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miércoles, 8 de marzo de 2023

Iglesia "Dominus flevit": (El Señor lloró)

 



El sacro Llanto del Señor 


Probablemente, nuestro Señor Jesucristo, desde la misma santa Noche de su Nacimiento hasta su Muerte en la Cruz, lloró varias veces.


Las Sagradas Escrituras solamente nos dan cuenta de tres: 


-Por la muerte de su amigo Lázaro (Jn. 11, 35), a quien resucitaría de inmediato. 


-Por Jerusalén y por lo que ella padecería a causa de no haberlo reconocido como Mesías. (Lc. 19, 41).


-Después de la Última Cena, y antes de ser apresado como un malhechor, a causa de la traición de Judas Iscariote -y la nuestra-. (Heb. 5, 7).


Un templo dedicado al Llanto de Jesús por Jerusalén 


En la Tierra Santa, literalmente bendecida por sus huellas, sus lágrimas y su misma Sangre, en el mismo lugar en donde Cristo lloró, existe una Iglesia dedicada a este Llanto del Señor por su amada Jerusalén. Se llama Dominus flevit ("El Señor lloró"). Fue construida en 1955 en el Monte de los Olivos, sobre restos de un templo bizantino y de un monasterio y una capilla dedicados a la santa profetisa Ana, mencionada en el Evangelio de Lucas que relata la Presentación del Señor en el Templo.

La iglesia, vista desde afuera, tiene la forma de una lágrima:



El retablo de la iglesia que no está en ella


En el interior del santo recinto, hay un gran ventanal. Mirando a través de él desde el interior, se aprecia una excelente panorámica de la ciudad. Las imágenes hacen las veces de retablo:




La gallina que representa al mismo Señor 


En el precioso altar de mármol, se observa un mosaico que reproduce la imagen de una gallina que protege bajo las alas a sus pollitos, en alusión a otro texto bíblico, en el que nuestro Salvador dice:


“Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no has querido. Mira, tu casa va a ser abandonada.” (Lucas 13, 34):




La Misa propia


En ese sagrado lugar, el miércoles de la segunda semana de Cuaresma, con el grado litúrgico de "solemnidad", se celebra la Misa de la "Conmemoración del Llanto del Señor" (In Commemoratione Fletus Domini), en la que se proclama la página alusiva del Evangelio (Lc. 19, 41-44):


Flevit super illam


Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita».

Las lecturas de la Misa, previas a esta página evangélica, son: Jer. 14, 17-21; Sal. 78, 8-9. 11.13; Flp. 3, 17_4, 1). Se emplean ornamentos rojos y se usa el Prefacio I de Pasión.

La celebración da inicio a un peculiar itinerario espiritual que, en los sucesivos miércoles cuaresmales, contempla ciertos acontecimientos de la Pasión del Señor en el mismo lugar donde acaecieron:

+In Commemoratione Agoniæ Domini.
+In Commemoratione Flagellationis Domini.
+In Commemoratione Condemnationis Domini.
+In Commemoratione Ingressus Domini in Ierusalem.


Una amonestación dirigida a todos...

Seguirá resonando, a lo largo de los siglos, el santo reproche de Jesús a su tierra (y a nosotros), el dolor que Él mismo sintió al ser rechazado, la dura advertencia para quienes no lo aceptan como Salvador, y el testimonio del amor que, a pesar de todo, lo impulsó a morir crucificado por todos los pueblos y generaciones. 


Es verdad de fe que Jesucristo Resucitado, en su Cuerpo glorioso y en su Alma santísima, ya no sufre más y vive para siempre.


Pero también es cierto que padeció, padece y padecerá hasta el final de los tiempos en nosotros, los miembros de la Iglesia, su Cuerpo Místico.


Unámonos espiritualmente a las celebraciones litúrgicas de la iglesia Dominus flevit, en la Tierra de Jesús, pidámosle la gracia de las lágrimas que sean señal de arrepentimiento y conversión.


Reflexionemos qué de lo que hacemos o dejamos de hacer puede provocar no ya el Llanto sino un santo reproche,  similar al que el Señor hizo a Jerusalén, su patria amada:


¡No has conocido el tiempo en que te visité!



8 de marzo de 2023, conmemoración de san Juan de Dios, religioso.
Miércoles de la II semana de Cuaresma. 
En Tierra Santa, en la iglesia  Dominus flevit, Conmemoración del Llanto del Señor.
Entrada dedicada a este Llanto redentor de Jesucristo.

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