La Orden de la Santísima Trinidad celebra la solemnidad de su santo fundador, el presbítero Juan de Mata, cada 17 de diciembre. Estos son los himnos litúrgicos propios:
I Vísperas
I
Juan de Mata, redentor,
blanca fe, rojo desvelo,
azul de evangélico albor;
trinitario trovador,
son de libertad guerrero
pues de cadenas de acero
que ponen a Dios en llanto,
le llega el doliente canto
de la fe en martirio fiero.
¡ Trinitario mensajero!,
¡Apóstol liberador!,
¡Juan de Mata Fundador
con tu estandarte señero!
La nube en el Alpe,
el viento en la mar,
la calma en la selva,
la brisa en la paz
son pálpito ardiente
del Omnipotente
que mueve tus pasos,
que luce en tu frente,
que quema en tu pecho,
¡Patriarca San Juan!
Surcarán las naves
del amor la plata
de los hondos mares
y riberas anchas
frente al astro de oro
que en azul se baña:
luminosos cantos
teñidos de grana,
¡carga venturosa
De esperanza blancas!
Gloria sea al Padre,
Gloria al Redentor
con el Santo Espíritu
de infinito ardor,
trinitaria llama,
trinitaria flor
blanca, azul y roja
que Juan adoró,
cantan nuestras voces,
proclaman su amor,
¡Tricolor bandera,
nuestro corazón!
II
San Juan de Mata, te invoca
la Familia Trinitaria
que tú hiciste solidaria
y firme como una roca.
Hoy tu fiesta nos convoca
en júbilo fraternal
a la gratitud filial
evocando tu memoria:
que, al celebrar tu victoria,
compartimos tu Ideal.
Tú acogiste en buena hora,
cuando la Misa Primera
del altar santo a la vera,
la llamada Inspiradora.
Nace la Orden redentora
de los cautivos, allí;
y en ella renace, así,
de los pobres la esperanza,
que en ti ponen su confianza
y libres serán por ti.
La Familia que fundaste
sigue tu estilo de vida,
al Redentor siempre unida,
como tú nos enseñaste.
Ya que a la meta llegaste,
mueva nuestro corazón
tu ejemplo y tu intercesión
para que un fiel seguimiento,
por la cruz y el sufrimiento,
nos lleve a la Redención.
Gloria al Padre omnipotente,
gloria al Hijo bien amado;
y al Espíritu enviado
gloria sea eternamente.
La Trinidad es la fuente
de toda la creación
y de toda redención:
el único Dios cristiano,
el Dios amigo y cercano;
Trinidad es comunión.
Oficio de lecturas
I
Orden de la redención
para alivio de cautivos,
primera en su fundación
y, según fieles archivos,
por divina inspiración.
Juan de Mata es destinado
por la Santa Trinidad
para que, a Ella consagrado,
sobre el pobre esclavizado
derrame su caridad.
Ninguna orden fue fundada
para tan noble destino,
pues fue por Dios inspirada
y por Él predestinada
para dar culto al Dios Trino.
Si el prójimo fue querido
por el propio Redentor,
también aquel fue elegido
para ser el redimido
por el trinitario amor.
Cuando llegue el postrer juicio,
a la hora del perdón,
no habrá en nuestro corazón
al juez, nada más propicio
que el acto de redención.
Los prójimos rescatados
dirán parapara nuestro bien
que, no sólo visitados
fueron, y así consolados,
sino librados también.
Redentor de redentores,
danos tú la libertad
de vida, y la dignidad
de ser los adoradores
de la Santa Trinidad. Amén.
II
Título insigne, las edades todas,
Padre, te dan de redentor excelso,
mientras a esclavos, de cadenas duras
quitas el peso.
Dios mismo alaba lo que a cabo llevas
y en ti su sello de prodigios pone;
diciendo misa se te muestra Cristo
resplandeciente.
Funda nuestra Orden, se le suma Félix,
fiel compañero de trabajo, juntos
dan culto al trino, y a los redimidos
vuelve a su patria.
Dios trino y Uno, con fervor pedimos
quites del alma las cadenas graves;
Cristo, tu Hijo, para ti organiza
libre familia. Amén.
Laudes
I
Brisas provenzales
mecieron tu cuna;
seguiste una a una
de Dios las señales.
Altos ideales
de fidelidad
a la inmensidad
del amor divino,
te abran el camino
de la santidad.
Cristo está cercano,
Cristo en ti está vivo:
redime al cautivo,
rescata al hermano.
Prolongas su mano
con tu caridad;
das la libertad,
vives cada día
de la Eucaristía
y la Trinidad.
Oh Dios, te alabamos
y te bendecimos;
tu favor pedimos,
tu gloria cantamos
y gracias te damos
por cuanto nos das.
Nos quieres dar más;
por eso esperamos
el cielo al que vamos:
Tú el premio serás.
II
Jesús, Redentor de todos,
imán de los corazones,
Tú, que conoces los modos,
rompe nuestros eslabones.
Juan lucha incansablemente
por romper crueles cadenas
y entregarte diligente
muchedumbre de almas buenas.
Ardiendo en llamas de amor
vuela a países lejanos,
con mano de redentor
para redimir cristianos.
Jesús Redentor, libera
nuestras almas del pecado,
que sabe bien la manera
de tener esclavizado.
Concede, Dios Uno y Trino,
que Juan, nuestro fundador,
y que nos marcó el camino,
nos preste también su amor.
Al Padre y al Hijo, unidos
al Espíritu, la gloria
les demos agradecidos
por la trinitaria historia. Amén.
III
Maestro en teología,
en la oración buscabas
y el misterio gustabas
donde Dios se escondía.
Tu gran sabiduría
rebosa al dialogar,
alabar e imitar
las Personas Divinas.
Y tu vida encaminas,
como ellas, siempre a amar.
En tu Regla ya tienes
por siempre establecido
que ha de ser repartido
un tercio de los bienes.
Y hasta quedar en rehenes
del cautivo en lugar
para poder lograr
la paga allí exigida,
respondiendo la vida,
del rescate a pagar.
Impulsos celestiales
a distintas naciones
llevan tus fundaciones:
conventos y hospitales.
A remediar los males
vuelva tu caridad;
tu fe en la Trinidad ,
tu entrega a los hermanos,
prisioneros cristianos,
a darle libertad.
Un mosaico pusiste
en tu casa de Roma:
del blanco y negro asoma
la visión que tuviste.
Allí nos descubriste
que es Cristo el Redentor
el verdadero autor
de la Orden que fundaste:
y en teselas dejaste
su sello inspirador.
Cristo extiende sus manos,
Las cadenas desata,
Tú aprendes, Juan de Mata,
A canjear hermanos.
Estos gestos humanos
hicieron que tú vieras
y a todos descubrieras
caminos redentores,
sin razas ni colores,
de un amor sin fronteras.
Contigo al Uno y Trino
gloria y honor cantamos;
contigo le adoramos
ya al ir por el camino
hacia nuestro destino.
Por siempre le ameremos
y allí contemplaremos
la divina hermosura;
gustando su dulzura
por siempre viviremos.
II Vísperas
I
Con gozo de buenos hijos
Santo Padre te admiramos,
y alabamos al Dios Trino
que te envió a los esclavos.
Astro de luz que brillaste
en el cielo de la Iglesia ,
Juan de Mata, tú enseñaste
lo que con tu vida sellas.
Por el mundo propagaste
tus ansias de libertad
y las cadenas quebraste
del hombre en cautividad.
Y tu ardiente corazón
dio gloria a la Trinidad
y empujado por tu amor,
diste al preso libertad.
Rompe hoy nuestras cadenas,
líbranos de todo mal,
y derrama a manos llenas,
tu amor, tu fuerza, tu paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
Por los siglos de los siglos. Amén.
II
Suplicantes cantemos la alabanza del bueno,
fiel y bienhadado siervo,
a gloria y alabanza del Dios Trino
que, a quienes le confiesan, les da el premio.
Del mundo desdeñó las cosas prósperas,
del mismo modo que aceptó lo adverso.
Cifró en la caridad toda riqueza,
en la gracia de Dios permaneciendo.
Despreciando del mundo las riquezas,
igual que sus peligros y sus riesgos,
se afanó por las cosas celestiales,
eludiendo lo vil perecedero.
¡Oh, varón justo, bienaventurado!,
aplica tu interés a nuestros ruegos;
da a nuestra alma el consuelo del Bien Sumo,
y Él nos prepare de la vida el premio.
Honor, poder y gloria sea dado
al Dios Trino, por siglos sempiternos.
Que siempre esté su ayuda con nosotros,
de sus santos por medio de los ruegos. Amén.
17 de diciembre de 2017, Domingo III de Adviento: Gaudete.
Entrada dedicada a él.
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