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lunes, 23 de enero de 2017

Guion: Domingo IV del Tiempo Ordinario





Formulario de Misa: aquí.


Ciclo A

Introducción

Hermanos, la santa Misa es a la vez Banquete pascual y Sacrificio perfecto, pero más esto último que aquello. Muchos pueden ser los banquetes, y entre ellos, el primero es el eucarístico. Pero el Sacrificio de redención es uno solo. Y Dios nos concede la gracia de celebrarlo en el aquí y ahora de nuestra historia.
Contemplemos a Cristo que se inmola, aunque ya no sufra. Él, Eterno Hijo de Dios, manifiesta su servicio más humilde, el de la redención, convirtiéndose en Siervo del hombre, en su sentido más pleno y profundo" (Cf. San Juan Pablo II, Carta a los sacerdotes, n. 7. Jueves Santo de 1995).

Que esta celebración sea una oportunidad para darle gracias y para unirnos a Él en una sola ofrenda al Padre.



Primera lectura: Sof. 2, 3; 3, 12-13

En la humilde búsqueda del Señor y en la confianza puesta en Él se halla el secreto de la verdadera paz y la esperanza de la salvación.

Segunda lectura: I Cor. 1, 26-31

Todo lo que somos y poseemos se lo debemos al Señor. Es lo que nos enseña el apóstol Pablo quien, desde la conversión, siempre fue consciente de su pequeñez y debilidad, por lo que se abandonó en las manos de Dios.

Evangelio: Mt. 4, 25_5, 12

Nos enseñaba san Juan Pablo II que "las bienaventuranzas son como el retrato de Cristo, un resumen de su vida, y por eso se presentan también como un ´programa de vida´ para sus discípulos" (Homilía en el Hipódromo de Monterrico, Perú, 02/02/85). Que el santo Papa polaco nos ilumine desde el Cielo, para que esta sea una realidad en nosotros.

O bien:
 
Las bienaventuranzas son la carta magna de los hijos de Dios que, aun reconociendo su debilidad, se esfuerzan por ser fieles a los Mandamientos.

Oración de los fieles

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa de Clausura de la XII Jornada Mundial de la Juventud, presidida en el Hipódromo de Longchamp (París) por San Juan Pablo II el 24 de agosto de 1997:

Alrededor de la Mesa eucarística, se realiza y se manifiesta la armoniosa unidad de la Iglesia, misterio de comunión misionera en el que todos se sienten hijos y hermanos, sin excepción ni diferencia de raza, lengua, edad, ambiente social y cultura. Enriquecidos por esta comunión con Cristo, abramos nuestros corazones al mundo entero y expresemos las súplicas y las esperanzas de todos aquellos que buscan la paz y la salvación:

R. Señor, ten piedad.

O bien:

R. Escúchanos, Tú que eres siempre fiel.

-En una época de grandes transformaciones, en la que vemos el declinar de las idiologías que parecían resistir a la usura del tiempo, la humanidad se encuentra a menudo incierta, confusa y preocupada:

+Recemos para que la Iglesia, en todas las regiones de la Tierra, sea el lugar en el que todo hombre que busca, pueda encontrar en Jesucristo al Maestro y al único Salvador del mundo. R.

-A menudo nos encontramos frente a las barreras de la superficialidad y del miedo, frente a la tentación del subjetivismo salvaje y de una vida resignada:

+Recemos por todos los jóvenes del mundo, para que busquen con generosidad la verdad, el bien y la justicia, y para que se comprometan en la construcción de un mundo que sea reflejo de la belleza y del amor de Dios. R.

-Jesús vive a nuestro lado; está en los hermanos que comparten nuestra vida cotidiana; su Rostro es el de los pobres, de los marginados y el de todos los que son víctimas de un falso modelo de desarrollo:

+Recemos  para que, viendo esas numerosas formas de pobreza, sepamos reconocer en ellas la presencia de Cristo sufriente y a acoger en el pobre al Señor que nos enriquece para toda la eternidad. R.

-Jesús está presente allí donde el corazón humano se abre al amor generoso y sincero, en especial donde el amor se vive en la Iglesia doméstica:

+Recemos para que nuestras familias sean el lugar de una experiencia auténtica de la presencia y de la acción de Cristo Salvador. R.

-Jesús es un amigo exigente que nos indica las cimas elevadas; nos pide salir de nosotros mismos para ir a su encuentro y confiarle enteramente nuestra vida:

+Recemos para que los jóvenes tengan la valentía de vencer el miedo y pongan totalmente su vida al servicio del Evangelio, a fin de manifestar al mundo entero el Rostro y el Corazón de Cristo. R.

Oración conclusiva

"Vuelve la mirada, Señor, sobre tu pueblo, y haz que la Iglesia sea para todos los hombres el signo visible y eficaz de salvación que nos das en tu Hijo muerto y resucitado, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".

O bien:

Las siguientes "intercesiones", con las necesarias adaptaciones, corresponden al Encuentro de oración del Papa Francisco con sacerdotes, diáconos, consagrados y seminaristas, en la Catedral de Notre Dame du Congo, en Kinshasa, República Democrática del Congo, el 2 de febrero de 2023:

Queridos hermanos y hermanas, a Jesús, que se ofreció totalmente al Padre, encomendemos nuestras oraciones, seguros de su fiel amistad.

R. Seguros de tu amor y confirmados en la fe, te rogamos, Señor.

-Señor Jesucristo, Sumo Sacerdote misericordioso, bendice la obra del Papa N y de los obispos. Dales discernimiento, sabiduría y fortaleza. R.

-Señor Jesucristo, en quien tiene perfecto cumplimiento toda profecía, aviva la fe y la esperanza de los sacerdotes, diáconos y seminaristas. Fortalécelos en el valor y la perseverancia. R.

-Señor Jesucristo, Luz de las naciones, haz resplandecer de santidad la vida de las personas consagradas. Cólmalas de sabiduría, humildad y caridad. R.

-Señor Jesucristo, sostén de los que están en la prueba, transfigura la existencia de los perseguidos, de los pobres y de los enfermos. Que experimenten consuelo, amistad y solidaridad. R. 

Oración conclusiva 

"Dios eterno y todopoderoso, Dios de majestad, te confiamos esta oración, por tu Hijo Unigénito, que ha asumido nuestra carne. Haz que, en Él, podamos,  ser presentados ante ti con el alma purificada. Por el mismo
 Cristo, nuestro Señor".

A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:
 
"Oh, Dios, que has prometido a los pobres y a los humildes la alegría de tu Reino, haz que la Iglesia no se deje seducir por los poderes del mundo, sino que a semejanza de los pobres del Evangelio, siga con fe a su Esposo y Señor, para experimentar la fuerza de tu Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".



Ofertorio

"Dios eterno, recibe el sacrificio de mi vida a favor del Cuerpo místico de la santa Iglesia. No tengo otra cosa que darte si no es lo que tú me has dado a mí".

En el momento del ofertorio, hagamos nuestras estas palabras que santa Catalina de Siena pronunció en su lecho de muerte, para que Dios reciba con agrado los dones que Le presentamos y acepte junto a ellos la ofrenda de nuestra vida.


Comunión


La Eucaristía es el "Manjar de las bienaventuranzas" porque nos da fuerzas para hacer de ellas una norma de vida y se convierte en el cumplimiento adelantado de las promesas del Señor hechas en el Sermón de la montaña.


Despedida


Al concluir la celebración, asumamos el compromiso de vivir el evangelio de las bienaventuranzas y de ser heraldos de él en los lugares adonde Dios quiera enviarnos.


23 de enero de 2017, conmemoración de san Ildefonso de Toledo, obispo. Entrada dedicada a él.
(Última actualización de la entrada: 29/1/23).

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