Antífona de entrada Cf. 1 Tes 4, 14
Oración colecta
Dios y Padre nuestro, que no hiciste la debilidad humana para la muerte, sino para que en ella sea glorificado tu Hijo, extiende tu mano sobre nuestros hermanos difuntos, para que, los que de ti han nacido, reciban de ti la plenitud de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura
Ya vivamos, ya muramos, somos del Señor.
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos. 14, 7-9
Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo.
Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; así que ya vivamos, ya muramos, somos del Señor. Pues para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de muertos y vivos.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 114, 5 y 6: 115, 10-11. 15,-16ac
R/ Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.
V/ El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo; el Señor guarda a los sencillos: estando yo sin fuerzas me salvó.
R/ Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.
V/ Tenía fe, aun cuando dije: «¡Qué desgraciado soy!» Yo decía en mi apuro: «Los hombres son unos mentirosos».
R/ Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.
V/ Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo: rompiste mis cadenas.
R/ Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.
Aleluya 2 Tim 2, 11-12a
Si morimos con él, también viviremos con él; si perseveramos, también reinaremos con él.
Evangelio
Todo el que cree en el Hijo tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día.
† Lectura del santo Evangelio según San Juan 6, 37-40
En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: «Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».
Palabra del Señor.
Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, el sacrificio que te ofrecemos por nuestros hermanos difuntos para que, configurados con tu Hijo en su muerte, experimenten también la fuerza de su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio propio
La obra de salvación de Jesucristo.
V. El Señor esté con ustedes.
R.Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque él mismo infundió en nuestros corazones
paciencia y fortaleza, junto con una fe viva,
esperanza y amor de aquellos bienes eternos,
que él nos mereció y adquirió con los trabajos incomparables
de su vida temporal y con su muerte.
Por él, los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales
adoran a tu Majestad, unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de Comunión Flp 3, 20-21
Esperamos al Salvador, nuestro Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo frágil en un cuerpo glorioso, semejante al suyo.
Oración después de la Comunión
Dios y Padre nuestro, ya que nadie puede llegar a ti si tu Hijo no lo lleva, por la fuerza de este sacramento resucita a nuestros hermanos en el último día, para que quienes, bajo el estandarte de la Cruz, participaron por la paciencia en los sufrimientos de tu Hijo, estén contigo en la gloria.Por Jesucristo, nuestro Señor.
6 de noviembre de 2021, para los jesuitas, "Conmemoración de todos los difuntos de la Compañía de Jesús".
Entrada publicada en sufragio por ellos.
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