de Cristo que en cada Misa se actualiza, todos aquellos que a lo largo de los siglos participaron de él, están de alguna manera presentes junto a nosotros.

En efecto, la Iglesia es un organismo vivo, que reúne en su seno a los hijos de Dios de todos los tiempos y lugares.
 
Demos gracias, pues, al Señor, porque nos hace partícipes de este gran misterio del Cuerpo Místico de Cristo que nos une a Él y entre nosotros para siempre.

Ofrecemos la Eucaristía por los pobres, en esta Jornada Mundial a ellos dedicada, instituida por Su Santidad Francisco. Ellos son, de veras, los hijos predilectos de Dios.
 

Si se emplea la fórmula III del Acto penitencial, pueden cantarse los siguientes tropos (Cf. Misa celebrada por el Papa Francisco, el 18/11/18, solemnidad del Aniversario de la Dedicación de la Basílica de San Pedro*):


Señor que eres el Eterno Sacerdote de la Nueva Alianza, Kyrie, eleison

Cristo, que nos edificas como piedras vivas del Templo Santo de Dios, Christe, eleison

Señor, que nos llamas a vivir con tus santos, en el Reino de los Cielos, Kyrie, eleison

O bien:

Acto penitencial (Misa papal del 17 de noviembre de 2024, en ocasión de la Jornada Mundial de los pobres):

Acto penitencial

Queridos hermanos, con la mirada fija en Jesucristo, hecho pobre por nosotros y rico de amor hacia todos, reconozcámonos necesitados de la misericordia del Padre:


Liturgia de la Palabra

Primera lectura: Dan. 12, 1-3

La profecía de Daniel anuncia el final de los tiempos y la resurrección de nuestros cuerpos mortales; unos, para la eterna condenación; otros para la eterna felicidad.

Segunda lectura: Heb. 10, 11-14. 18

Así como uno solo es el Sumo y Eterno Sacerdote que nos reconcilia con el Padre, igualmente uno y único es el Sacrificio que Él ofrece para lograr dicha reconciliación.

Evangelio: Mc. 13, 24-32

Una gran conmoción en el Cielo y la Tierra anunciará el Día del Juicio final, cuando el Salvador del mundo vendrá triunfante como Juez.


Oración de los fieles

Las siguientes preces, con breves adaptaciones, están tomadas de la Misa de Clausura de la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, sobre el tema "La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo", presidida por el Papa Francisco el domingo 25 de octubre de 2015 en la Plaza de San Pedro, junto a los padres sinodales:

Al Padre de los pobres, dirijamos nuestra súplica de hijos:

R. Te rogamos, óyenos

-Oremos por el Sumo Pontífice y por todos los obispos.

+Unidos a los sentimientos del Corazón de Jesús, ofrezcan sin reservas su existencia para la salvación y la santificación de los hermanos. Invoquemos al Señor. R.

-Oremos por las familias cristianas.

+Nutridas por la gracia de los sacramentos, redescubran la frescura del amor recíproco para afrontar las alegrías y las penas de la vida cotidiana. Invoquemos al Señor. R.

-Oremos por los gobernantes, economistas y empresarios.

+Apoyados en el deseo de la justicia y el bien, ideen nuevas estrategias y soluciones para favorecer el bienestar de todos y custodiar la creación. Invoquemos al Señor. R.

-Oremos por los pobres, por los que sufren y por los que están solos.

+Fortalecidos por la cercanía de sus hermanos, encuentren consuelo en el sufrimiento, para reemprender con esperanza el camino de la vida. Invoquemos al Señor. R.

-Oremos por los misioneros.

+Animados con el espíritu de franqueza, anuncien a todos que el Señor los llama para entrar en la comunión de amistad con Él, y sean testigos del Reino que viene. Invoquemos al Señor. R.

O bien:

*Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa de la solemnidad del Aniversario de la Dedicación de la Basílica papal de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, presidida por el Papa Francisco el domingo 18 de noviembre de 2018,  en la misma "sacrosanta Basílica, en la cual resplandece de manera eminente la figura y la misión del apóstol Pedro, por cuyos méritos y doctrina, gracias a la benignidad del Señor, queremos ser siempre custodiados" (Cf. Colecta de la Misa propia de la solemnidad de la Dedicación de la Basílica de San Pedro). Fue la II Jornada Mundial de los pobres, que había sido instituida por el mismo Pontífice:

Hermanos queridos, a Dios Padre Omnipotente, que enriquece nuestra vida con su amor, elevemos confiados nuestra plegaria:

R. Te rogamos, óyenos

-Dona, Padre, al Papa N y a todos los obispos, la misma franqueza evangélica del apóstol Pedro, para enseñar a los ignorantes y amonestar a los pecadores. R.

-Ayuda a los gobernantes y legisladores, a encontrar recursos y medios para socorrer a los pobres, dar de comer a los hambrientos, de beber a los sedientos, y vestir a los desnudos. R.

-Pon tus palabras en los labios de los sacerdotes, y sostenlos en la obra de consolar a los afligidos y de aconsejar a los que dudan. R.

-Sostén con tu gracia a todos los bautizados, y hazlos capaces de perdonar las ofensas, de soportar con paciencia a las personas molestas, y de servir a enfermos, peregrinos y encarcelados. R.

-Consuela con la esperanza de la Vida eterna a quienes sufren por la muerte de sus seres queridos, y acoge en el Paraíso a nuestros difuntos, en la espera de la resurrección de los cuerpos. R.

Oración conclusiva

"Escucha, Padre, nuestra plegaria, ven en ayuda de nuestra pobreza y cólmanos de tu presencia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

O bien:

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa en ocasión de la Jornada Mundial de los pobres, presidida por el Papa Francisco, el 17 de noviembre de 2024, en la Basílica de San Pedro:

A Dios, Padre bueno y providente, dirijamos confiados nuestras súplicas:

R. Te rogamos, óyenos.

-Infunde, Padre, tu Espíritu en la Iglesia. Que ella conserve intacta la fe, peregrine en esperanza y siempre esté animada por la auténtica caridad. R.

-Sostén, Padre, a nuestro Papa N, a los obispos y presbíteros. Acrecienta en ellos los mismos sentimientos del Señor Jesús y hazlos conformes con el Misterio que celebran en el Altar. R.

-Asiste, Padre, a tus hijos que viven en la indigencia. Dales el consuelo de tu amistad y de la presencia de hermanos atentos y generosos. R.

-Guía, Padre, las decisiones de los gobernantes. Libres de los propios intereses, promuevan la dignidad y el bien de toda persona. R.

-Convierte, Padre, el corazón de todo hombre con tu gracia. Que ninguno permanezca prisionero del pecado y que a todos sea anunciada la esperanza de la Vida eterna. R.

Oración conclusiva

"Escucha, Padre, la voz de nosotros, tus hijos, y en tu bondad, cólmanos con tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor".

A continuación, se propone como oración conclusiva de las preces una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Oh, Dios, Principio y Fin de todas las cosas, que reúnes a la humanidad en el Templo viviente de tu Hijo, haz que, por medio de los acontecimientos alegres y tristes de este mundo, tengamos fija la esperanza en tu Reino, seguros de que con nuestra paciencia, poseeremos la vida (eterna). Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ofertorio

Al acercar estos dones de pan y vino al Altar, nos sumamos espiritualmente a la ofrenda personal que han hecho de sí quienes nos precedieron y la que harán las futuras generaciones. No olvidemos que la ofrenda que más agrada a Dios es la de los pobres, de humilde corazón.


Comunión

Si creemos de verdad, y no solamente de palabra, que Jesús está verdaderamente presente en la Eucaristía, como nos lo enseña la santa fe católica, examinemos nuestro corazón para comprobar si estamos verdaderamente preparados para recibir, en este momento, el más grande de los dones.


Despedida

Que nuestra voz se escuche por todas partes: hemos experimentado el amor de Dios. Creemos que Él se ha hecho Pan de vida y anhelamos su segunda Venida. Él es nuestra única Riqueza.


7 de noviembre de 2015, en algunos países, memoria litúrgica de la Santísima Virgen, Madre y Medianera de la Gracia, e inicio del mes de María. 
Entrada dedicada a ella.
(Última actualización de la entrada: 17/11/24).


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