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jueves, 1 de noviembre de 2012

Guión: Solemnidad de Todos los Santos




 
Para disipar dudas sobre la coincidencia total o parcial de esta solemnidad y de la Conmemoración de los Fieles Difuntos con las Misas dominicales, ver aquí. Sobre dicha coincidencia en las solemnidades en general, aquí.

 
La Misa puede comenzar con una procesión de entrada, de acuerdo con las normas litúrgicas. Es oportuno cantar simultáneamente algún formulario de las Letanías de los santos, aprobado por la Santa Sede. Es aconsejable usar el incienso.


Introducción


Con esta aclamación de las Letanías de los santos, la Iglesia invoca en este día solemne a todos sus hijos bienaventurados, los cuales reinan con Cristo para siempre.

En efecto, hoy celebramos la gloria de la Iglesia triunfante, y honramos a sus celestiales moradores. 
Ellos son nuestros mediadores ante el único Intercesor que es el Hijo de Dios, Galardón y Corona de todos los santos.

Hoy se abren las puertas de la Jerusalén celestial, y contemplamos a la grandiosa multitud de los elegidos, con Santa María a la cabeza, adorando a la excelsa Trinidad, único Dios verdadero.

Celebremos pues, el Sacrificio del Señor, al que se unen, para la salvación del mundo, los méritos de todos los justos del Antiguo y del Nuevo Testamento, conocidos e ignotos. Acerquémonos así, al Dios Uno y Trino, Fuente de toda santidad.

Se cantan, o en su defecto, se recitan, el Kyrie y el Gloria.


Liturgia de la Palabra

Primera lectura: Apoc. 7, 2-4. 9-14

El número simbólico de los "ciento cuarenta y cuatro mil" elegidos se refiere a aquellos que acepten el don de la salvación que el Señor ofrece a la humanidad entera.

Segunda lectura: I Jn, 3, 1-3

El apóstol amado del Salvador nos exhorta a la santidad como respuesta al gran amor que Dios nos tiene, manifestado en la entrega de su mismo Hijo por nuestra salvación.

Evangelio: 4, 25_5, 12

Las Bienaventuranzas evangélicas son el programa de vida de los santos y la mejor síntesis de lo que fue su fidelidad a Dios y a la Iglesia.

Homilía.
 
Credo.


Oración de los fieles

Las siguientes preces mencionan nominalmente a los principales santos y hacen referencia también a las categorías litúrgicas dentro de las que se inscriben. Pueden añadirse, siempre en su correspondiente categoría, los santos patronos del lugar o titulares de la iglesia (arqui)diocesana y de la parroquia.

Puede omitirse lo que está entre paréntesis:

En comunión con la Madre del Señor, Reina de todos los Santos, con su castísimo Esposo san José, y con los demás bienaventurados, elevemos nuestras súplicas al Único verdaderamente Santo.

Respondemos a cada intención: R. Con tus santos, te rogamos, Señor

-Por la Santa Iglesia Católica, para que teniendo como modelo a la gloriosa Madre de Dios, sepa reflejar cada vez más fielmente el ideal de la Nueva Jerusalén. Oremos con los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, y con todos los Coros de espíritus bienaventurados. R.

-Por el Santo Padre N, Vicario de Cristo, para que con el auxilio de su primer predecesor, el apóstol San Pedro, y de San Pablo, el gran evangelizador, pueda anunciar con santa audacia el Evangelio de Jesucristo a todos los pueblos. Oremos con los santos apóstoles, evangelistas y discípulos del Señor. R.

-Por los gobernantes de las naciones, para que siguiendo el ejemplo de los antiguos patriarcas, se consagren a su pueblo con verdadero espíritu de servicio. Oremos con san José, el primero y el más grande de los justos, con Abel, Melquisedec, Abraham, y con todos los patriarcas. R.

-Por los misioneros, heraldos del Dios de las promesas, para que lleven el Evangelio hasta los rincones más remotos del Planeta. Oremos con san Juan Bautista, el más grande de los profetas, con Moisés, Elías y Eliseo, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel y todos los demás profetas. R.

-Por los que son perseguidos a causa de su fe, para que, fortalecidos por el testimonio de quienes los precedieron, perseveren en la Verdad que anuncian, que es el mismo Cristo, nuestro Dios. Oremos con Esteban (el protomártir), Ignacio (de Antioquía), Lorenzo, Vicente (de Huesca), Inés, Águeda, Lucía, Cecilia, Anastasia y con todo el ejército de los mártires. R.

-Por los que lo dejaron todo para pastorear la grey de Jesús, para que reciban la corona que no se marchita. Oremos con Agustín (de Hipona), Tomás (de Aquino), Gregorio (Magno), Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, y con todos los santos pastores; con Teresa de Ávila, Teresita, Rosa, Catalina (de Siena), Teresa de Calcuta, y todas las santas vírgenes. R.

-Por los difuntos, que aguardan el encuentro definitivo con Dios, para que por los méritos e intercesión de los que ya han arribado a la Meta, lleguen también ellos al Hogar del Cielo. Oremos con Mónica, los indígenas Juan Diego (vidente de la Virgen de Guadalupe) y Catalina Tekakwitha, el rey Luis, los cónyuges Celia y Luis Martin (padres de santa Teresita), y con todos los santos laicos. R.

Oración conclusiva

"Dios, autor, origen y fuente de toda santidad, que en tu multifacética y suma belleza te has manifestado a los ángeles y santos, y has querido que iluminaran todas las generaciones con los destellos de tu refulgente luz, oye paternalmente, por la intercesión de todos estos bienaventurados, las súplicas de tu pueblo reunido para glorificarte. Por Jesucristo, nuestro Señor."


Ofertorio

"En honor de la Santa e Indivisa Trinidad, para exaltación de la fe católica y edificación de la vida cristiana...".

A la luz de estas palabras, tomadas de la fórmula oficial de canonización de los beatos, nos disponemos a ofrecer la Víctima inmaculada de nuestra salvación, en honor de todos los santos, para gloria de Dios, ornato de la Iglesia y beneficio de los oferentes y del mundo entero. Para ello, acercamos al Altar el pan y el vino que Jesús eligió como materia del Santísimo Sacramento, que perpetúa su Presencia entre nosotros hasta el final de los tiempos.

Se emplea el Prefacio propio de la solemnidad: De gloria matris nostrae Ierusalem.

Conviene emplear la Plegaria Eucarística I, el venerable Canon Romano, que posee una lista de los primeros y más importantes santos de la Iglesia. Es oportuno mencionar incluso a aquellos que las rúbricas permiten omitir. 


Comunión

La Eucaristía es el Alimento de los elegidos. Todos los santos hallaron en ella la fuerza para vencer los ataques del Enemigo, y practicar en grado heroico las virtudes cristianas. Siguiendo las huellas de esta incontable muchedumbre de elegidos, recibamos también nosotros el Pan del amor y de la santidad.

Conviene usar la Bendición solemne de Todos los Santos.


Despedida

Hemos recibido los sagrados dones de la Palabra y del Pan. Que ellos nos fortalezcan y refuercen nuestra misión de testigos de Jesucristo, a ejemplo de los santos del Cielo.

 
Guion para la Conmemoración de los Fieles Difuntos, aquí.

 
1° de noviembre de 2012, solemnidad de Todos los Santos.
(Última actualización de la entrada: 25/10/20).

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