Cada 7 de julio, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora celebra la memoria litúrgica de la beata María Romero Meneses, virgen y primera beata nicaragüense. Estos son los himnos litúrgicos propios:
Laudes
Con la luz del nuevo día
nuestro corazón se alza
a Ti, origen de la luz
y saciedad de las ansias.
¡Qué grande eres, Señor,
en las generosas almas!
¡Qué Santo –Santo tres veces-
en los llenos de tu Gracia!
Tu santidad se proyecta
en Sor María ya Beata,
Hija de la Madre Reina,
Auxiliadora del alma.
En la acción criatura mística
y en la oración derramada
a las obras apostólicas,
sólo en sus pobres pensaba
y en cuantos un mal sufrían
en sus cuerpos o en sus almas,
esta salesiana humilde
de familia acomodada.
Apoyo de los suburbios
y mujeres marginadas,
sus obras sociales brotan
de su gran fe y confianza
en el Corazón Divino,
centro y eje de su entraña
y meta de los humildes
con quienes ella trataba.
Alabanza y gloria, Dios,
por esta dulce Beata,
por tu poder, taumaturga,
para a Ti llegar, escala.
Vísperas
Cuando la luz se retira
y sobreviene la sombra,
otra Luz fulge en el pecho
más clara que las auroras.
La Luz de Dios Uno y Trino
que a los cristianos convoca
de la santidad al brillo,
que a las conciencias dora.
A tal santidad llamó
con gritos de amor, otrora,
a la flor de Nicaragua
y de Costa Rica joya.
Y correspondió a la Gracia
-en su entraña jamás rota-
esta cristiana selecta
e hija de la Auxiliadora.
Halló expedito sendero
para subir a la Gloria
en el cuidado del pobre
y obras de misericordia.
Eje de su vida entera,
la blanca y Divina Hostia
y el norte de sus andares,
las tareas generosas.
Tan estrecha conjunción
de la mística y las obras
dio sentido a su existencia,
luz a su acción apostólica.
Al Padre, al Hijo, el honor
y al Espíritu suma honra
por el don que a Nicaragua
y a Costa Rica decora.
Cuando la luz se retira
y sobreviene la sombra,
otra Luz fulge en el pecho
más clara que las auroras.
La Luz de Dios Uno y Trino
que a los cristianos convoca
de la santidad al brillo,
que a las conciencias dora.
A tal santidad llamó
con gritos de amor, otrora,
a la flor de Nicaragua
y de Costa Rica joya.
Y correspondió a la Gracia
-en su entraña jamás rota-
esta cristiana selecta
e hija de la Auxiliadora.
Halló expedito sendero
para subir a la Gloria
en el cuidado del pobre
y obras de misericordia.
Eje de su vida entera,
la blanca y Divina Hostia
y el norte de sus andares,
las tareas generosas.
Tan estrecha conjunción
de la mística y las obras
dio sentido a su existencia,
luz a su acción apostólica.
Al Padre, al Hijo, el honor
y al Espíritu suma honra
por el don que a Nicaragua
y a Costa Rica decora.
7 de julio de 2019, domingo XIV del Tiempo Ordinario.
Entrada dedicada a la beata María Romero Meneses, virgen.
Entrada dedicada a la beata María Romero Meneses, virgen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario