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jueves, 26 de enero de 2017

Santos Roberto, Alberico y Esteban, abades y fundadores: himnos litúrgicos


 


La Orden Cisterciense celebra cada 26 de enero, y con el grado de "solemnidad", a los santos abades Roberto, Alberico y Esteban. En la Liturgia de las Horas les dedica los siguientes himnos:


I Vísperas

Que se alegre con redoblado gozo la
mansión de los bienaventurados y que
nuestra asamblea salude con alabanzas
a los santos abades.

Dichoso monasterio del Císter,
una de las glorias de Francia,
que te alegras al recoger los frutos 
espléndidos de tus ramos.

En un lugar retirado y fértil fue plantado
un árbol nuevo que, por la abundancia de
gracia divina, dio origen a una
gran familia.

Desde aquí engendró numerosos y
fecundos vástagos que permanecieron
unidos a la madre por el vínculo de amor.

Floreciendo en la abundancia, escaló el
Cielo y mereció una corona de gloria como
recompensa de los frutos producidos.

Abundante gracia descienda por ti, oh,
María, de modo que nuestros monasterios
puedan continuar dando los frutos
de otro tiempo.

Te pedimos, oh, Cristo, poder seguir las
huellas de nuestros padres, para que,
imitándolos en los trabajos, participemos
de su gloria. Amén.


Oficio de lecturas

Acompañados de cítaras,
cantemos el comienzo de la Orden 
en la persona de los tres abades que, 
al renovar la austeridad de la Regla 
en la Tierra, anuncian el Cielo.

Brilla como una estrella
el retiro de los padres en el bosque
y atrae pronto a muchos; resplandecen aquí
bajo el cuerpo frágil, las huestes celestes.

Aquí renace la antigua piedad de los padres;
aquí, como antiguamente, la fe brilla en las costumbres;
aquí por la senda estrecha indicada por la Regla,
se corre con decisión.

Aquí reinan la paz, el reposo,
el amor santo; aquí se observa un riguroso silencio:
no se da tregua aunque el cuerpo en ayunas
suscite una callada protesta.

Aquí con noble fervor
se alaba a Dios y se trabaja con seriedad;
mientras la labor procede con entusiasmo
y la carne es dominada, el espíritu
se eleva hacia el Cielo.

Concede, oh, Trinidad Santa,
por intercesión de nuestros padres,
que los monjes, siguiendo el estrecho sendero
de la Regla, lleguen a los atrios
del Cielo, acompañados por todos los santos. Amén.

(Para laudes emplean un himno del "Común de monjes").

II Vísperas

Oh, padres, la gloria que os corona
de una aureola celeste,
nos ilumine a nosotros, que hemos
abrazado una misma profesión.

Vuestra actividad, palabras y vida
manifiestan espléndidamente los
frutos abundantes que produce la
Regla de nuestro padre y legislador.

Como un jardín lleno de flores, con
un huerto rebosante de frutos, por vosotros
el Císter resplandece de virtudes.

Vosostros, sabios, piadosos, prudentes
y deseosos de servir a los hermanos,
habéis reclutado muchos habitantes
para el  Cielo.

Ayudadnos a quienes seguimos la Regla
que vosotros amasteis, de modo que,
observándola con diligencia, sigamos
a Cristo, nuestro Rey.

Que nuestra comunidad pueda cantar
la gloria de la Trinidad cuando entremos
a formar parte de vustro rango
en la Patria Celestial. Amén.


26 de enero de 2017, en la Orden Cisterciense, solemnidad de los santoa abades Roberto, Alberico y Esteban. Entrada dedicada a ellos.

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