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domingo, 30 de diciembre de 2018

Sagrada Familia: himnos litúrgicos






El domingo que sigue a la santa Navidad, la Iglesia Universal celebra la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Cuando la Natividad del Señor ocurre en domingo, aquella fiesta se celebra el viernes 30 de diciembre. A continuación, se publican los himnos litúrgicos propios de la versión en latín de la Liturgia de las Horas, traducidos al español (A). Les siguen otros aprobados por la Santa Sede para algunas Conferencias Episcopales hispanohablantes (B):


A)

I y II Vísperas: O lux beata caelitum

Oh, Jesús, que siendo Luz beatísima del Cielo, 
en Quien reside nuestra esperanza, 
no quisiste nacer desposeído 
del calor humano de un hogar.

Oh, María, Llena de gracia, que pudiste abrazar 
a Jesús en tu purísimo regazo 
y besarle mientras Lo alimentabas.

Oh, José, elegido de entre los Padres antiguos
para ser custodio de la Virgen, 
a quien el Niño Divino invocaba 
con el dulce nombre de "padre":

No desoigáis las súplicas, 
que nacen del fondo de nuestras almas, 
vosotros, nacidos de la estirpe noble de Jesé 
para la salvación de las naciones.

¡Ojalá todos los hogares pudieran 
reproducir cada una de las gracias 
y virtudes que adornaron vuestra casa!

Gloria a Ti, Jesús, obediente a tus padres 
y gloria también al Padre y al Espíritu Santo, 
por los siglos de los siglos. Amén.


Oficio de lectura: Dulce fit nobis

Nos es grato evocar la pequeña 
Casa de Nazaret y su vida sencilla: 
referir con un himno la vida oculta de Jesús.

El cual, durante esos años escondidos, 
va creciendo en medio de las tareas humildes 
que ejerce José, a las que se incorpora de buen grado, 
hasta compartir el oficio de artesano.

Junto al Hijo Santo se sienta la Madre amable 
y junto al Esposo la fiel Esposa, 
feliz de poder reanimarlos del cansancio 
con el cariño de sus cuidados.

Oh, vosotros, que sabéis tanto del trabajo 
y habéis experimentado el infortunio, 
socorred a los indigentes y mirad con rostro benigno 
a cuantos imploran vuestro patrocinio.

Y a Ti, Jesús, el poder y la gloria, 
que nos ofreces ejemplo de vida santa 
y que reinas con el Padre y el Espíritu Santo. Amén.


Laudes: Christe Splendor Patris

Jesús, Resplandor del Padre, 
María, Madre de Dios, 
José, custodio de esas dos Prendas Sagradas.

Vuestra Casa resplandece entre flores de virtudes 
y viene a ser como la fuente 
de la que manan todas las gracias.

Los Ángeles se maravillan cuando contemplan 
al Hijo de Dios que, revestido de siervo, 
de los siervos se ha hecho servidor.

Con sencillez, presides tu Familia, José, 
disponiendo en ella con humildad; y tú, María, 
si mandas, es para servir a los dos.

Estas paredes insignificantes 
superan las mansiones, pues fue en su interior 
donde comenzó la Redención.

Oh, Jesús, María y José, dadnos poder gozar 
en nuestros hogares de todos aquellos carismas 
que llenaron el vuestro.

Gloria a Ti, Jesús, que por la intercesión de tus Padres, 
nos concedes la esperanza de alcanzar 
algún día la Casa del Cielo. Amén.


B)

I y II Vísperas

Temblando estaba de frío
el mayor Fuego del cielo,
y el que hizo el tiempo mismo
sujeto al rigor del tiempo.

Su Virgen Madre Lo mira,
ya llorando, ya riendo,
que como en su espejo, en el Niño,
hace los mismos efectos.

No lejos, el casto Esposo
mirándolo está encogido,
y de los ojos atentos
llueve al revés de las nubes,
porque llora sobre el cielo. Amén.
 
O bien:

Al caer de la tarde,
toda la casa
era aromas de vino
y tierna hogaza.

Mientras, la Madre
era un ánfora llena
de sus pesares.

Al caer de la tarde,
la Madre hilaba
con aquellas sus manos
de virgen casta.

Mientras, el Niño
soñaba que soñaba
lirios y espinos.

Al caer de la tarde,
en el silencio,
aserraban las sierras
del carpintero.

José pensaba
que era el padre dichoso
de la Palabra.

Al caer de la tarde,
Señor, atiende
la amargura infinita
que el mundo tiene.

Colma el vacío
de esta familia humana
sin tu cariño. Amén.


Oficio de lectura

De un Dios que se encarnó muestra el misterio
la luz de Navidad.
Comienza hoy, Jesús, tu nuevo imperio
de amor y de verdad.

Señor Jesús, el hombre en este suelo
cantar quiere tu amor,
y, junto con los ángeles del cielo,
te ofrece su loor.

Este Jesús en brazos de María
es nuestra redención;
cielos y tierra con su abrazo unía
de paz y de perdón.

Tú eres el Rey de Paz, de Ti recibe
su luz el porvenir;
Ángel del gran Consejo, por Ti vive
cuanto llega a existir.

A Ti, Señor, y al Padre la alabanza,
y de ambos al Amor.
Contigo al mundo llega la esperanza;
a Ti gloria y honor. Amén.

O bien:

De una Familia Divina
pasó a una Familia humana.

Nació de una Virgen Madre
una Noche iluminada
por ángeles y luceros
en una pobre cabaña;
tuvo un padre carpintero
que todo el día trabajaba
para darle de comer
al hijo de la esperanza,
que un día edificó los mundos
por ser la Eterna Palabra.

De una Familia Divina
pasó a una Familia humana.
Eterno Amor allá arriba;
acá abajo amor sin mancha.

Arriba, el Fuego inefable;
acá, el calor de una casa.
Allá, en el seno infinito,
la canción nunca acabada;
acá, la canción de cuna
y la canción de una lanza.

De una Familia Divina
pasó a una Familia humana.
Vivió humilde en la obediencia
su humildad humillada;
pobre vivió en Nazaret
Quien rico en su Padre estaba,
y siendo todo en la altura
en el suelo se hizo nada.

¡Oh, Jesús de Nazaret,
Hijo de Familia humana,
por tu Familia Divina,
santifica nuestras casas! Amén


Laudes

Mirad qué aposentadores
tuvo la divina cámara:
verdín por tapicerías
y por cortinajes, zarzas.

Pobre, desnudo, sin fuego,
Quien con fuegos nos abasta,
está aquí el Niño. Un pesebre
de humildes bestias por cama.

Ved, puro Amor, que sois fuego
y estáis sobre un haz de pajas.
La Virgen, llanto en los ojos:
a incendio tal, tales aguas.

José, que goza y que gime
agridulces de naranja,
riéndose ya ha quedado
dormido bajo su capa. Amén.

O bien:

Era pobre y silenciosa,
pero con rayos de luz;
olor a jazmín y a rosa
y el Niño que la alboroza:
es la Casa de Jesús.

Un taller de carpintero
y un gran misterio de fe;
manos callosas de obrero,
justas manos de hombre entero:
es la Casa de José.

Había júbilo y canto;
ella lavaba y barría,
y el arcángel saludando
repetía noche y día:
«Casa del Ave María.»

Familia pobre y divina,
pobre mesa, pobre casa,
mucha unión, ninguna espina
y el ejemplo que culmina
en un amor que no pasa.

Concede, Padre, Señor,
una mesa y un hogar,
amor para trabajar,
padres a quienes querer
y una sonrisa que dar. Amén


30 de diciembre de 2018, fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José.
Entrada dedicada a ellos.

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