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lunes, 11 de julio de 2016

Guion: Domingo XVI del Tiempo Ordinario


Santas Marta y María de Betania con Jesús


Formulario de Misa: aquí.



Ciclo C

Introducción


"Sacramento de la caridad, la Santísima Eucaristía es el Don que Jesucristo hace de Sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por el hombre. En este admirable Sacramento se manifiesta el   `amor más grande´, aquel que impulsa a dar la vida por los propios amigos" (Cf. Jn. 15, 13). (S.S. Benedicto XVI, Exhortación Apostólica postsinodal Sacramentum caritatis, 1).

Hermanos:
Estamos aquí justamente porque sabemos que Jesús, como nos lo dará a entender el Evangelio de hoy, es lo mejor que alguien pueda elegir para sí mismo y para los demás. Y nunca estamos más cerca de Él que cuando participamos de su Sacrificio y nos nutrimos con su Carne y su Sangre.


Liturgia de la Palabra

Primera lectura: Gén. 18, 1-10a

La Presencia del Dios de la Vida, Uno y Trino, al que nos remiten los tres extraños personajes de esta lectura del Génesis, es promesa y garantía de fecundidad para la descendencia de Abraham, de la que nacerá el Mesías.

Segunda lectura: Col. 1, 24-28

Jesucristo es "Emmanuel", el Dios con nosotros. Este es el "Misterio que estuvo oculto por toda la eternidad", y que se nos ha revelado en la plenitud de los tiempos.

Evangelio: Lc. 10, 38-42

En santa María de Betania, contemplamos el modelo del "verdadero discípulo, que no piensa en sí mismo, sino que enseguida y ante todo se vuelve a su Maestro y se siente como transportado hacia Él" (San Juan Pablo II, homilía en la Misa a los empleados de las Villas Pontificias en Castelgandolfo, 17/07/83).

O bien:

Única monición para la Liturgia de la Palabra

Escuchemos la Palabra de Dios, fuente de luz, vida y esperanza en nuestro peregrinar hacia la Patria celestial. "Que ninguna otra palabra, venga de donde viniere, nos distraiga de nuestra adhesión de fe y de amor al Señor Jesús". (Cf. Ídem).


Oración de los fieles


Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas del formulario de la Santa Misa del Domingo XI del Tiempo Ordinario, presidida por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro, el 12 de junio de 2016, con motivo del "Jubileo de los enfermos y de las personas con capacidades diferentes", en el marco del Año Santo de la Misericordia:

Hermanos, estrechamente unidos al Misterio de la Cruz de Jesús, acudamos a la Misericordia del Padre:

R. Óyenos, Padre nuestro.

-Infunde tu Espíritu, oh, Padre, sobre el Papa, los obispos y los sacerdotes. Que sean fieles imitadores del Señor Jesús. R.

-Ilumina la mente de los gobernantes y de los administradores, llamados a decidir la suerte de los pueblos. Que sean servidores atentos de la dignidad de cada persona. R.

-Anima con tu caridad a cuantos se inclinan sobre la fragilidad de sus hermanos. Que reconozcan siempre en Ti la fuente del verdadero amor. R.

-Consuela con tu presencia a las personas marcadas con el sufrimiento o la tribulación. Que descubran el poder salvífico de la Cruz. R.

-Reúne con tu providencia a todos los pobres y excluidos. Que experimenten la proximidad de los cristianos. R.

Oración conclusiva

"Escucha, oh, Padre, nuestra oración y cólmanos de tu benevolencia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén". 


O bien:

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas del formulario de la Santa Misa del Domingo XVI del Tiempo Ordinario, presidida por el Papa León XIV en la Catedral de Albano (Itali), el 20 de julio del Año Jubilar 2025:

Oración de los fieles 

Hermanos, con la confianza filial que el Espíritu de Cristo suscita en nuestros corazones, elevemos nuestra oración a Dios Padre misericordioso:

R. Mirá con amor a tus hijos, Señor

-Por la Iglesia de Dios. 
Fiel a la escucha de la Palabra y al ejercicio de la misericordia, acoja a todos con amor y compasión. R.

-Por nuestro Papa N, por los obispos y por todos los misioneros del Evangelio.
Sean mensajeros de la verdad y testigos valientes de la paz. R.

-Por los que tienen responsabilidad de gobierno.
Iluminados por la gracia de Cristo, promuevan y defiendan en toda circunstancia la paz y la dignidad de la persona. R.

-Por las personas probadas por la enfermedad y la miseria y de todo tipo de tribulaciones.
Sostenidas y animadas por la caridad de los hermanos, alaben la bondad del Dios de la Vida. R.

-Por los jóvenes sedientos de luz y fraternidad.
Que sean acompañados a descubrir en el Señor Jesús la fuente de la verdadera alegría y de la entrega de sí mismos. R.

-Por nuestra diócesis y por nosotros, aquí reunidos.
Con el mismo corazón hospitalario de Marta y María, atendamos a las necesidades de quienes viven a nuestro lado y de no anteponer nada al amor del prójimo. R.

Oración conclusiva 

"Padre de toda bondad, que siempre escuchas la oración de quienes te invocan, concede a tu Iglesia perseverancia en buscarte, valor en anunciarte y humildad en dar testimonio de Ti. Por Jesucristo, nuestro Señor".
  
O bien:

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa de inicio del Jubileo de los jóvenes, presidida por monseñor Rino Fisichella, Proprefecto del Dicasterio para la Evangelización, en la Plaza de San Pedro, el 29 de julio del Año Santo 2025, en la memoria litúrgica de los santos Marta, María y Lázaro:

Hermanos:
También nosotros, como Marta, María y Lázaro, hemos escuchado a Jesús, nuestra Vida y nuestra Resurrección. Ahora, como el joven apóstol Juan, apoyamos nuestro oído en el Corazón de Cristo, para escuchar la plegaria que el Espíritu Santo nos inspira:

R. Cantaré eternamente la misericordia del Señor 

-Por la Iglesia, Esposa de Cristo, para que sea una ciudad en la cima del monte y un candelabro que haga resplandecer en el camino de la historia la luz del Señor, esperanza del mundo. R.

-Por el Papa N, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, para que fortalecido por la Palabra de Cristo y sostenido por la plegaria de la misma Iglesia, pueda confirmar en la fe al pueblo de Dios, especialmente a los jóvenes. R.

-Por la paz, la justicia y la fraternidad entre los pueblos, para que cesen la violencia y las guerras que hoy están ensangrentando la Tierra, y todos puedan vivir reconciliados, dispuestos a colaborar en el afianzamiento de una paz estable y duradera. R.

-Por los jóvenes, peregrinos de esperanza, para que experimenten la gracia del perdón y la misericordia de Dios, que es Puerta de salvación, Palabra de Vida eterna y Pan que sostiene nuestro caminar hacia el Reino de los Cielos. R.

-Por aquellos que sufren a causa de la guerra, de los problemas sociales y económicos, de la soledad y de la falta de sentido de la existencia, para que se encuentren con Cristo que da la Vida en abundancia. R.

-Por esta asamblea, que celebra el memorial del Sacrificio de Cristo, muerto y resucitado por nosotros, para que tengamos la fuerza de amar al prójimo como Él nos enseñó, y ser así eficaces testigos del Evangelio. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor". R.

Oración conclusiva

"Oh, Padre, que en la Pascua de tu Hijo, nos has abierto la fuente de toda santidad, llena la Tierra con el Don de tu Espíritu, y haz que por la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, podamos deleitarnos con la infinita belleza de tu Hijo Jesús, que vive y reina por los siglos de los siglos".

O bien:

A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:
 
"Padre sabio y misericordioso, danos un corazón humilde y dulce, para escuchar la Palabra de tu Hijo que aún resuena en la Iglesia reunida en su nombre, y para acogerlo y servirlo como huésped en la persona de nuestros hermanos. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ofertorio

"En el pan y el vino que llevamos al Altar, toda la creación es asumida por Cristo Redentor, para ser transformada y presentada al Padre". (S.S. Benedicto XVI, Exhortación Apostólica postsinodal Sacramentum caritatis, 47).



Comunión

Nos decía Su Santidad Benedicto XVI, que en el Sacramento de la Eucaristía, "el Señor se hace Comida para el hombre hambriento de verdad y de libertad". (Cf. Ídem, 2).

Recibámoslo, pues, y pidamos esos dones que caracterizan a los auténticos discípulos de Jesús.

O bien:

(Extracto adaptado de una oración de san Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia).

"Haz que nuestra alma tenga hambre de Ti, Pan de los Ángeles, alimento de las almas santas, Pan nuestro de cada día, lleno de fuerza, de toda dulzura y sabor, y de todo suave deleite.
Oh, Jesús, en quien se desean mirar los Ángeles: tenga siempre nuestro corazón hambre de Ti, y el interior de nuestra alma rebose con la dulzura de tu sabor; tenga siempre sed de Ti, fuente de vida, manantial de sabiduría y de ciencia, río de luz eterna, torrente de delicias, abundancia de la Casa de Dios...". Amén.


Despedida

La naturaleza misionera de la Iglesia se manifiesta de un modo particular al concluir la Misa, en que somos enviados a anunciar que el Señor está vivo entre nosotros y que no es ni será jamás ajeno a la historia de los hombres.


11 de julio de 2016, memoria litúrgica de san Benito, abad.
Entrada dedicada a él.
(Última actualización de la entrada: 26/7/25).

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