Cada 8 de septiembre, la Iglesia Universal celebra la "fiesta" del Nacimiento de la Virgen María. A continuación, se transcriben los himnos propios de la versión latina de la Liturgia de las Horas (A), traducidos al español, seguidos de otro formulario aprobado para algunas Conferencias Episcopales hispanohablantes (B):
A)
Oficio de lectura y Vísperas: Beata Dei Genetrix
Oh, bienaventurada Madre de Dios,
y honor de nuestra raza, por quien,
de siervos, fuimos hechos libres
e hijos de la Luz.
Oh, María, Virgen Reina,
Oh, María, Virgen Reina,
del linaje de David, más noble todavía
por tu Hijo, que por tu estirpe.
Dejando lejos lo antiguo,
Dejando lejos lo antiguo,
trasplántanos a este Germen nuevo,
donde, por ti, se confiere a los hombres
un sacerdocio regio.
Desata con tus preces el nudo
Desata con tus preces el nudo
de nuestras culpas y por medio de tus méritos,
condúcenos hasta el Premio del Cielo.
Para Dios, Uno y Trino, toda la gloria,
Para Dios, Uno y Trino, toda la gloria,
oh, Virgen nobilísima, que quiso enriquecerte
con el tesoro de sus gracias. Amén.
Laudes: O Sancta Mundi Domina
Oh, Señora del mundo,
Reina excelsa del Cielo,
Estrella brillante del mar,
Virgen y Madre santa.
¡Muéstrate, comienza ya a brillar,
¡Muéstrate, comienza ya a brillar,
oh, dulce Hija, Renuevo del que brotará
la Flor nobilísima de Cristo,
Dios y Hombre!
Hoy, como cada año, la Iglesia
Hoy, como cada año, la Iglesia
celebra tu nacimiento,
cuando resplandeciste como Fruto
de la más selecta estirpe.
Por Ti, los hijos de la tierra
Por Ti, los hijos de la tierra
comenzaron a serlo también del Cielo,
pues ambos órdenes quedaron
entre sí admirablemente reconciliados.
Gloria a Ti, oh, Trinidad Beatísima,
Gloria a Ti, oh, Trinidad Beatísima,
por los siglos sin término,
que quisiste a Santa María,
como Madre de tu Iglesia. Amén.
B)
Oficio de lectura
Niña de Dios, por nuestro bien nacida;
tierna, pero, tan fuerte, que la frente,
en soberbia maldad endurecida,
quebrantasteis de la infernal serpiente;
brinco de Dios, de nuestra muerte, vida,
pues vos fuisteis el medio conveniente
que redujo a pacífica concordia
de Dios y el hombre la mortal discordia.
Creced, hermosa Planta, y dad el fruto
presto en sazón, por quien el alma espera
cambiar en ropa rozagante el luto
que la gran culpa le vistió primera.
De aquel inmenso y general tributo,
la paga conveniente y verdadera
en vos se ha de fraguar: creced, Señora,
que sois universal remediadora.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.
Laudes
Hoy nace una clara Estrella,
tan divina y celestial,
que, con ser Estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
De Ana y de Joaquín, oriente
de aquella Estrella divina,
sale su luz clara y digna
de ser pura eternamente:
el alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que, con ser Estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
No la iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial,
que, con ser Estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
Gloria al Padre, y gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
el alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que, con ser Estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
No la iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial,
que, con ser Estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
Gloria al Padre, y gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
Vísperas
Canten hoy, pues nacéis vos,
los ángeles, gran Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.
Canten hoy, pues a ver vienen
nacida su Reina bella,
que el Fruto que esperan de ella
es por Quien la gracia tienen.
Digan, Señora, de vos,
que habéis de ser su Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.
Pues de aquí a catorce años,
que en buena hora cumpláis,
verán el Bien que nos dais,
remedio de tantos daños.
Canten y digan, por vos,
que desde hoy tienen, Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando venga Dios.
Y nosotros, que esperamos
que llegue pronto Belén,
prepararemos también
el corazón y las manos.
Vete sembrando, Señora,
de paz nuestro corazón,
y ensayemos, desde ahora,
para cuando nazca Dios. Amén.
Vete sembrando, Señora,
de paz nuestro corazón,
y ensayemos, desde ahora,
para cuando nazca Dios. Amén.
8 de septiembre de 2018, fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María.
Entrada dedicada a la Virgen Niña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario