Cada 15 de septiembre, la Arquidiócesis de Salta, en Argentina, celebra la "solemnidad" del Señor del Milagro. Éstos son los himnos litúrgicos propios:
Las banderas reales se adelantan
y la cruz misteriosa en ellas brilla:
la cruz en que la vida sufrió muerte
y en que, sufriendo muerte, nos dio vida.
Ella sostuvo el sacrosanto cuerpo
que, al ser herido por la lanza dura,
derramó sangre y agua en abundancia
para lavar con ellas nuestras culpas.
En ella se cumplió perfectamente
lo que David profetizó en su verso,
cuando dijo a los pueblos de la tierra;
“Nuestro Dios reinará desde un madero”.
¡Árbol lleno de luz, árbol hermoso,
árbol ornado con la regia púrpura
y destinado a que su tronco digno
sintiera el roce de la carne pura!
¡Dichosa cruz que con tus brazos firmes,
en que estuvo colgado nuestro precio,
fuiste balanza para el cuerpo santo
que arrebató su presa a los infiernos!
A ti que eres la única esperanza,
te ensalzamos, oh cruz, y te rogamos,
que acrecientes la gracia de los justo y borres los delitos de los malos.
Recibe, oh, Trinidad, fuente salubre
la alabanza de todos los espíritus,
y tú que con tu cruz nos das el triunfo,
añádenos el premio, oh, Jesucristo. Amén.
Oficio de lectura
¡Señor del Milagro, Cristo Redentor,
del pueblo de Salta no apartes tu amor!
Tras largo camino que amparó el milagro,
por mares y montes, llegaste a este suelo,
con tu amor buscando el amor de un pueblo.
Abierta en las almas claridad de cielo,
van pasando siglos, y crece con ellos
la fe con que amante te adora este pueblo.
Que es segura dicha de su amor el premio
porque desde entonces por siempre sabemos
¡que somos tuyos, que Tú eres nuestro!
Laudes
Llega, Señor, a esta alma dolorida,
Tú que eres Caridad, Tú que Bien eres,
Tú que por nuestro amor mísero, mueres,
Tú que por nuestra vida das tu vida.
Llega Señor, a esta alma entristecida,
Tú que tan sólo nuestra dicha quieres,
y a nuestra eterna perdición prefieres
la cruel tortura de la Cruz deicida.
Llega, Señor, al huerto desolado
de precarios aromas y colores,
y se abrirán inmarcesibles flores
en este triste corazón helado;
que gime prisionero del pecado
y suspirando está por tus amores.
II Vísperas
¿Señor! ¡qué tengo yo que pareciera
que encuentro en derredor un nuevo encanto,
y hasta mi alma que siempre te amó tanto
hoy a ti mucho más aún te quisiera?
Y me alegra la fe tan verdadera
del pobre ante tu cuerpo sacrosanto,
del anciano que reza y entre tanto
musita el nieto su oración primera.
Y veo ahora en la mujer piadosa
que con santo respeto se santigua,
la fragancia sutil y misteriosa,
de la eterna piedad que se renueva,
y que como tu imagen tan antigua
parece ante mis ojos siempre nueva.
15 de septiembre de 2023, en la Arquidiócesis de Salta, solemnidad del Señor del Milagro.
Entrada dedicada a Él.
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