Ciclo C
Introducción
El Autor de la Vida nos ha convocado en su Casa en este día semanal a Él dedicado. Desde antiguo, los cristianos aceptamos la invitación del Señor y así cumplimos su mandamiento de "santificar las fiestas". Solamente Dios, y nadie más que Él, puede hacer santos nuestros días, y en especial el domingo, mediante la renovación del único Sacrificio de su Hijo Jesucristo. Que el Espíritu del Señor nos ilumine para celebrar con fervor y tetimoniar con la vida estos Sagrados Misterios.
El Autor de la Vida nos ha convocado en su Casa en este día semanal a Él dedicado. Desde antiguo, los cristianos aceptamos la invitación del Señor y así cumplimos su mandamiento de "santificar las fiestas". Solamente Dios, y nadie más que Él, puede hacer santos nuestros días, y en especial el domingo, mediante la renovación del único Sacrificio de su Hijo Jesucristo. Que el Espíritu del Señor nos ilumine para celebrar con fervor y tetimoniar con la vida estos Sagrados Misterios.
Primera lectura: I Rey. 17, 17-24
El Dios de la Vida demuestra su poder y su misericordia por medio del santo profeta Elías, elegido suyo.
Segunda lectura: Gál. 1, 11-19
De perseguidor de los cristianos a testigo de Jesucristo. San Pablo da testimonio de su proceso de conversión, obra divina de todo aquel que responde humildemente al llamado del Señor.
Evangelio: Lc. 7, 11-17
"Yo te lo ordeno: ¡Levántate!". Ya no es Elías, como en el Antiguo Testamento, quien actúa en el nombre y con el poder del Señor. Ahora es el mismo Dios, en la Persona de Jesucristo, Quien resucita al hijo de una viuda.
Oración de los fieles
El siguiente formulario de Oratio fidelium, con las necesarias adaptaciones, está tomado del Misal del Viaje Apostólico del Papa Francisco a México (12-18/2/16). Se trata de la Misa con los indígenas, que el Pontífice presidió en Chiapas, el 15 de febrero de 2016:
Oremos, hermanos y hermanas, a Dios, que con su Palabra nos mueve a vivir la justicia y la misericordia por el prójimo, para que, siguiendo sus mandamientos, construyamos una sociedad según su voluntad:
R. Concédenos, Señor, tu Misericordia.
-Oremos por la Iglesia, que en Medio Oriente y en otros lugares es perseguida, para que cuente con los medios y la libertad de servir a la justicia y practicar la misericordia. R.
-Oremos por el Santo Padre N, para que el Espíritu Santo lo guíe, lo fortalezca, lo libre de peligros y lo haga permanecer siempre fiel en su pasión por Jesucristo y por su pueblo. R.
-Oremos por la Iglesia que peregrina en N (se menciona la diócesis o arquidiócesis), para que la Palabra de Dios y la Eucaristía la conviertan en un auténtico testimonio de misericordia y de solidaridad con todos los que sufren, con los enfermos y los migrantes, con los encarcelados y los oprimidos, con los que se sienten solos y abandonados. R.
-Oremos por los gobernantes, para que, sirviendo al bien común y guiados por un amor sincero a su pueblo, desgasten su vida en la promoción integral de los pobres, en la construcción de la justicia, de la verdad y de la paz. R.
-Oremos por todas las comunidades indígenas del mundo, especialmente por las que son víctimas de opresión, racismo, marginación, injusticia y exclusión, para que, por intercesión de los santos aborígenes Juan Diego y Catalina Tekakwitha, les demos en la sociedad y en la Iglesia el lugar que Dios quiere para ellos. R.
A continuación, se
propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a
la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y
traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga,
propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones
litúrgicas:
"Oh, Dios, consuelo de los afligidos, que iluminas el misterio del dolor y la muerte con la esperanza que resplandece en el Rostro de Cristo, haz que en las pruebas de nuestro camino permanezcamos íntimamente unidos a la Pasión de tu Hijo, para que se revele en nosotros el poder de su Resurrección. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".
"Oh, Dios, consuelo de los afligidos, que iluminas el misterio del dolor y la muerte con la esperanza que resplandece en el Rostro de Cristo, haz que en las pruebas de nuestro camino permanezcamos íntimamente unidos a la Pasión de tu Hijo, para que se revele en nosotros el poder de su Resurrección. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".
Ofertorio
Con los dones que llevamos al Altar, nos disponemos a participar del Sacrificio por el que el Señor convierte nuestro lamento en júbilo y nos devuelve la vida (Cf. Salmo de la liturgia de hoy).
Con los dones que llevamos al Altar, nos disponemos a participar del Sacrificio por el que el Señor convierte nuestro lamento en júbilo y nos devuelve la vida (Cf. Salmo de la liturgia de hoy).
Comunión
Porque nos alimentamos del mismo Pan, las tristezas y alegrías de unos hermanos, son las de todos. Por eso, a la luz de la Liturgia de la Palabra de hoy, ofrezcamos especialmente esta comunión con Jesús Eucaristía, Dios de la Vida, por las madres que lloran a causa de la muerte terrena de sus hijos.
Despedida
Que la participación en esta Eucaristía aliente en nosotros el deseo de sentir como propios los anhelos y las inquietudes de nuestros hermanos.
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