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jueves, 28 de junio de 2018

Santos Pedro y Pablo, apóstoles: himnos litúrgicos




La Iglesia universal celebra cada 29 de junio la "solemnidad" de los santos Pedro y Pablo, apóstoles. Estos son los himnos litúrgicos propios:


I vísperas

La eterna luz que alumbra el santo triunfo
de estos dos Príncipes de los apóstoles
es la misma que muestra en este día
el rumbo de los astros a los hombres.

Hoy llegan a la gloria estos benditos
Padres de Roma y jueces de los pueblos;
el Maestro del mundo, por la espada,
y, por la cruz, el celestial Portero.

Dichosa tú, que fuiste consagrada,
oh, Roma, con la sangre de estos Príncipes,
y que, vestida con la regia púrpura,
excedes en nobleza a cuanto existe.

Honra, poder y sempiterna gloria
sean al Padre, al Hijo y al Espíritu,
que en unidad gobiernan toda cosa,
por infinitos e infinitos siglos. Amén.

O bien: (otra versión del mismo himno precedente)

La hermosa luz de eternidad inunda
con fulgores divinos este día,
que presenció la muerte de estos Príncipes
y al pecador abrió el camino de la vida.

Hoy lleváis la corona de la gloria,
Padres de Roma y Jueces de los pueblos:
el Maestro del mundo, por la espada;
y, por la cruz, el celestial Portero.


Dichosa tú que fuiste ennoblecida,
oh, Roma, con la sangre de estos Príncipes,
y que, vestida con tan regia púrpura,
excedes en nobleza a cuanto existe.

Honra, poder y sempiterna gloria
sean al Padre, al Hijo y al Espíritu,
que en unidad gobiernan toda cosa
por infinitos e infinitos siglos. Amén.


Oficio de lectura

Pedro, roca; Pablo, espada.
Pedro, la red en las manos;
Pablo, tajante palabra.
Pedro, llaves; Pablo, andanzas.
Y un trotar por los caminos
con cansancio en las pisadas.

Cristo tras los dos andaba:
a uno lo tumbó en Damasco,
y al otro lo hirió con lágrimas.
Roma se vistió de gracia:
crucificada la roca,
y la espada muerta a espada. Amén.


Laudes

Cuando el gallo, tres veces
negaste a tu Maestro;
y él tres veces te dijo:
«¿Me amas más que éstos?»

Se te puso muy triste
tu llanto y tu silencio:
pero la Voz te habló
de apacentar corderos.

Tu pecado quemante
se convirtió en incendio,
y abriste tus dos brazos
al madero sangriento.

La cabeza hacia abajo
y el corazón al cielo:
porque, cuando aquel gallo,
negaste a tu Maestro. Amén.


II vísperas

San Pedro y san Pablo, unidos
por un martirio de amor,
en la fe comprometidos,
llevadnos hasta el Señor.

El Señor te dijo: «Simón, tú eres Piedra,
sobre este cimiento fundaré mi Iglesia:
la roca perenne, la nave ligera.  
No podrá el infierno jamás contra ella.
Te daré las llaves para abrir la puerta . »
Vicario de Cristo, timón de la Iglesia.

Pablo, tu palabra, como una saeta,
llevó el Evangelio por toda la tierra.
Doctor de las gentes, vas sembrando Iglesias;
leemos tus Cartas en las asambleas,
y siempre de Cristo nos hablas en ellas;
la Cruz es tu gloria, tu vida y tu ciencia.

San Pedro y san Pablo: en la Roma eterna
quedasteis sembrados cual trigo en la tierra;
sobre los sepulcros, espigas, cosechas,
con riego de sangre plantasteis la Iglesia.

San Pedro y san Pablo, columnas señeras,
testigos de Cristo y de sus promesas.


28 de junio de 2018, I Vísperas de la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo. Entrada dedicada a ellos.

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