La Orden de San Agustín celebra cada 10 de septiembre la "fiesta" del presbítero san Nicolás de Tolentino, y en la Liturgia de las Horas propia canta estos himnos en su honor:
Oficio de Lectura
Con dulces cantos celebremos todos
del Rey eterno memorables dones;
con alegría sin cesar cantemos
sus maravillas.
Porque en la Iglesia santa y verdadera,
que por los siglos se acrecienta y salva,
esplende Nicolás, que es de Agustín
vástago digno.
Sus memorables y gloriosas obras
nadie podría celebrar bastante;
sus alabanzas, merecidas siempre,
nadie, cantarlas.
Santo que brilla en la Mansión celeste,
santo que encumbran pueblos y naciones;
a través de los siglos, en la historia,
su fama crece.
Gloria a Dios Padre, gloria al Unigénito,
y a Quien procede de Uno y Otro, gloria;
gloria a la excelsa Trinidad proclamen
todos los seres. Amén.
Laudes
Alábente, Señor, perpetuamente
siglos y pueblos con loor rendido,
porque hiciste brillar en Tolentino
un astro refulgente.
Astro de gloria que a la Iglesia santa
con sus virtudes ilustró y su ciencia,
ciencia de amor y celo de las almas
para la salvación.
¡Oh, Nicolás de Tolentino!, el cielo
con el carisma de la paz te ungió,
y por tu intercesión las gentes creen
y alaban al Dios Trino. Amén.
O bien:
Sabías que la vida es una lucha;
que del mundo y la carne los halagos
se condensan en fuertes tentaciones,
que incitan al pecado.
Es un abismo el corazón del hombre:
le impide siempre remontar el vuelo,
la rémora pesada del pecado
en su viaje a lo eterno.
Sabías bien, oh, Nicolás, que el hombre
tiene por precio de Jesús la Sangre:
Hijo de Dios, al mismo Dios le cuesta
morir por su rescate.
Y por salir triunfante en la batalla,
con ayunos tu carne mortificas,
y la flagelas, no por darle muerte,
sino por darle vida.
Te abrazas a la cruz: la penitencia
es compañera fiel en tu camino,
y así en tu vida con tu ejemplo muestras
cómo se llega a Cristo.
Gloria al Padre, y al Hijo sea dada
y al Espíritu de ambos procedente;
a la Divina Trinidad entonen
loor todos los seres. Amén.
Vísperas
Huid, temores vanos, huid tormentas
y sombras y presagios de aflicción,
pues surge Nicolás en Tolentino
con su mensaje de piedad y amor.
Donde antes imperaba la codicia,
la justicia en la paz su fruto dio,
y los necesitados de la vida
en ti hallaron celeste intercesor.
Tú, Nicolás de Tolentino, abriste
una era de paz y de perdón;
como Cristo, pasaste por la vida
dando consuelo y derramando amor.
Vuelve a decir palabras a los hombres
y a recordar que Cristo nos amó,
y que la Eterna Trinidad Santísima
de la Patria el camino nos abrió. Amén.
10 de septiembre de 2017, domingo XXIII del Tiempo Ordinario.
Para los agustinos, este año no tiene lugar la fiesta de san Nicolás de Tolentino, presbítero. Entrada dedicada a él.
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