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viernes, 1 de enero de 2016

Bendición de una nueva puerta de la Iglesia

Francisco y Benedicto ante la Puerta Santa (Basílica de San Pedro, 08/12/15)



Texto comentado

Bendicional: en negro; (oración de bendición: negrita cursiva).
(Se conservan los números de secciones y parágrafos tal y como se hallan en el Bendicional: negrita. También en negrita me permito realzar algunas cuestiones litúrgicas del texto del Bendicional, incisos que, a mi criterio, merecen especial consideración).
Comentarios del blog: azul.

En esta primera entrada del año civil, quiero compartir con ustedes la  siguiente bendición litúrgica, debido a dos razones particulares: 

-la celebración en este día, por parte del Papa Francisco, del "Rito de la Apertura de la Puerta Santa de la Basílica de Santa María la Mayor", en el marco del Jubileo de la Misericordia.

-el inicio del año civil con el mes de enero, término que etimológicamente significa "puerta", en el sentido de "inicio", "apertura".

El capítulo XXX del Bendicional ofrece el rito de la "Bendición de una nueva puerta de la Iglesia"; este se incribe dentro de la tercera parte, que trata sobre la "bendición de cosas destinadas a la liturgia y devoción":

BENDICIÓN DE UNA NUEVA PUERTA DE LA IGLESIA

1048. En algunas celebraciones litúrgicas, como en el bautismo, el matrimonio y las exequias, los fieles son recibidos en la puerta de la iglesia. Por ella entran también en la iglesia, en determinados días del año litúrgico, al terminar la procesión. Por esta razón resulta oportuno que la puerta de la iglesia, tanto en su estructura como en su ornato artístico, aparezca como un signo de Cristo, que dijo: «Yo soy la puerta de las ovejas» (Jn 10, 7), y como signo también de los que han recorrido el camino de la santidad, que conduce a la morada de Dios.

La teología de la "puerta" como símbolo e imagen de Cristo ha sido desarrollada por la Iglesia desde la introduccción, a finales del siglo XV, del sugestivo rito de apertura y clausura de las "Puertas Santas" de las cuatro basílicas papales de la Ciudad eterna de Roma: San Juan de Letrán, San Pedro, Santa María la Mayor y San Pablo extra-muros. Desde entonces y hasta nuestros días, tales ritos se han ido enriqueciendo de tal manera, que esas "Puertas Santas" se han convertido en el distintivo más elocuente de los Jubileos. Inolvidables serán las imágenes de esas "Puertas" transmitidas al mundo en los Jubileos de fines del siglo XX y principios del XXI: el Jubileo extraordinario de la Redención convocado por San Juan Pablo II (25/03/83-22/04/84): el Gran Jubileo ordinario del Tercer Milenio, convocado por el mismo Pontífice para el Año Santo 2000 (24/12/99-06/01/01); el Jubileo extraordinario de la Misericordia convocado por el Papa Francisco (08/12/15-20/11/16). Este último enriqueció la teología de la "puerta" por la original decisión del Pontífice  de inaugurar durante el Año de gracia una "puerta de la Misericordia" en cada iglesia del mundo.

1049. La construcción de una nueva puerta de la iglesia puede brindar una ocasión propicia para recordar a los fieles un acontecimiento externo de cierta relevancia, pero al mismo tiempo y sobre todo para evocar en ellos el significado íntimo y profundo de todo lo que es y representa el recinto sagrado al que da acceso la puerta. De ahí que resulte oportuno dirigir a Dios una oración peculiar para cuando se celebra la bendición de las puertas de las iglesias, y con tal motivo reunir a los fieles, aprovechando así esta coyuntura para que escuchen la palabra de Dios y eleven a él sus plegarias.

1050. Este formulario puede utilizarlo el sacerdote, el cual, respetando la estructura del rito y los elementos principales de que consta, puede adaptar cada una de sus partes a las circunstancias concretas del lugar y de las personas.

RITO DE LA BENDICIÓN

RITOS INICIALES

1051. Reunida la comunidad, puede entonarse ante la puerta de la iglesia un canto adecuado, por ejemplo, la antífona:

R. ¡Portones!, alzad los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas.

Con el salmo 23 (24), u otro canto adecuado.

Salmo 23 (24)

Del Señor es la tierra y cuanto la llena, 
el orbe y todos sus habitantes: 
él la fundó sobre los mares, 
él la afianzó sobre los ríos. R.

—¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro? R.

—El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación. R.

—Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R.


—¿Quién es ese Rey de la gloria?
—El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra. R.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R.

—¿Quién es ese Rey de la gloria?
—El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria. R.

Terminado el canto, el celebrante dice:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Todos se santiguan y responden:

Amén.

1052. Luego el celebrante saluda a los presentes, diciendo:

La gracia y la paz estén con todos vosotros, en la santa Iglesia de Dios.

El saludo litúrgico precedente está tomado de la Misa de Dedicación de un templo.

U otras palabras, tomadas preferentemente de la sagrada Escritura.

El pueblo responde:

Y con tu espíritu.

O de otro modo adecuado.

1053. Luego el celebrante habla brevemente a los fieles para disponer su ánimo a la celebración y explicar el significado del rito; puede hacerlo con estas palabras u otras semejantes:

Hemos venido aquí, hermanos, para bendecir la puerta de esta iglesia. Asistamos con devoción a esta ceremonia y pidamos humildemente al Señor que todos los que traspasen sus umbrales para entrar en la iglesia con el fin de escuchar la palabra de Dios y celebrar los sagrados misterios sigan con rectitud de corazón la voz de Cristo, que se proclama a sí mismo puerta de la vida eterna.

Lo que he remarcado en este parágrafo explica claramente que la "puerta" de una iglesia, como eminente signo cristológico, es un sacramental en sí misma, que a la vez se ordena, por así decirlo, y nos "conduce" a la celebración del más grande de los sacramentos, que es el de la Eucaristía, memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

1054. Terminada la monición, el celebrante dice:

Oremos.

Y todos oran durante algún tiempo en silencio. Luego el celebrante prosigue, con las manos extendidas:

Señor, Dios nuestro, que has querido que tu pueblo se llamara Iglesia, haz que, reunida en tu Nombre, te venere, te ame, te siga y, guiada por ti, alcance el reino que le has prometido.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS

1055. Luego el lector, uno de los presentes o el mismo celebrante, lee un texto de la sagrada Escritura.

Ap 21, 2-3. 23-26: Vi la ciudad santa, que descendía del cielo, enviada por Dios

Escuchad ahora, hermanos, las palabras del libro del Apocalipsis.

Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono:
—«Esta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios.»
La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero. A su luz caminarán las naciones, y los reyes de la tierra llevarán a ella su esplendor, y sus puertas no se cerrarán de día, pues allí no habrá noche. Llevarán a ella el esplendor y la riqueza de las naciones.

Palabra de Dios.

1056. Pueden también leerse: Is 26, 1-9; Jr 7, 1-7; Jn 10, 1-10.

1057. Según las circunstancias, se puede decir o cantar un salmo responsorial u otro canto adecuado.

Salmo responsorial

Sal 117 (118), l-y.4. 15-16. 19-20. 22-23 (R.: 26)

R. Bendito el que viene en nombre del Señor.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia. R.

Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.» R.

Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Ésta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella. R
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R-

1058. O bien:

Sal 99 (100), 2. 3. 4. 5

R- (2b) Servid al Señor con alegría.

1059. El celebrante, según las circunstancias, exhorta brevemente a los presentes, explicándoles la lectura bíblica, para que perciban por la fe el significado de la celebración.

PRECES

1060. Si se estima oportuno, antes de la oración de bendición puede hacerse la plegaria común. Entre las invocaciones que aquí se proponen, el celebrante puede seleccionar las que le parezcan más adecuadas o añadir otras más directamente relacionadas con las circunstancias del momento.

"Fe firme en ella" dice la siguiente monición, habiendo nombrado a Cristo y refiriéndose a la Iglesia. Es que no hay certeza más plena de tener "fe firme" en Cristo, que profesándosela a la Iglesia, su Esposa y Cuerpo Místico, la administradora y distribuidora de sus dones; la única que puede hacer sacramentalmente presente al Señor en el aquí y el ahora de nuestra vida terrena:

Nosotros, que somos como piedras vivas edificadas sobre Cristo, piedra escogida, invoquémoslo en favor de su amada Iglesia y proclamemos nuestra fe firme en ella, diciendo:

R. Aquí está la casa de Dios y la puerta del cielo. (Gén. 28, 17).

Jesús, Señor, que eres el Pastor eterno y la puerta de las ovejas,
— amplía, congrega y protege tu grey. R

Jesús, Señor, que edificaste tu casa sobre roca,
— consolida a tu Iglesia en una fe firme y confiada. R.

Jesús, Señor, de cuyo costado salió sangre y agua,
— renueva a tu Iglesia con los sacramentos de la alianza nueva y eterna. R
Jesús, Señor, presente en medio de los que se reúnen en tu Nombre,
— escucha la oración unánime de tu Iglesia. R

Jesús, Señor, que, con el Padre y el Espíritu Santo, haces morada en los que te aman,
— lleva a tu Iglesia a su perfección por el amor. R.

Jesús, Señor, que nunca echas afuera a los que vienen a ti,
— recibe a todos los pecadores en la casa de tu Padre. R.

Las intercesiones que preceden son una adaptación de las propuestas en el "Común de la Dedicación de una Iglesia" (Liturgia Horarum). Por medio de imágenes bíblicas, decriben el misterio de la Iglesia viva que trasciende los confines del edificio material. 
La mentada adaptación radica, ante todo, en que estas comienzan con la invocación del Santísimo Nombre de Jesús, al que están dirigidas (las de la Liturgia de las Horas invocan al Padre). Se han cambiado también el orden de algunas invocaciones, y algunas expresiones, respecto del original latino.
La primera petición del formulario que nos ocupa, se estructura sobre una triple petición a partir de las imágenes bíblicas de Jesús, "Pastor" y "Puerta"; se Le suplica que acreciente, reúna y cuide a sus ovejas. La segunda petición se refiere implícitamente a San Pedro (y a sus sucesores), la "roca" firme sobre la que Dios quiso edificar su Iglesia, a fin de que fuera de veras incólume. La tercera, aludiendo al hecho bíblico del Costado abierto del Salvador, del que brotaron agua y sangre, se refiere a los sacramentos, en especial al del bautismo y la Eucaristía, simbolizados por esos dos elementos; precisamente de los sacramentos vive y se renueva la Iglesia. La cuarta se refiere puntualmente al misterio de la Iglesia constituida por miembros vivos, que somos los bautizados. La quinta trata del misterio de la "inhabitación trinitaria" en los creyentes, por la cual se realiza la "edificación" de la Iglesia. La última pretende dar cuenta de la Misericordia Divina, esperanza de salvación para los pecadores.

Sigue la oración de bendición, como se indica más adelante.

1061. Cuando no se dicen las preces, antes de la oración de bendición, el celebrante, con estas palabras u otras semejantes, invita a los fieles a orar, diciendo:

Queridos hermanos, hemos venido aquí con alegría, para inaugurar con la bendición divina la nueva puerta de esta iglesia. Invoquemos humildemente a Dios, pidiéndole que nos asista con su gracia.

Y, según las circunstancias, todos oran durante algún tiempo en silencio.


ORACIÓN DE BENDICIÓN

1062. El celebrante, con las manos extendidas, dice la oración de bendición:

Te bendecimos, Señor, Padre santo, que enviaste a tu Hijo a este mundo para reunir, con la efusión de su sangre, a los hombres, dispersos por la fuerza disgregadora del pecado, y para que fuera el Pastor y la Puerta de los que están agrupados en un solo redil, de manera que quien entre por ella se salvará, y podrá entrar y salir y encontrará pastos. Te suplicamos, Señor, que tus fieles, al entrar por esta puerta, por medio de Jesucristo, tu Hijo, puedan acercarse a ti, Padre, con un mismo Espíritu, y, al acudir a tu iglesia, confiados, por la fe en Cristo, manteniéndose constantes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión de la fracción del pan y en las oraciones, crezcan siempre para edificación de la Jerusalén celeste.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

1063. Después de la oración de bendición, el celebrante, según las circunstancias, rocía la puerta con agua bendita, pone incienso y la inciensa.

Aspersión propia del sacramental de bendición; incensación que recuerda la del Altar y los muros -lugares fijos- en el rito de Dedicación de un templo, dando cuenta de que también su materialidad es sagrada. En efecto, el templo material es, por decirlo de alguna manera, "sacramento" de la realidad espiritual de los cristianos como piedras vivas de la única Iglesia, fundada por Cristo y en Él, Piedra Angular, y edificada sobre la roca indefectible de la fe de Pedro y de los demás apóstoles.

CONCLUSIÓN DEL RITO

1064. Luego el celebrante bendice al pueblo, diciendo, con las manos extendidas sobre los fieles:

Dios, Señor de cielo y tierra, que ha querido hoy reuniros para la bendición de esta puerta, os conceda también que entréis por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos, y alcancéis así la herencia de la felicidad eterna.

R- Amén.

Y la bendición de Dios todopoderoso,

Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre.

R. Amén.

1065. Es aconsejable terminar el rito con un canto adecuado.


1° de enero de 2016, solemnidad de Santa María, Madre de Dios. 49° Jornada Mundial de la Paz.
Apertura de la Puerta Santa de la Basílica liberiana de Santa María la Mayor, en ocasión del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, convocado por el Sumo Pontífice Francisco.

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2 comentarios:

  1. Como seria el rito de bendición de una puerta del templo dentro de la celebración eucarística. Únicamente se utiliza la oración de bendición? en que momento se la realiza?
    Desde ya, agradezco tu respuesta. Saludo en Cristo y Maria.

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  2. ¡Santa espera del Señor para ti!

    Cada vez que una bendición puede realizarse dentro de la celebración eucarística, el Bendicional lo explicita. Si no lo hace, quiere decir que no se permite. No obstante, nada impide que el rito tenga lugar inmediatamente antes o después de ella. En este caso, pueden omitirse las preces, que siempre son optativas, y que, eventualmente, adoptan la forma de Oración de los fieles en la Misa.
    La Palabra de Dios no debe omitirse porque, en circunstancias normales, es una de las partes centrales de todo rito de bendición, al que ilumina y explica.

    Si el rito precede a la Misa, conviene que luego de la oración de bendición, omitida la bendición final de él, se entone el canto de entrada de dicha Misa, la cual seguirá como de costumbre y podrá concluirse oportunamente con aquella misma bendición final u otra.

    Si sigue inmediatamente a la Misa, el rito puede desarrollarse antes de la bendición final de esta (así se evitaría que hubiera en breves instantes dos bendiciones finales -la del rito y la de la Misa-).

    Que el Mesías esperado, Jesucristo, al que la liturgia de hoy llama "Oriente, Esplendor de la Luz eterna y Sol de justicia", ilumine tu vida de fe y mantenga encendida siempre en tu corazón la llama de la esperanza.

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