Misal: Textos bíblicos y eucológicos (en negro); rúbricas: rojo.
Guion: marrón.
Comentario del blog: azul.
Las palabras de Jesús al morir en la Cruz «Ahí tienes a tu hijo... Ahí tienes a tu madre» (Jn 19,26-27), la Iglesia las recibe como un testamento particular, en el cual Cristo, el Señor, «confió a todos los discípulos como hijos» a la Virgen Madre (León XIII, Carta encíclica Octobri mense: ASS 24 [1891-1892], p. 195) Y encomendó a los discípulos que la veneraran como Madre. De ahí que «se establece entre la Virgen y los fieles discípulos un fuerte vínculo de amor» (Prefacio), que esta Misa pone de relieve y celebra.
Encomienda de los discípulos. En primer lugar se glorifica a Dios, que «da a María un puesto en la Iglesia, como madre feliz de hijos» (Antífona de entrada, cf. Sal 112 [113], 9); santa María es llamada «Madre de los creyentes» (Prefacio), en la cual los fieles encuentran refugio seguro (cf. Prefacio), y una y otra vez se conmemora a Jesucristo, que «nos entregó como hijos» a la Virgen Madre (Oración después de la comunión, cf. ea, Oración sobre las ofrendas, Prefacio). La «encomienda» forma parte del misterio de la Pasión de Cristo y del sufrimiento compartido de la Virgen; por esto la liturgia recuerda a la Santísima Virgen «junto a la cruz ... mirando compadecida las heridas del Hijo, / sabiendo que por Él vendría la redención para todos» / (Versículo antes del evangelio), y el Apóstol pone en su boca aquellas palabras: «Lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación, lograda por Cristo Jesús, con la gloria eterna» (Antífona de comunión, 2 Tm 2, 10); teniendo presente a María, la liturgia propone a los fieles el ejemplo de aquella madre admirable de los Macabeos que, «viendo morir a sus siete hijos, ...lo soportó con entereza, esperando en el Señor» (1ª Lectura, 2 M 7, 1. 20-29).
Encomienda de la Virgen. Pero también la Virgen fue encomendada por Cristo al amor y a los cuidados del discípulo amado: «Éste es Juan, a quien Cristo en la cruz encomendó a su Madre, la Virgen» (LH 27 diciembre Laudes antífona 2); en la persona de Juan, Cristo hizo a todos los discípulos «herederos de su amor hacia la Madre» (Oración sobre las ofrendas, cf. SV 1276), y éstos «la reciben como herencia preciosa del Maestro» (Prefacio) y, escuchando los consejos de la Virgen (cf. Prefacio, Jn 2, 5), solícitos «cumplen las palabras del Maestro» (Prefacio).
Introducción
Los hijos de la Iglesia nos reunimos en santa asamblea para rendir a Dios el mayor Acto de culto que Le debemos: el Sacrificio Pascual de su Hijo. Y lo hacemos queriendo imitar los sentimientos y actitudes de la Santísima Virgen María, perfecta Discípula del Señor: humildad, docilidad, disponibilidad, servicio, y sobre todo, un incomparable amor a Dios y a las almas.
Antífona de entrada Cf. Sal 112 (113), 4. 9
El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. Él da a María un puesto en la Iglesia, como madre feliz de hijos.
Oración colecta
Señor, Padre santo, que has establecido la salvación de los hombres en el misterio pascual, concédenos ser contados entre los hijos de adopción que Jesucristo, tu Hijo, al morir en la cruz, encomendó a su Madre, la Virgen María. Por nuestro Señor Jesucristo.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura
La mujer fuerte y madre ejemplar de la lectura que vamos a escuchar, es figura de María, la Madre del Redentor, que alienta a sus hijos a perseverar hasta el fin en la fidelidad a Cristo.
Madre admirable… viendo morir a sus hijos, lo soportó con entereza, esperando en el Señor
Lectura del segundo libro de los Macabeos 7, 1. 20-29
En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la ley.
Pero ninguno más admirable y digno de recuerdo que la madre. Viendo morir a sus siete hijos en el espacio de un día, lo soportó con entereza, esperando en el Señor. Con noble actitud, uniendo un temple viril a la ternura femenina, fue animando a cada uno, y les decía en su lengua:
-Yo no sé cómo aparecisteis en mi seno: yo no os di el aliento ni la vida, ni formé con los elementos vuestro organismo. Fue el Creador del universo, el que modela la raza humana y determina el origen de todo. Él, con su misericordia, os devolverá el aliento y la vida, si ahora os sacrificáis por su ley.
Antíoco creyó que la mujer lo despreciaba, y sospechó que lo estaba insultando. Todavía quedaba el más pequeño, y el rey intentaba persuadirlo, no sólo con palabras, sino que le juraba que si renegaba de sus tradiciones lo haría rico y feliz, lo tendría por amigo y le daría algún cargo. Pero como el muchacho no hacía ningún caso, el rey llamó a la madre y le rogaba que aconsejase al chiquillo para su bien. Tanto insistió, que la madre accedió a persuadir al hijo; se inclinó hacia él y, riéndose del cruel tirano, habló así en su idioma:
-Hijo mío, ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en el seno, te amamanté y crié tres años y te he alimentado hasta que te has hecho un joven. Hijo mío, te lo suplico, mira el cielo y la tierra, fíjate en todo lo que contienen y ten presente que Dios lo creó todo de la nada, y lo mismo da el ser al hombre. No temas a ese verdugo; ponte a la altura de tus hermanos y acepta la muerte. Así, por la misericordia de Dios, te recobraré junto con ellos.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 17, 2-3. 5-6. 7. 19-20 (R.: 7a)
R. En el peligro invoqué al Señor.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte. R.
Me cercaban olas mortales,
torrentes destructores me aterraban,
me envolvían las redes del abismo,
me alcanzaban los lazos de la muerte. R.
En el peligro invoqué al Señor,
grité a mi Dios:
desde su templo él escuchó mi voz,
y mi grito llegó a sus oídos. R.
Me acosaban el día funesto,
pero el Señor fue mi apoyo:
me sacó a un lugar espacioso,
me libró porque me amaba. R.
Versículo antes del evangelio
He aquí una hermosa glosa del versículo con que comienza el Evangelio de hoy:
Junto a la cruz de Jesús estaba su madre, mirando compadecida las heridas del Hijo, sabiendo que por él vendría la redención para todos.
Evangelio
Como Madre de Dolores, la Santísima Virgen une sus lágrimas a la Sangre del Cordero y se asocia así, de modo inigualable, al Sacrificio redentor. Como Madre de Esperanza, nos invita a no tener miedo de tomar nuestra cruz y seguir las huellas de Jesús.
Mujer, ahí tienes a tu hijo
+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 19, 25-27.
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre, y cerca al discípulo que tanto quería,
dijo a su madre:
— Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo:
— Ahí tienes a tu madre.
Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Las siguientes preces se desarrollan a la luz de algunas invocaciones de las tradicionales letanías lauretanas, elegidas en relación con la primera lectura de hoy:
En comunión con el discípulo amado y con las tres Marías santas (La Madre de Jesús, María de Cleofás y María de Magdala), elevemos al Padre nuestra súplica confiada, diciendo...
En comunión con el discípulo amado y con las tres Marías santas (La Madre de Jesús, María de Cleofás y María de Magdala), elevemos al Padre nuestra súplica confiada, diciendo...
R. Junto a María, Virgo veneranda (Virgen digna de respeto), acudimos a Ti, Señor
-María es Virgo potens ("Virgen poderosa").
+Que en ella la Iglesia encuentre refugio frente a los embates del Enemigo infernal. R.
-María es Virgo fidelis ("Virgen fiel").
+Que con su auxilio, los obispos, presbíteros, diáconos, religiosos, consagrados y laicos, en permanezcan en la comunión con el Santo Padre N, en el seno de Iglesia. R.
-María es Mater Creatoris ("Madre del Creador").
+Que siguiendo su ejemplo, aprendamos a cuidar de la Tierra y vivamos en plena concordia con todas las criaturas. R.
-María es Consolatrix aflictorum ("Consuelo de los afligidos").
+Que todos los que sufren, experimenten la incomparable ternura de su Maternidad espiritual. R.
-María es Regina Martyrum ("Reina de los mártires").
+Para que por su intercesión y la de los santos Macabeos y su madre (1), cese en el mundo la terrible espiral de persecución, violencia y muerte contra los cristianos, ante la cual, no pocos organismos inernacionales hacen oídos sordos. R.
-María es Mater mirabilis ("Madre admirable"), más aun, Ter mirabilis ("Tres veces admirable"), como le llama el Movimiento de Schoenstätt.
+Que por ella, en quien Dios obró verdaderos portentos, nuestros difuntos lleguen a gozar de la eterna bienaventuranza. R.
Ofertorio
Mientras permanecemos orantes junto a la Virgen ante las cruces del mundo que gime, hacemos la ofrenda del pan y el vino. Por este Sacrificio que vamos a ofrecer, Dios sigue sanando y salvando aquí y ahora.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, los dones que te presentamos con alegría, para que sean pra nosotros, Cuerpo y Sangre de Jesucristo, tu Hijo, que, clavado en la cruz, en Juan encomendó a la Virgen como hijos a todos los discípulos, y los hizo herederos de su amor hacia la Madre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
La entrega mutua de la Bienaventurada Virgen y del discípulo
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque junto a la cruz de Jesús,
por voluntad suya
se establece, entre la Virgen y los fieles discípulos,
un fuerte vínculo de amor:
María es confiada como madre a los discípulos,
y éstos la reciben como herencia preciosa del Maestro.
Así, será para siempre la madre de los creyentes,
que encontrarán en ella refugio seguro.
Ella ama al Hijo en los hijos,
y éstos, escuchando los consejos de la Madre,
cumplen las palabras del Maestro.
Por él,
los ángeles y los arcángeles
te adoran eternamente,
gozosos en tu presencia.
Permítenos unimos a sus voces
cantando tu alabanza:
Santo, Santo, Santo.
Comunión
Comulgar el cuerpo y la Sangre del Señor es unirnos plenamente a su Sacrificio Redentor. Iluminados por el ejemplo de María, la Mater boni consilii ("Madre del Buen Consejo"), dispongámonos a acoger con humildad este Sacramento de amor.
Antífona de comunión 2 Tm 2, 10
Lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación, lograda por Cristo Jesús, con la gloria eterna.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso, que el banquete eucarístico del Cuerpo y de la Sangre de Cristo aumente en nosotros el amor filial hacia la Virgen Madre, a quien tu Hijo nos entregó como hijos, cuando murió en la cruz y encomendó en tus manos su espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Despedida
Discípulos de Cristo, vamos tras sus huellas. La Madre del Señor es nuestra guía.
Nota
1. Los santos Macabeos y su madre, junto con el escriba Eleazar, están inscriptos oficialmente el 1° de agosto en el Martyrologium Romanum vigente. Por tanto, según las disposiciones de la Iglesia, es legítimo su culto.
19 de septiembre de 2014, conmemoración de Nuestra Señora de La Salette.
Entrada dedicada a ella.
Entrada dedicada a ella.
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