La Misa de la Vigilia Pascual, aún celebrada en las horas nocturnas del Sábado santo, se considera, a todos los efectos, la primera del Domingo de Pascua de Resurrección.
Lo mismo ocurre con la Misa de la Noche de Navidad, Misa que difiere de su correspondiente Vigilia.
Algunos liturgistas suelen emplear el neologismo "alitúrgico" para referirse al Viernes y Sábado santos, queriendo significar la ausencia del Santo Sacrificio en dichos días. Aunque sea correcto lo que quieran expresar, el empleo de ese término es por demás discutible si se tiene en cuenta su etimología, que significaría "no liturgia, ausencia de liturgia". Digo "significaría", en Modo Potencial, pues reitero: se trata de un neologismo en español.
El
carácter discutible del empleo del término, -siempre
desde el punto de vista etimológico-, se debe a que el Viernes y Sábado
santos son, a su medida, días litúrgicos en el sentido de que en ambos
se reza la Liturgia de las Horas, y que en el primero, además, tiene
lugar una Acción plenamente litúrgica, la principal del día, denominada
"Celebración de la Pasión del Señor".
También solía llamarse a la Acción litúrgica del Viernes santo: "Misa de los presantificados", en alusión a que en tal celebración se distribuían las hostias consagradas la tarde precedente, en la Misa In Cena Domini ("presantificadas"). Esta última también es una denominación discutible, puesto que la Celebración de la Pasión del Señor, aunque goce de la máxima dignidad, de ninguna manera es una Misa.
Otro neologismo no tan empleado pero igualmente discutible es el de "aneucarístico" o "aeucarístico", en referencia a la mencionada ausencia del Santo Sacrificio en los dos días referidos. Una vez más, la etimología refuta lo que se quiere significar.
En
efecto, en ninguno de esos días hay "ausencia de Eucaristía". De hecho,
hay Reserva y puede llevarse la Comunión a los enfermos.
El
mismo Viernes Santo, la tercera parte de la mentada Acción litúrgica,
se llama propiamente "Sagrada Comunión", pues, como en una Misa, el
Santísimo Sacramento es distribuido entre los fieles.
Es interesante
subrayar que antiguamente, el Viernes Santo no se distribuía la Comunión
durante la Acción litúrgica. Casi podría decirse que suplía a dicha
Comunión el beso a la Cruz. De allí la gran devoción que suscitaba en
los ayunantes este beso ritual. Aún hoy se conserva -aunque quizás más
austera y solemnemente- en la segunda parte de la Celebración, llamada
justamente "Adoración de la Cruz", nombre muy sugestivo porque se trata
de una figura retórica llamada "metonimia". Quiere expresar que se adora
no a la Cruz sino a Aquel que pendió de ella como Precio de nuestra
salvación. Por eso, para subrayar esta realidad, es importante que tal
Cruz tenga la efigie del Crucificado (como puede apreciarse siempre en
la Liturgia papal), y que sea una sola y lo suficientemente grande y
bella. (Cf. aquí).
En esas horas santas, todos debemos hacer genuflexión ante ella pero POR ÉL.
En fin, si bien la Santa Misa es el Supremo Acto de Culto de la Iglesia, no es el único en el ámbito de la liturgia. Referirse a un día como "alitúrgico", etimológicamente significaría que en él hay, desde el punto de vista canónico, ausencia absoluta de todo acto litúrgico. Afortunadamente, no existe tal día.
Aniversario del natalicio de san Juan Pablo II.
Entrada dedicada a Jesús, triturado por nuestros crímenes, y al amado Pontífice polaco, asociado íntimamente por el sufrimiento a la Pasión del Salvador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario