Antífona de entrada Cf. Ef 1, 3-4
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,que nos ha bendecido en Cristo para que fuésemos santos e irreprochables a sus ojos, por el amor.
Se dice Gloria.
Oración colecta
Dígnate, Señor, habitar en nuestros corazones, convertirlos, atraerlos a ti y transformarlos, para que siguiendo el ejemplo de san Ignacio de Loyola y de todos los santos de la Compañía de Jesús, podamos manifestar a todos tu rostro y tu presencia, con el testimonio vital de nuestra propia vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura
El mandamiento está muy cerca de ti, para que lo cumplas.
Lectura del libro del Deuteronomio 30,10-14
En aquellos días: habló Moisés al pueblo, diciendo: escucha la voz del Señor, tu Dios, observando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el libro de esta ley, y vuelve al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma. Porque este precepto que yo te mando hoy no excede tus fuerzas, ni es inalcanzable. No está en el cielo, para poder decir: "¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lop roclamará para que lo cumplamos?". Ni está más allá del mar, para poder decir:
"¿Quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?" El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que lo cumplas.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 15, 1-2a. 5. 7-8.11
R/ Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
V/ Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. Yo digo al Señor: «Tu eres mi Dios».
R/ Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
V/ El Señor es el lote de mi heredad y mi cáliz, mi suerte está en tu mano.
R/ Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
V/ Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor; con él a mi derecha no vacilaré.
R/ Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
V/ Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.
R/ Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
Evangelio
Aleluya.
Permaneced en mí y yo en vosotros, dice el Señor; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante. Jn. 15, 4-5b.
Si el grano de trigo muere, da mucho fruto
† Lectura del santo Evangelio según San Juan 12, 23-26
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre le honrará.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Pidamos al Padre su ayuda para imitar la vida y entrega de los Santos y Beatos de la Compañía de Jesús:
-Para que sigamos el camino de nuestros hermanos que nos han precedido con una vida de entrega total a Dios, roguemos al Señor.
-Que Cristo, Palabra encarnada, ofrecido totalmente a nosotros, sea nuestra única esperanza y la alegría de nuestra vida, roguemos al Señor.
-Que los santos y beatos que conmemoramos hoy, nos ayuden a ofrecer totalmente nuestras vidas por la mayor gloria de Dios y la salvación de la gentes, roguemos al Señor.
-Para que, partícipes y servidores de la misión de la Iglesia, “pobres e ilustrados” como los primeros compañeros, hagamos presente el Evangelio allí donde le es más difícil llegar, entre los excluidos y entre aquellos que lo rechazan o se muestran indiferentes ante él, roguemos al Señor.
-Que en todos los momentos de nuestra vida, sea Cristo la fuente inspiradora de la alegría que disfrutan ya nuestros hermanos en la gloria, roguemos al Señor.
Oración conclusiva
"Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que conoces nuestra debilidad. Ayúdanos a llevar adelante la obra de la Compañía que inspiraste a San Ignacio, y a la que tantos santos, hermanos nuestros, consagraron con fe los años de su vida. Por Cristo, nuestro Señor".
Oración sobre las ofrendas
Al acercarnos a tu altar, Señor, en la celebración de todos los miembros de la Compañía de Jesús que se encuentran ya en la gloria de tu Reino, imploramos de tu misericordia que muevas nuestras voluntades y te dignes mostrarnos lo que hemos de hacer para tu mayor gloria y alabanza. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio propio
La Compañía en la gloria con Cristo
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque, en medio de las vicisitudes del mundo,
nos mostraste en todos los santos de la Compañía de Jesús
el camino segurísimo para llegar a la perfecta unión con Cristo.
En ellos nos has dado ejemplo de celo apostólico,
intercesores eficaces y fieles compañeros en tu alabanza,
para que nuestra mínima Compañía, sostenida con tal auxilio,
pueda promover en todas partes con mayor eficacia tu gloria,
y dedicarse más intensamente a su misión.
Por eso, unidos con la multitud de los ángeles y los santos,
cantamos, a una voz, el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
Antífonas de Comunión Cf. Jn 15, 16
No son ustedes los que me han elegido, dice el Señor; soy yo quien los ha elegido y los he destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca.
Oración después de la Comunión
Dios y Padre nuestro, te pedimos que el sacramento que hemos recibido nos comunique el conocimiento interno de tu Hijo encarnado, para que siguiendo sus huellas, junto con todos los santos de la Compañía de Jesús, más le sirvamos y más lo sigamos. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
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