Nochebuena: inmediata preparación orante para la Misa

 

 

 

Cuatro son las Eucaristías -con textos bíblicos y eucológicos diferentes- con las que se puede cumplir el precepto de Navidad: la Misa de la Vigilia, la Misa de la Noche, la Misa de la Aurora y la Misa del Día. La segunda, es decir la Misa solemne en la santísima Noche del Nacimiento de Cristo, (Nochebuena), desde siempre es la que ha gozado de la máxima estima por parte de los fieles.

En 2011 y 2012, la Oficina de Celebraciones litúrgicas del Sumo Pontífice, como preparación inmediata de la Misa en la Nochebuena, dispuso el rezo solemne del Oficio de lectura de la Liturgia de las Horas, tal y como lo proponen las normas litúrgicas.

 

En esta entrada, quiero compartir con el lector la traducción al español (adaptada) de la inmediata preparación para la celebración eucarística de esta Noche entrañable, que se llevó a cabo en 2010 y en años anteriores en la Basílica de San Pedro, antes de la Misa papal.

 

Los textos contribuyen a disponer espiritualmente a los fieles para que sean más conscientes de la importancia de la solemne Eucaristía celebrada en la Noche esplendorosa de la Natividad de Jesucristo.

En cambio, en 2010 y en años anteriores, se había sugerido el siguiente esquema:

 

Introducción

 

Siguiendo una tradición antiquísima que se remonta a los inicios de la Iglesia de Roma, los cristianos celebran, en el corazón de esta sagrada Noche, el misterio de la Navidad del Señor, recordando el silencio que reinaba en todas partes cuando el Hijo de Dios se hizo hombre y su luz brilló ante los pastores, los cuales, mientras vigilaban el rebaño, acogieron el anuncio gozoso de la Natividad del Salvador.

 

En esta Noche santa, también nosotros nos reunimos para celebrar, en comunión con el Santo Padre N, el misterio del Nacimiento del Señor: misterio de la Luz que brilla en la oscuridad, de la Palabra hecha carne, del Pan bajado del Cielo. 

 

Nos unimos en la fe a todos los cristianos que celebran en el mundo entero la memoria de este inefable evento de nuestra salvación; en particular a nuestros hermanos de África y de Asia; de América del Norte, Central y del Sur; de Australia y Oceanía; de Europa del Este y del Oeste; (que se unen a nosotros a través de la radio, la televisión y los nuevos medios de comunicación).

 

El anuncio y la espera del Mesías

 

Antes de la celebración, en un breve pero intenso momento de oración, se nos invita a recordar las profecías que anunciaban al Mesías prometido, las oraciones con que era invocado, y el silencio cósmico que precedió inmediatamente a su bendito Nacimiento:

 

(Por tanto, antes de cantar, como los ángeles en la Noche santa, la gloria de Dios en el Cielo y la paz a los hombres en la Tierra, se proclamará el Anuncio del Nacimiento del Señor en la plenitud de los tiempos, siguiendo el texto antiguo de la Kalenda. Este anuncio nos recordará que Cristo, el Redentor de la humanidad, es el centro del cosmos y de la historia).

 

 

1. En escucha de la promesa sobre el Mesías

 

Escuchemos algunos textos proféticos del Antiguo Testamento que fueron anunciando, de modo progresivo, la Venida del Mesías.

Unánimes en el canto, aclamemos tan gozoso anuncio:

Latín:

Regem venturum Dominum, venite, adoremus.

 

Español:

Al Rey y Señor que ha de llegar, venid, adorémoslo.

A continuación, se proclaman las siguientes lecturas bíblicas:

-Del libro del Génesis: 49, 1-2.10

-Del libro del profeta Isaías: 11, 1-4a

-Del libro del profeta Miqueas: 5, 1-3a

-Del libro del profeta Isaías: Sofonías 3, 14-15

 

 

2. En oración por la Venida del Mesías: Antífonas "O"

 

Las antiquísimas Antífonas Mayores de Adviento, propias de la liturgia romana, con la serie de títulos mesiánicos y la fervorosa invocación por la Venida del Mesías, nos preparan para acoger a Aquel que fue anunciado e invocado como el "Emmanuel", Dios con nosotros.

Al cantar (recitar), estas célebres invocaciones, unimos nuestra voz a la plegaria de los Justos del Antiguo Testamento:

Latín:

Ant. Rorate, cæli, desuper et nubes pluant iustum. Is. 45, 8. 

Español:

 

"Destilen, cielos, su rocío, y que las nubes lluevan al Justo".

 

(Se canta cada una de las siete Antífonas Mayores con la aclamación Rorate caeli).

 

 

3. La espera de toda criatura 

 

Con un breve pasaje extraído de los antiguos relatos del Nacimiento de Cristo y una antífona inspirada en el Libro de la Sabiduría (18, 14-15), se recuerda ahora el silencio y la expectativa de toda la creación por el gran Misterio de esta Noche, anhelada por los siglos:


El silencio estático de toda la creación 

 

De los relatos antiguos del Nacimiento de Cristo:

 

Se hizo el máximo silencio. En ese momento, todo se detuvo, temblando: de hecho, los vientos dejaron de dar su aliento, no se movían ni siquiera las hojas de los árboles. Nada se oía. Ni se escuchaba el sonido de las aguas. Los ríos y los mares no fluían ya. Todas las fuentes de agua estaban en silencio. No resonaba ninguna voz humana. Imperaba un gran silencio. 

 

En ese instante predicho por las profecías, el mismo polo detuvo el ágil movimiento de su curso. Las husos horarios cesaron. 

 

Con gran temor, todas las cosas quedaron en silencio, atónitas. 

 

El universo esperaba y acogía la llegada del Rey Mesías, en la plenitud de los siglos...

Coro y asamblea: 

Ant. Mientras el silencio envolvía todo y la noche estaba a mitad de camino, tu Palabra omnipotente, oh, Señor, bajó de su trono real. Aleluya.

Canto de la Kalenda o Pregón de Navidad.

 

Y comienza la Misa de Nochebuena, con la solemne procesión de entrada.

Fuentes:  

 

Librito de la celebración de la Natividad del Señor, Oficina de Celebraciones litúrgicas del Sumo Pontífice, Año 2010.

Librito de la celebración de la Natividad del Señor, Oficina de Celebraciones litúrgicas del Sumo Pontífice, Año 2011.

Librito de la celebración de la Natividad del Señor, Oficina de Celebraciones litúrgicas del Sumo Pontífice, Año 2012.

Para un Septenario de preparación para la Navidad, ver aquí.

 



17 de diciembre de 2021, primera Feria Mayor de Adviento.
Entrada dedicada al Mesías esperado, Cristo, nuestro Emmanuel.