Páginas

miércoles, 14 de marzo de 2012

El Domingo "Laetare", cuarto de Cuaresma


Sanctus Ioannes Paulus II, Pont. Max.
San Juan Pablo II


El Domingo IV de Cuaresma reviste características especiales.
Recibe el nombre de la primera palabra latina con que comienza la antífona de entrada de la Misa: Laetare, que significa "Alégrate".
El texto completo de esta antífona reza así:

"Laetare. Ierusalem, et conventum facite, omnes qui diligitis eam. Guadete cum laetitia, qui in tristitia fuistis; ut exsultetis et satiemini ab uberibus consolationis vestrae".

Una de las traducciones al castellano, aprobada por los libros litúrgicos -aunque no literal-, es la siguiente:

"Alégrate, Jerusalén, y que se congreguen cuantos la aman. Compartan su alegría los que estaban tristes. Vengan a saciarse con su felicidad". (Cf. Is. 66, 10-11).


Su Santidad Francisco

Como su nombre lo indica, la Misa de este domingo es, tanto en sus textos bíblicos como en los eucológicos, un cántico a la alegría y a la esperanza cristianas, al igual que el Domingo Gaudete, tercero de Adviento. Situados en el corazón de los únicos tiempos fuertes de preparación del Año litúrgico, ambos domingos han conservado su carácter "carácter alegre" durante siglos.

Antiguamente, un signo concreto de esta alegría eran las primeras rosas de estación, que un día como hoy los catecúmenos se intercambiaban en el templo. Los pimpollos evocaban la "explosión" de vida, luz y color, signo de la Pascua del Señor. Vestigio de esa tradición fue la costumbre papal de bendecir en este día una rosa de oro y enviársela a algún soberano católico que se destacaba por sus virtudes y compromiso con la fe.

La quinta nota a pie de página de un interesante artículo sobre los colores litúrgicos, de la Página digital GAUDIUMPRESS, nos ilustra sobre los orígenes de la concesión de la "rosa de oro" y confirma lo arriba expresado. Dice literalmente:

"La bendición de la «rosa de oro» se inició en 1049 con el Papa León IX, en la que se le presentó un jarrón de plata con rosas de oro el cuarto domingo de Cuaresma (Laetare) para ser bendecido y entregado como condecoración a Reinas católicas. El Papa ungía la rosa con el óleo sagrado del Crisma y la incensaba para que se convirtiera en un sacramental. Entonces, por analogía, la costumbre de usar vestiduras rosas en este día se extendió, así como más tarde al tercer domingo de Adviento (Gaudete), como recordatorio, en medio de la penitencia y el ayuno, de las alegrías de la Pascua y Navidad".

Hasta aquí, la cita.

Al entregar la rosa a la personalidad elegida, el Sumo Pontífice pronunciaba las siguientes palabras, que ponen de relieve la naturaleza del don:

En latín:

"Accipe rosam de manibus nostris, qui licet immeriti locum Dei in terris tenemus, per quam designatur gaudium utriusque Hierusalem, triumphantis scilicet et militantis Ecclesiae, per quam omnibus Christi fidelibus manifestatur flos ipse speciosissimus, qui est gaudium, et coronam sanctorum omnium suscipe hanc tu dilectissime fili, qui secundum saeculum nobilis, potens ac multa virtute praeditus es, ut amplius omni virtute in Christo Domino nobiliteris tamquam rosa plantata super rivos aquarum multarum, quam gratiam ex sua ubertati clementia tibi concedere dignetur, qui es trinus et unus in saecula saeculorum. Amen. In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti. Amen." 

En italiano:
 
"Ricevi dalle nostre mani, quale immeritato vicario di Cristo in terra, la rosa, con la quale è reso manifesto il gaudio delle due Gerusalemme, della Chiesa trionfante come di quella militante, e per la quale a tutti i fedeli di Cristo è significato Egli stesso, il fiore più splendente, che è la gioia e la corona di tutti i santi: accettala, Tu, o dilettissimo figlio, che in terra sei nobile, potente e ricco di virtù, affinché, come la rosa piantata lungo copiosi corsi d'acqua, così tutte le tue virtù siano in Cristo Signore nobilitate. A te, dalla sua infinita clemenza, si degni di concedere tale grazia, Colui che è uno e Trino nei secoli dei secoli. Amen. Nel nome del Padre e del Figlio e dello Spirito Santo. Amén".

En español:

"Recibe de Nuestras manos, como indigno Vicario de Cristo que soy en esta Tierra, la rosa con la cual se manifiesta el gozo de la doble Jerusalén: la de la Iglesia triunfante y la de la Iglesia militante, rosa que representa ante los fieles al mismo Cristo, la Flor más esplendorosa, que es gozo y corona de todos los santos. Acéptala tú, amadísimo hijo, que en la Tierra eres noble, poderoso y rico en virtudes, para que, como rosa plantada junto a ríos caudalosos, todas tus virtudes sean ennoblecidas en Cristo, nuestro Señor. A ti, de su infinita clemencia, se digne concederte tal gracia Aquel que es Uno y Trino, por los siglos de los siglos. Amén. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén".
 

Actualmente quedan vestigios de esta costumbre, pues la rosa de oro es ofrecida por el Santo Padre a algún santuario mariano, como acto de veneración a la Madre de Dios.


Rosa de oro


Puntualicemos, a continuación, cuáles son los signos propios de este Domingo llamado Laetare, según lo especifican los libros litúrgicos: (Misal Romano y Ceremonial de los Obispos):

*Se permite el uso del órgano y de otros instrumentos musicales no solamente para acompañar el canto -como es propio del Tiempo cuaresmal- sino también con la sola melodía (...sonus instrumentorum admittitur...).
*Se pueden adornar con flores el altar (...ornari potest floribus altare...) y el templo. En los otros días de este Tiempo, excepto en las fiestas y solemnidades, no están permitidos los adornos florales, sino que, como para las liturgias fúnebres, se prefiere el sobrio uso de plantas verdes.
*En lugar de los ornamentos morados pueden usarse los rosados (violaceus vel rosaceus), siendo este color el característico de la liturgia del día, debido a que es intermedio entre el blanco de la gloria y el morado de la penitencia.

Sería oportuno que se resaltaran las particularidades de este domingo, colocando al frente del altar un paño rosado (llamado justamente frontal), y procurando que las flores sean en su mayoría del mismo color, o en la gama. Lo mismo vale para el conopeo y el cubre cáliz. Los cantos deben ser más alegres que en los otros días cuaresmales, aunque no tanto como lo serán en el Tiempo pascual. Cabe aclarar que, a diferencia de las fiestas y solemnidades, en este Domingo IV de Cuaresma está prohibido el himno Gloria in excelsis, y como siempre en este tiempo,  el Aleluya.


 Juan Pablo II: "Laetare" en el Policlínico Gemelli


Que María, Causa nostrae laetitiae, bajo cuya advocación la invocamos en este día, llene nuestro corazón de gozo espiritual, mientras nos acercamos a la celebración anual del Misterio Pascual, corazón del Año litúrgico.


14 de marzo de 2012, miércoles de la semana III de Cuaresma.
 En el día semanal dedicado a San José, en su mes y en su novena.


Su Santidad Benedicto XVI


No hay comentarios:

Publicar un comentario