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sábado, 15 de diciembre de 2012

Guión: Misa solemne de Nochebuena

            



Inmediata preparación orante para la Misa, que se ha realizado varias veces en la Basílica de San Pedro: ver aquí.

Particularidades litúrgicas del Tiempo de Navidad: ver aquí.

Para saber acerca del cumplimiento del precepto navideño en caso de ocurrencia o concurrencia con el dominical, ver aquí.

Para entender de qué manera de distribuyen las celebraciones cuando esta solemnidad o la de la Madre de Dios ocurren en domingo o concurren con él, ver aquí.

Para comprender el porqué de la importancia de respetar el horario nocturno de esta Misa de la Noche de Navidad, ver aquí.

Formulario de Misa: ver aquí.

Guion para la Misa del Día santo de Navidad: aquí.


Ritos iniciales

Introducción

La proclamación del himno que sigue -o de una parte de él, si pareciera demasiado largo- puede introducir la Eucaristía de esta “santísima Noche” (1). Sería oportuno acompañarlo con el órgano, con las notas de la conocida melodía de la canción “Noche de paz”, u otra apropiada. Esto contribuiría a crear el clima de solemnidad propio de la grandeza de esta Noche. A la lectura de dicho himno sigue la procesión de entrada según las normas del Misal, y un canto adecuado, que puede ser el mismo cuya melodía se ha escuchado durante la recitación de aquél. Conviene portar en dicha procesión el Evangeliario que, como establecen las normas, debe colocarse sobre el Altar hasta que sea llevado al ambón para la proclamación del Evangelio. Luego, como en las Misas papales, este Libro, del que se ha escuchado la Buena Nueva del Nacimiento del Salvador, puede ser entronizado en algún lugar fuera del presbiterio. 


I  Himno a la mística Noche de amor y paz (autoría del blog)

“¡Oh, Noche refulgente y gozosa, que conociste el momento en que la Palabra omnipotente del Padre celestial  fue pronunciada sobre la Tierra!

¡Oh, Noche de amor y felicidad, en que exultaron de júbilo los Coros angelicales!

¡Oh, Noche majestuosa, por ti suspiraban los Justos del Antiguo Testamento!

¡Oh, sublime Noche de fulgores, esperada ansiosamente por la humanidad sedienta de amor!

¡Oh, Noche excelsa y sacrosanta, que presenciaste a la naturaleza expectante, mientras aguardaba el brote del Eterno Retoño!

¡Oh, Noche más clara que el día y más brillante que las estrellas, que anunciaste el Nacimiento del Mesías, Astro de preciosos resplandores!

¡Oh, misteriosa Noche de gracia, que acompañaste en el parto a la Rosa Mística, quien, por el rocío del Espíritu, daba a luz al perenne Pimpollo!

¡Oh, Noche de delicias, que saboreaste el Fruto dulce nacido de la fragante Flor!

¡Oh, Noche radiante y solemne, que custodiaste junto al santo Carpintero, los dos tesoros más preciosos del universo. El Hombre-Dios y la Madre-virgen!

¡Oh, Noche sacratísima, permite que nos asociemos a tu glorioso esplendor mediante la evocación de los profundos misterios que nos revelas: el Nacimiento de la Luz conciliadora, la manifestación de la Sabiduría eterna e increada, la visita del Amor encarnado y la Venida del Maná verdadero, Jesucristo, Hijo Único del Eterno Padre!”.
 
O bien: 


II (San Juan Pablo II, homilía en la Nochebuena de 1997)

«Os anuncio una gran alegría (...): Hoy os ha nacido (...) un Salvador, el Mesías, el Señor» (Lc 2, 10-11).

¡Hoy! Este «Hoy» que resuena en la liturgia no se refiere sólo al acontecimiento que tuvo lugar hace ya casi dos mil años y que cambió la historia del mundo. Tiene que ver también con esta Noche santa, en la que nos hemos congregado aquí,
(...) unidos espiritualmente a cuantos, en todos los rincones de la Tierra, celebran la solemnidad de la Navidad. Incluso en los lugares más apartados de los cinco continentes resuenan, en esta Noche, las palabras de los ángeles que escucharon los pastores de Belén: «Os anuncio una gran alegría (...): Hoy os ha nacido (...) un Salvador, el Mesías, el Señor» (Lc 2, 10-11).

Y la liturgia entrañable de la Misa de Nochebuena nos permite revivir este inefable Misterio de amor.

O bien:

III (San Juan Pablo II, homilía en la Nochebuena de 1999, Inicio del Magno Jubileo de la Encarnación redentora)


Desde hace veinte siglos brota del corazón de la Iglesia este anuncio alegre. En esta Noche Santa el ángel lo repite a nosotros, hombres y mujeres del final de milenio: "No temáis, pues os anuncio una gran alegría... Os ha nacido Hoy, en la ciudad de David, un salvador" (Lc 2,10-11). Nos hemos preparado a acoger estas consoladoras palabras durante el tiempo de Adviento: en ellas se actualiza el "Hoy" de nuestra redención.

En esta hora, el "Hoy" resuena con un tono singular: no es sólo el recuerdo del nacimiento del Redentor, es el comienzo del Gran Jubileo. Nos unimos, pues, espiritualmente a aquel momento singular de la historia en el cual Dios se hizo hombre, revistiéndose de nuestra carne.

Sí, el Hijo de Dios, de la misma naturaleza del Padre, Dios de Dios y Luz de Luz, engendrado eternamente por el Padre, tomó cuerpo de la Virgen y asumió nuestra naturaleza humana. Nació en el tiempo. Dios entró en la historia humana. El incomparable "Hoy" eterno de Dios se ha hecho presencia en las vicisitudes cotidianas del hombre.

"Hodie natus est nobis Salvator mundi" (Cf. Lc 2,10-11).

Nos postramos ante el Hijo de Dios. Nos unimos espiritualmente a la admiración de María y de José. Adorando a Cristo, nacido en una gruta, asumimos la fe llena de sorpresa de aquellos pastores; experimentemos su misma admiración y su misma alegría.

Luego de la procesión de entrada y del saludo propio del Misal, tiene lugar el Acto penitencial. Puede introducirse con las siguientes palabras (liturgia papal 2023):

"En esta Noche santa, celebramos la llegada de la luz del Verbo a la historia de la humanidad.
Alegrémonos por la venida del Mesías y, puestos a prueba por las tinieblas del pecado y los horrores de la guerra, pidamos al Padre el don del Espíritu, artífice del consuelo y la alegría, para que renueve la
faz de la tierra.
Reconozcámonos todos pecadores, invoquemos la misericordia del Señor y perdonémonos unos a otros desde lo hondo de nuestro corazón".


Sigue el canto del Kyrie, el cual puede introducirse con los siguientes tropos u otros:

-Tú, engendrado por el Padre desde la eternidad, Kyrie, eleison.

-Tú, Creador del tiempo, que te introduces en nuestra historia en esta Noche esplendorosa, Christe, eleison.

-Tú, que por la gracia, no dejas de venir a nuestras almas, Kyrie, eleison.


Proclamatio Nativitatis Domini nostri Iesu Christi (Kalenda): Anuncio oficial de Navidad

El Martirologio Romano recoge un valioso texto con el solemne Anuncio del Nacimiento de Jesús, texto que aún hoy sigue proclamándose inmediatamente antes de la Misa papal de Nochebuena. Ofrecemos una breve adaptación que puede ser recitada o cantada en el momento que precede al himno  Gloria in excelsis, si es que no se ha proclamado ya antes de la Misa como en la basílica vaticana.


“Cuando habían pasado muchos siglos desde la creación del mundo; después de los Patriarcas, Profetas y Jueces, bajo el gobierno del emperador César Augusto, estando todo el orbe en paz, en la sexta edad del mundo, Jesucristo, Dios Eterno e Hijo del Eterno Padre, queriendo consagrar al mundo con su misericordioso Advenimiento, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, y pasados nueve meses desde su Concepción, en una Noche como ésta, nació, hecho hombre, de la Virgen María, en Belén de Judá".

El texto se concluye con la siguiente aclamación solemne:

"NAVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN LA CARNE.”

Luego de lo cual se canta el Himno Gloria in excelsis. Simultáneamente algunos ministros pueden ingresar procesionalmente con el Niño Jesús, ofrendas florales y cirios. El Niño se entroniza en un lugar adecuado, y después de la celebración. se lleva solemnemente al pesebre. (En la Misa de San Juan Pablo II se procedía así).

Si no, el ingreso de la imagen del Niño y su entronización, puede hacerse antes del comienzo de la celebración, tal y como ocurría en la Misa del Papa Emérito Benedicto XVI, costumbre que ha conservado el Papa Francisco. En la Misa papal la imagen del Niño también suele estar cubierta con un paño, y luego de la solemne lectura del Anuncio oficial de Navidad, es descubierta por un diácono.

En todo caso, dicha imagen es colocada en un lugar central y venerada con incienso por el diácono, si él la ha colocado o descubierto, o por el celebrante principal (con tres golpes dobles, al tratarse de una imagen de nuestro Señor). En este caso y también si, omitido el ingreso solemne, la imagen del Divino Infante ya está en el pesebre desde el comienzo, se inciensa, luego del Altar, y sólo entonces; pero nunca después, durante la Misa. Esto vale para cualquier imagen sagrada. Lo explicitan claramente las normas litúrgicas.

Al concluir la Misa del Papa Emérito Benedicto XVI, la sagrada imagen era llevada procesionalmente por un diácono, luego de la Bendición final, hasta el pesebre levantado en la parte final de la basílica de San Pedro, y el Pontífice era el primero en venerarla. Aquí sí se inciensa, puesto que la Misa ya ha concluido. Su Santidad Francisco procede igual.

GLORIA IN EXCELSIS DEO


Después de la Kalenda, o bien,  del Kyrie. si aquélla ya se ha proclamado antes de la Misa, se canta el himno Gloria in excelsis. Es de suma importancia el canto, y no la simple recitación de este himno en la Noche misma en que los ángeles entonaron gozosos las primeras palabras que inspiraron su posterior desarrollo. Desafortunadamente, en la preparación de los cantos para esta, la Eucaristía más solemne del año después de la Vigilia Pascual, se prioriza el ensayo de los villancicos antes que el del himno Gloria, el Credo o el Agnus Dei. No es que esté mal ensayar y cantar villancicos; pero restar importancia a los cantos del ordinario de la Misa y relegarlos a segundo plano en la selección, el ensayo y la digna ejecución, es una falla litúrgica que hay que procurar evitar.

El himno Gloria in excelsis puede introducirse con estas palabras:

En esta Noche santa, resuenan en el Cielo y en la Tierra los Coros de los ángeles. Cantemos con ellos la Gloria de Dios.

Al canto de este himno, (o bien, al final del Anuncio oficial de Navidad, de acuerdo con la liturgia papal actual), donde las haya, deben hacerse repicar las campanas, como ocurre significativamente en la venerable basílica vaticana, solamente dos veces al año: Nochebuena y Vigilia Pascual, -si se exceptúa el día de la elección de un Pontífice Romano-. Allí, en el centro de la cristiandad, en esas dos Noches, las más santas del año, se escucha jubiloso el tañido de las campanas mayores, acompañadas de las más pequeñas, que se dejan oír habitualmente.


Colecta

Particularmente solemne es la oración colecta de esta santísima Noche (en el original latino comienza con la misma expresión que la de la Vigilia pascual): "Dios, que iluminaste esta santísima Noche...". Conviene que el celebrante principal la cante o la recite -acaso en latín y en castellano, para resaltar la universalidad de la Iglesia- con la claridad y la solemnidad que permita apreciarla plenamente. El guía puede introducirla con las siguientes palabras:

En la voz exultante de la Iglesia, llegue a Dios la súplica de la gran asamblea de la humanidad, iluminada por los fulgores de la Santa Nochebuena.

Transcribo el texto original latino de la oración, por si el celebrante principal quisiera cantarla o recitarla en la lengua oficial de la Iglesia:

Oremus.
 
Deus, qui hanc sacratissimam noctem
veri luminis fecisti illustratione clarescere,
da, quæsumus, ut, cuius in terra mysteria lucis agnovimus,
eius quoque gaudiis perfruamur in cælo.
Qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,
per omnia sæcula sæculorum.


Liturgia de la Palabra

 Primera lectura: Is. 9, 1-6

Hoy la Luz vence las tinieblas.
Hoy, en el pesebre, resplandece para nosotros la Luz verdadera: Cristo, el Señor.

O bien: (San Juan Pablo II, homilía en la Nochebuena de 1997)

"Israel, el pueblo de Dios de la antigua Alianza, fue elegido para traer al mundo, como «renuevo de la estirpe de David», al Mesías, al Salvador y Redentor de toda la humanidad. Junto con un miembro insigne de ese pueblo, el profeta Isaías, dirijámonos, pues, hacia Belén con la mirada de la espera mesiánica".

Segunda lectura: Tit. 2, 11-14

Hoy se nos ha manifestado la gloria y el amor de Dios, en el Nacimiento del Salvador según la carne.

Evangelio: Lc. 2, 1-14

“Hoy ha nacido el Salvador”. Es el anuncio que se escucha en toda la Tierra. Que resuene también en nuestro corazón a fin de que nos revistamos de Jesucristo, el Hombre nuevo.

O bien: (Ídem)

"¡El Nacimiento del Mesías! Es el acontecimiento central de la historia de la humanidad. Lo esperaba con oscuro presentimiento todo el género humano; lo esperaba con conciencia explícita el pueblo elegido". Y en esta santísima Noche, la liturgia nos hace partícipes del cumplimiento de ese anhelo.

Profesión de fe

Puede introducirse con las siguientes palabras:

En esta Nochebuena, cantemos (recemos) la Profesión de Fe, tesoro inapreciable de la Iglesia de todos los tiempos.

Recordar a los fieles que deben arrodillarse al pronunciar las siguientes palabras del Símbolo de los Apóstoles: "...fue concebido..." hasta "...nació de Santa María Virgen..." inclusive. Con una rodilla si se reza, con las dos si se canta. Si se reza el Credo niceno-constantinopolitano, debe procederse de la misma manera, desde las palabras "se encarnó..." hasta "...se hizo hombre".


Oración de los fieles

La Oración de los fieles sugerida para esta Noche es semejante a la del Viernes Santo, por su carácter solemne y “verdaderamente universal” (Cf. Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, 111). Un lector propone la intención, y el celebrante reza la oración correspondiente. Un modo más breve puede ser rezar sólo la oración, o incluso algunas de ellas.

Se proponen varios modelos para la elección; cada cual ha sido directamente traducido al español. El primero corresponde a la liturgia papal de la Misa de Nochebuena del año 2010, presidida por Su Santidad Benedicto XVI. Me pareció importante rescatar este formulario porque menciona las diversas categorías de santos implicados en el misterio de esta sagrada Noche. Es curioso que la última de las preces pida la intercesión de los "Santos Magos", recogiendo la tradición popular que les rinde culto, pues confiesa que estos Sabios orientales son moradores de la Jerusalén celeste.

El segundo modelo, más sencillo, procura exaltar la santidad de esta Noche de gracia, ideal para experimentar la bondad del Señor. (Fuente: Jesucristo y el Don de Sí mismo. Editorial Guadalupe).

El tercer modelo, corresponde a la Misa papal de 2014, presidida por el Papa Francisco, y está elaborado sobre la base de un más explícito contenido bíblico.

El cuarto modelo, es el de la liturgia papal de la Nochebuena del Año Santo de la Misericordia,  también presidida por el Papa Francisco en 2015. 

El quinto modelo es el de la Misa papal de la Nochebuena de 2016.

El sexto modelo se corresponde a la liturgia papal de la Nochebuena de 2017.
  
El séptimo modelo está tomado de la liturgia papal de la Nochebuena de 2018.

El octavo modelo, joya preciosa, es el empleado en la más solemne Eucaristía de la historia, la presidida por san Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro en la Noche entre el 24 y el 25 de diciembre de 1999, en ocasión de la Apertura de la Puerta Santa y del Inicio del Magno Jubileo del Bimilenario de la Encarnación.

El noveno modelo está tomado de la liturgia papal de la Nochebuena de 2019.
 
El décimo modelo está tomado de la liturgia papal de la Nochebuena de 2020.

El undécimo modelo está tomado de la liturgia papal de la Nochebuena de 2022.

El duodécimo modelo está tomado de la liturgia papal de la Nochebuena de 2023.
 

El sacerdote puede introducir la Oratio fidelium del modelo elegido con las palabras aquí propuestas o con otras semejantes.

La oración conclusiva de las preces del segundo modelo, como ellas, está dirigida a Cristo. Se proponen otras oraciones conclusivas que pueden usarse libremente en cualquiera de los demás modelos. (V.  infra*).

Modelo I: (Liturgia papal de la Nochebuena de 2010)

"En espíritu de adoración ante el Verbo de Dios hecho carne, agradecidos por su dulce presencia, elevemos nuestras súplicas al Padre celeste".

A cada súplica respondemos:

R. Concédenos la paz en nuestros días, Señor.

-Oremos por la Santa Iglesia de Dios.

+El Señor, por intercesión de la Santísima Virgen María, que Hoy ha dado al mundo al Salvador, le conceda el don de la consolación, de la unidad y de la paz. Oremos.

-Oremos por nuestro Santo Padre, el Papa N.

+El Señor, por intercesión de San José, le dé la gracia de perseverar, con renovado celo y caridad pastoral, en el ministerio petrino que Él mismo ha querido confiarle. Oremos.

-Oremos por las necesidades de la vida humana.

+El Señor, por intercesión de los Santos Profetas, inspire en los creyentes y en los hombres de buena voluntad, el respeto por la dignidad de la persona humana, desde la concepción hasta la muerte natural. Oremos.

-Oremos por todo el mundo.

+El Señor, por intercesión de los Santos Ángeles, dé a aquellos que tienen responsabilidades políticas, el coraje de trabajar incansablemente en favor de una pacífica convivencia entre los pueblos. Oremos.

-Oremos por la familia de Dios, Hoy aquí congregada.

+El Señor, por intercesión de los Santos Magos, reúna en la Iglesia a sus hijos esparcidos por todos los rincones del globo, y la haga Madre amable de esta multitud de hijos, llamados por el Espíritu de Cristo a la fe y al bautismo. Oremos.

O bien:

Nótese que algunas veces, como en el modelo que sigue, las preces pueden dirigirse directamente a Jesús:

Modelo II: (Jesucristo y el Don de Sí mismo I. Editorial Guadalupe).

“Hermanos, en comunión con María, Madre de la Luz verdadera, y con José, varón justo, dirijamos nuestras súplicas al Mesías, en la misma Noche bendita de su Nacimiento”.

A  cada intención respondemos: 

R. Christe, audi nos, Christe, exaudi nos

O bien:

R. Niño de Belén, bendícenos

-La Iglesia, revestida de Luz celestial, presenta Hoy el Recién nacido a todos los pueblos de la Tierra.

+Señor Jesús, por el Misterio de esta sagrada Noche, fortalece el testimonio de tu Iglesia ante el mundo. Oremos.

-Hoy, todos los católicos, nos unimos en el único Sacrificio al Sumo Pontífice N, que preside la Eucaristía inaugural del Tiempo de Navidad en la Basílica Vaticana.

+Señor Jesús, protege al Santo Padre N, y haz que sea el primero en manifestar con su vida, el don de tu Presencia entre nosotros. Oremos.

-En esta Noche extraordinaria, pensamos en nuestros hermanos que sufren, diseminados hasta en los más remotos rincones del Planeta.

+Señor Jesús, que tu Espíritu, Fuego de Amor que abrasa esta Noche con fulgores de eternidad, arda en el corazón de los que sufren y reavive su esperanza. Oremos.

-Dice san Juan Pablo II: “La santidad de esta Noche se abre desde el tiempo a la eternidad”.

+Señor Jesús, Astro resplandeciente del Padre, por el Misterio de esta Navidad, concede a los difuntos el perdón definitivo. Oremos.

O bien:

Modelo III: (Liturgia papal de la Nochebuena de 2014)


"Queridos hermanos, envueltos en los destellos de la Luz consoladora de Belén, supliquemos confiadamente al Padre de nuestro Señor Jesucristo, único Redentor del hombre".

R. Te rogamus, audi nos

-Oremos por la santa Iglesia de Dios.

+El Señor Jesús, que se ha entregado a Sí mismo por nosotros, nos edifique siempre como pueblo puro que Le pertenece, lleno de celo por las buenas obras. R.

-Oremos pos la difusión del Evangelio.

+El Señor Jesús, que lleva la salvación a todos los hombres, sostenga la obra de los misioneros y que todo hombre pueda oír el anuncio del Evangelio. R.

+Oremos por quienes son oprimidos por la angustia y por las tinieblas del pecado.

+El Señor Jesús, verdadera Luz del mundo, enseñe a todos a rechazar la impiedad y los deseos mundanos y a vivir en la Tierra con sobriedad. R.

-Oremos por los que son afligidos por el dolor.

+El Señor Jesús, nacido en la humildad de la condición humana, consuele a los pobres, a los excluidos y a los que sufren, y eduque a los poderosos y a los ricos en la caridad fraterna. R.

-Oremos por todos los pueblos de la Tierra.

+El Señor Jesús, Gracia de Dios aparecida en el horizonte de la humanidad, confunda los proyectos de muerte y de odio, y extienda su Reino de justicia y de paz. R.

O bien:

Modelo IV: (Adaptación de la liturgia papal de la Nochebuena del Año Santo de la Misericordia, en 2015)

"Hermanos queridísimos, hemos contemplado la Misericordia de Dios manifestada a los ojos de la humanidad. Pidamos con confianza que por ella se obre nuestra salvación".

R. Te rogamus, audi nos

-Oremos por la Santa Iglesia de Dios.

+Santificada por la presencia de su Señor, sea entre los hombres sacramento universal de salvación. R.

-Oremos por los pastores y evangelizadores.

+Enamorados del Verbo hecho carne, anuncien con franqueza la verdad. R

-Oremos por los legisladores y por los gobernantes.

+Iluminados por la novedad de la Navidad, sirvan a la dignidad de toda persona y a la paz de los pueblos. R.

-Oremos por los pobres y por los últimos de la Tierra.

+Consolados por la alegría de Belén, encuentren esperanza y fortaleza en el Niño Jesús. R.

-Oremos por los incrédulos y los pecadores.

+Alcanzados por la luz de la verdad, adhieran al Señor con los pensamientos y las obras. R.

O bien: 

Modelo V: (Liturgia papal de la Nochebuena de 2016).

"Hermanos muy queridos, en Jesús, el Verbo de Dios hecho carne, la bondad de Dios y su amor por los hombres han aparecido ante nuestros ojos, pidámosle sus dones con renovada confianza". 

R. Te rogamus, audi nos 

-Oremos por la santa Iglesia de Dios.

+El Verbo de Dios hecho carne la custodie en la integridad de la fe y la haga Casa acogedora para todo hombre que busca la verdadera alegría. R.

-Oremos por los gobernantes.

+La Sabiduría de Dios hecha carne toque sus mentes y oriente todas sus decisiones en orden a la edificación de la civilización del amor. R.

-Oremos por aquellos que viven en las tinieblas del pecado y del error.

+La Luz de Dios hecha carne venza la noche de sus corazones y les muestre la belleza de la comunión con Dios. R.

-Oremos por todos los niños.

+El Hijo de Dios hecho carne custodie en la pureza su vida y los haga crecer en gracia y serenidad. R.

-Oremos por los pobres y por las personas solas.

+El Divino Emmanuel, presente en la carne de un Niño, los consuele en sus aflixiones y los haga sentirse preciosos a los ojos del Padre. R.

O bien:

Modelo VI: (Liturgia papal de la Nochebuena de 2017)

"Hermanos e hijos queridísimos:
En la luz de la Navidad, portadora de salvación, invoquemos del Señor la plenitud de su gracia". 

R. Te rogamus, audi nos.

-Oremos por la Santa Iglesia de Dios.

+Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, la haga siempre resplandecer con su gracia y la custodie sin mancha en la espera de la feliz esperanza. R.

-Oremos por los gobernantes.

+Jesús, Consejero admirable, los guíe para formar pueblos de paz, llenos de celo por las buenas obras. R.

-Oremos por las familias.

+Jesús, Dios poderoso, que da a los hombres la salvación, reanime la fidelidad y la donación mutua de los esposos, y abra a los hijos sendas de serenidad y de auténtica maduración. R.

-Oremos por los pecadores.

+Jesús, Príncipe de la paz, los rescate de toda iniquidad y los regenere a una vida nueva.R.
-Oremos por los jóvenes.

+Jesús, Hijo Unigénito del Padre, les enseñe a rechazar los deseos mundanos y a vivir con sobriedad, justicia y piedad. R.
O bien:

Modelo VII (Liturgia papal de la Nochebuena de 2018)

Hermanos, unamos nuestra voz al canto de los ángeles, alabemos la fidelidad de Dios, e invoquemos de Él gracia y salvación:

R. Te rogamus, audi nos

-Oremos por nuestro Sumo Pontífice N.

+Dios, Padre del Verbo hecho carne, lo custodie en la fe, reavive en él la esperanza y acreciente su caridad. R.

-Oremos por los gobernantes y por los organismos internacionales.

+Dios, Padre del Príncipe de la paz, los sostenga en el servicio a los pueblos, acreciente en ellos el deseo del verdadero bien y los guíe en la edificación de un mundo más justo. R.

-Oremos por los niños.

+Dios, Padre del Niño de Belén, los libre de toda forma de violencia, encienda en ellos la alegría de la vida y acompañe su crecimiento en santidad y sabiduría. R.

-Oremos por las vocaciones al sacerdocio.

+Dios, Padre del Sumo y Eterno Sacerdote, llame a muchos jóvenes al presbiterado, aliente en ellos la pasión por el Evangelio y los disponga a dar la vida por los hermanos. R.

-Oremos por los pobres y sufrientes.

+Dios, Padre del Sol que despuntó en medio de las tinieblas, los ilumine con su presencia, reabra ante ellos la puerta de la vida y los colme con su providencia. R.

Oración conclusiva


"Oh, Padre fiel y providente, acoge nuestras alabanzas y súplicas, y haznos partícipes de la salvación aparecida para nosotros en tu Hijo hecho hombre. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".

O bien:

Modelo VIII: (Adaptación: Liturgia papal de la Apertura del Gran Jubileo del Año 2000 en la Basílica de San Pedro por san Juan Pablo II el 24/12/1999)


Hermanos y hermanas, el anuncio de la gran alegría del Nacimiento de Jesús, nuestro Salvador y Señor, hace más de dos mil años, en Belén, en esta santísima Noche resplandeciente de misterio, nos invita a elevar una súplica confiada al Dios glorificado por los ángeles, el Mismo ayer, hoy y siempre. Pidámosle a una sola voz con los cinco continentes:

R. Kyrie, eleison

-"Que se alegren el desierto y la tierra árida; que exulte y florezca la estepa":

+Por la Iglesia y los pueblos de África, para que todos los bautizados en el vasto continente, otra patria de Cristo, maduren el sentido cristiano del testimonio y de la evangelización, a fin de que los hijos heridos de esa tierra experimenten el auxilio de toda la humanidad. R.

-"El Espíritu del Señor me ha enviado a anunciar un Año de gracia a los pobres":

+Por la Iglesia y los pueblos de América, para que la Navidad del Señor reavive el deseo y la voluntad de encontrar a Jesucristo vivo, de sentirlo presente en los hermanos y en las diversas culturas, con obras de conversión, comunión y solidaridad. R.

-"Dios, que se alegren los pueblos. Nuestra tierra ha dado su fruto":

+Por la Iglesia y los pueblos de Asia, para que los fieles cristianos, alegres por el bimilenario del Nacimiento del Salvador, sean generosos en su empeño misionero, haciendo frente a las consecuencias del sufrimiento, de la violencia, de la discriminación y de la pobreza, a fin de que todos los habitantes del continente, tengan vida en abundancia. R.

-"Cantad al Señor un canto nuevo; Lo celebre el mar y cuanto contiene; las islas y sus habitantes": 

´Por la Iglesia y por los pueblos de Oceanía, para que sus habitantes, que en el Verbo hecho carne han sido partícipes de la naturaleza divina, reciban y proclamen el Evangelio de la verdad y de la vida, con coraje y ardor, favoreciendo la justicia, desde la perspectiva del Reino de Dios. R.

-"Levántate, revístete de luz, porque la gloria del Señor resplandece sobre ti": 

+Por la Iglesia y los pueblos de Europa, para que los hermanos y hermanas creyentes, arraigados en la fe en el "Dios con nosotros", alimenten la única y verdadera esperanza que no defrauda, y que nadie ceda ante el desánimo, a fin de que todos se esfuercen por hacer madurar sueños y obras de paz. R.

-"Mi alma canta la grandeza del Señor. Su misericordia se extiende de generación en generación": 

+Por nosotros, reunidos en esta asamblea y por los que están en comunión con nosotros en todo el Planeta, para que la misericordia que nos es dada en esta Noche esplendorosa de la Natividad del Verbo de Dios, sea para todos, don precioso para anunciar a las nuevas generaciones. R.

Oración conclusiva

"Padre del Príncipe de la paz, confirma la alegría de tu pueblo de fiesta, por la grata memoria del Nacimiento de tu Verbo según la carne; en comunión con Santa María, la Madre de tu Unigénito, con san José, su Esposo, varón justo, y por la fe que han tenido en tu plan de salvación, acoge esta plegaria universal. Así, nuestro gozo hallará en Ti su plenitud. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".



O bien:

Modelo IX: (Liturgia papal de la Nochebuena de 2019):

Hermanos e hijos queridísimos, con la mirada colmada de estupor por las maravillas obradas por Dios en nuestro favor, elevemos confiados nuestra plegaria:

R. Te rogamus, audi nos

-Oremos por la Santa Iglesia de Dios.

+Padre clemente y misericordioso, confirma a la Iglesia en la fe en Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, único Salvador del mundo. R.

-Oremos por los legisladores y gobernantes.

+Padre justo y fuente de sabiduría, guía a los gobernantes y legisladores en la búsqueda del verdadero bien en favor de los pueblos y las personas. R.

-Oremos por todas las familias.

+Padre bueno y providente, haz a las familias, fieles en el amor recíproco, generosas en acoger la vida y tenaces en la educación de los hijos. R.

-Oremos por las vocaciones al sacerdocio.

+Padre Santo y rico en gracia, llama a muchos jóvenes al sacerdocio ministerial y hazlos semejantes a Jesús, el Buen Pastor y Cordero inmolado. R.

-Oremos por los pobres y por las personas que viven en soledad.

+Padre fiel y fuente de esperanza, alivia la fatiga de quienes sufren y vence las tinieblas de la soledad y la angustia. R.
 
O bien:
 
Modelo X: (Liturgia papal de la Nochebuena de 2020)


Con alegría y gratitud dirijámonos al Padre, que ha mandado a su Hijo a renovar a la humanidad y reunirla en una sola familia:

R. Te rogamus, audi nos

-Por la Santa Iglesia: que anuncie con alegría que el misterio de la Navidad de tu Hijo ha abierto nuevos caminos de libertad y de paz. R.

-Por nuestro Papa N, por todos los obispos, presbíteros y diáconos: que con el don de tu gracia, trabajen por la unidad de todas las personas. R.

-Por los pueblos destrozados por las guerras y la violencia: que se haga realidad el sueño de los profetas, que se rompa todo yugo y que nadie sufra más opresión y vergüenza. R.


-Por los últimos, por los marginados; por los que dejan la propia tierra a causa de la pobreza: que la ternura con la que María cuidó a tu Hijo, suscite en las comunidades cristianas actitudes de benevolencia y cuidado. R.

-Por nosotros, aquí reunidos: que permanezca en nuestros corazones el anuncio de paz cantado por los ángeles y que nos impulse a hacer de nuestra vida una continua alabanza. R.

O bien:

Modelo XI:  (Liturgia papal de la Nochebuena de 2022)

Queridísimos hermanos y hermanas:
Animados por la Palabra que viene del Cielo para habitar en nuestros corazones, supliquemos confiadamente a Dios Padre que en su Hijo, nacido de la Virgen María, nos enseña a rechazar los deseos mundanos para vivir según el Evangelio:

R. Te rogamus, audi nos

-Oremos por la Santa Iglesia de Dios.

+Para que el Padre de la luz, que con el Nacimiento de su Hijo ilumina la noche del mundo, conceda a la Iglesia, mediante la caridad activa, hacer resplandecer ante todos la lámpara de la fe. R.

-Oremos por nuestro Papa N.

+Para que el Padre de nuestro Salvador Jesucristo, que ha mandado a su Unigénito al mundo, conceda a nuestro Papa N servir con amor apostólico al pueblo santo confiado a su cuidado pastoral. R.

-Oremos por las autoridades civiles y por los economistas.

+Para que el Padre de todos, que ama y da la paz, conceda a cuantos tienen responsabilidades políticas, sociales y económicas la valentía de rechazar la violencia y de construir vínculos de amistad entre los pueblos. R.

-Oremos por los que sufren en el cuerpo o en el espíritu.

+Para que el Padre de toda consolación,
que no abandona la obra de sus manos,
conceda a los que sufren encontrar des-
canso en su presencia y consuelo en la
solidaridad fraterna. R. 

-Oremos por las jóvenes generaciones.

+Para que el Padre de la vida, que tiene en sus manos el destino del mundo, infunda confianza y esperanza en el corazón de los jóvenes a fin de que sean artífices de justicia y custodios de los bienes de la tierra. R.


Oración conclusiva

"Escucha, Padre, las súplicas de tus hijos en esta Noche santa. Tú que por la fe de la Virgen María nos has dado a tu Hijo como Salvador, concédenos conservar en todo momento el don navideño de la paz. Por Cristo, nuestro Señor".

O bien:

Modelo XII (Liturgia papal de la Nochebuena de 2023):

En esta Noche santísima, en la que contemplamos con estupor el Misterio de la Encarnación, supliquemos al Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que derrame sobre el mundo la Luz de su Hijo recién nacido:

R. Te rogamus, audi nos

-Oremos por el Sumo Pontífice y por todos los pastores de la Iglesia.

+Padre del Salvador, que nos has dado a tu Verbo eterno, sostén al Papa N y a todos los pastores de la Iglesia, inspírales palabras y gestos proféticos, confórtalos con tu Palabra de salvación. R.

-Oremos por los gobernantes y por los migrantes que buscan acogida.

+Padre del Redentor, que confiaste tu Hijo a una Familia humana, ilumina los propósitos de los gobernantes, dilata las puertas del corazón humano, y a los que están en busca de acogida, ábreles los confines de las naciones y de los mares. R.

-Oremos por los dones de la concordia y de la paz.

+Padre del Verbo, que enviaste al mundo al Dador de la verdadera paz, acalla el rumor de las armas que destruyen, suscita en el corazón de los hombres un canto nuevo de alegría, da a la humanidad concordia y justicia. R.

-Oremos por los niños y por las personas frágiles.

+Padre del Mesías, que nos has hecho hijos en el Hijo, defiende a los niños de toda forma de violencia, libera a las mujeres explotadas y oprimidas, reconforta a los ancianos y a los enfermos. R.

-Oremos por los que no creen en Dios.

+Padre de la Luz, que por la Encarnación, has disipado las tinieblas de la humanidad, ilumina con tu Espíritu a quienes no creen en Ti, consuela a todos los que han perdido la esperanza, fortalece a cada hombre con el don de la fe en
el Salvador. R.

Oración conclusiva

"Dios omnipotente y misericordioso, escucha las oraciones que te dirigimos confiadamente y, al reconocer tu inmensa bondad en el Nacimiento de Cristo, tu Hijo, concédenos ser testigos luminosos de la misericordia. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor".

Más oraciones conclusivas posibles:

Para el segundo modelo:


"Eres Grande, Pequeño Emmanuel, pues tras los velos de tu humana fragilidad, que compartes con nosotros, reconocemos tu Divina omnipotencia. Por eso, estamos seguros de que siempre, pero más en esta santísima Noche, escuchas con amor nuestra plegaria y Te dignas concedernos lo que Te pedimos. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén".

O bien: (para cualquier modelo)

I

"Acoge, Padre bueno, el clamor que se eleva desde la Iglesia y reúne con tu gracia a todos los pueblos de la Tierra . Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén". (Liturgia papal de 2014).

O bien: (para cualquier modelo)

II

"Con la mirada fija en Jesús, tu Verbo hecho carne, elevamos a Ti, oh, Padre, nuestra adoración y nuestra plegaria. Escucha, Señor, a estos hijos que confían en tu fidelidad. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén". (Liturgia papal de 2015).

O bien: (para cualquier modelo)

III

"Acoge, Padre bueno, nuestra plegaria y cólmanos de tu gracia, portadora de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén". (Liturgia papal de 2016). 

O bien: (para el sexto modelo)

"A Ti, Señor, Padre para siempre, te presentamos nuestra pobre vida. Cólmanos con tu presencia y transfórmanos con tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

O bien: (para el noveno modelo) 

"Oh, Padre, en la Encarnación de tu Hijo, has llevado a cumplimiento toda promesa, renueva hoy los prodigios de tu amor y cólmanos de tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

O bien: (para el décimo modelo) 

Oración conclusiva

"Escucha, Padre, nuestras invocaciones, y concédenos reconocer tu inagotable bondad en el Nacimiento de Cristo, tu Hijo, del seno de la Virgen María. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén". 
 
 
Liturgia de la Eucaristía

Ofertorio


Sería oportuno organizar una procesión de ofrendas.


Como los pastores de Belén, también nosotros llevamos dones a Dios. En medio del celestial resplandor de la bendita Nochebuena, nos ofrecemos nosotros mismos al Niño, para que con tierno abrazo de amor, nos una a Sí en la única Ofrenda agradable al Eterno Padre.

 
El celebrante principal canta o, en su defecto, recita:



Conviene que emplee la Plegaria Eucarística I, el secularmente venerable Canon Romano.


Comunión


Elevemos nuestro corazón a Aquel que, «puesto en esta Noche en el pesebre, se convirtió en Alimento para nosotros» (Cf. San Agustín, Serm. 189,4):

“Oh, Emmanuel, seas bienvenido a nuestra Tierra; seas bienvenido a nuestro corazón, tierna Espiga que Hoy ha brotado en Belén, Casa del Pan”.


Quienes no estén en condiciones de recibir sacramentalmente el Cuerpo y la Sangre del Señor, pueden comulgar espiritualmente orando así:


Oración de Comunión espiritual


“Pequeño y dulce Niño, ven espiritualmente a mí, habita en mi corazón y concédeme el don de la paz anunciado por tus Ángeles en esta Noche que han esperado los siglos".



Veneración del Niño


El “beso de la imagen del Niño” en esta Noche santa, si bien no es un gesto estrictamente litúrgico, goza de gran estima por parte de la piedad popular. Puede realizarse luego de la Oración después de la comunión (2). A veces conviene también realizarlo luego de la Bendición solemne final, para que sólo quienes dispongan de tiempo realicen este gesto piadoso, evitando así que muchos se retiren sin haber recibido la Bendición final.


La siguiente oración, que rezó san Juan Pablo II el 24 de diciembre de 2004, en la última Nochebuena de su vida terrena, puede rezarse ante la imagen del Niño Jesús entronizada en el Pesebre o en otro lugar:

"Te adoramos, Señor, presente realmente en el Sacramento del altar, Pan vivo que das vida al hombre. Te reconocemos como nuestro único Dios, frágil Niño que estás indefenso en el pesebre. «En la plenitud de los tiempos, te hiciste hombre entre los hombres para unir el fin con el principio, es decir, al hombre con Dios»
(Cf. San Ireneo, «Adversus Haereses», IV, 20,4).

Naciste en esta Noche, divino Redentor nuestro, y, por nosotros, peregrino por los senderos del tiempo, te hiciste Alimento de vida eterna.

¡Acuérdate de nosotros, Hijo eterno de Dios, que te encarnaste en el seno de la Virgen María! Te necesita la humanidad entera, marcada por tantas pruebas y dificultades.

¡Quédate con nosotros, Pan vivo bajado del Cielo para nuestra salvación! ¡Quédate con nosotros para siempre! Amén.


O bien: (también de san Juan Pablo II, en la Homilía de la Nochebuena de 2001)


"Te acogemos con alegría, Omnipotente Dios del Cielo y de la Tierra, que por amor te has hecho Niño "en Judea, en la ciudad de David, que se llama Belén".
(Cf. Lc 2, 4).

Te acogemos agradecidos, nueva Luz que surges en la noche del mundo.

Te acogemos como a nuestro hermano, "Príncipe de la paz", que has hecho "de los dos pueblos una sola cosa".
(Ef 2, 14).

Cólmanos de tus dones, Tú que no has desdeñado comenzar la vida humana como nosotros. Haz que seamos hijos de Dios, Tú que por nosotros has querido hacerte hijo del hombre.
(Cf. S. Agustín, Sermón 184).

Tú, "Maravilla de Consejero", promesa segura de paz; Tú, presencia eficaz del "Dios poderoso"; Tú, nuestro único Dios, que yaces pobre y humilde en la sombra del pesebre, acógenos al lado de tu cuna.

¡Venid, pueblos de la tierra y abridle las puertas de vuestra historia! Venid a adorar al Hijo de la Virgen María, que ha venido entre nosotros en esta Noche preparada por siglos.

Noche de alegría y de luz.

Venite, adoremus!


O bien, más breve: (también de san Juan Pablo II, en la Homilía de la Nochebuena de 2002):


"Señor Jesús,
junto con los pastores,
nos acercamos al Portal
para contemplarte
envuelto en pañales
y acostado en el pesebre.

¡Oh, Niño de Belén,
te adoramos en silencio con María,
tu Madre siempre virgen.
A Ti la gloria y la alabanza
por los siglos,
Divino Salvador del mundo! Amén".


Ritos finales



Es oportuno que quien preside la celebración imparta la Bendición solemne de Navidad.




Despedida

Imitemos a los santos ángeles, y demos al mundo la Buena Nueva: ¡Ha nacido el Redentor! Él es nuestra paz, nuestra esperanza y nuestra felicidad.


Notas

1. Cf. Colecta de Nochebuena.
2. Cf. Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, 111.


15 de diciembre de 2012, primeras vísperas del Domingo Gaudete, tercero de Adviento.
(Última actualización de la entrada: 23/12/23).

2 comentarios:

  1. La oracion de los fieles se dirigen siempre al Padre.

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  2. En general, las oraciones de los fieles y las colectas se dirigen implícita o explícitamente "al Padre, por Cristo en el Espíritu". Pero nada impide que a veces puedan dirigirse al mismo Jesucristo. Véase por ejemplo las colectas de la solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor o la de la Misa matutina del 24 de diciembre. En estos casos, la conclusión es "Tú, que vives y reinas...", en lugar de "Por nuestro Señor Jesucristo...".
    En las Preces de la Misa y en las Intercesiones de la Liturgia de las Horas, esta realidad se hace evidente cuando la misma introducción invita a dirigir la súplica a Jesús, y la respuesta es una aclamación del tipo; "Cristo, óyenos" o similares.
    Los Misales de las diferentes Conferencias Episcopales suelen tener en el Apéndice varios formularios de Preces, algunos de los cuales se dirigen al Hijo. En efecto, el n. 69 de la Instrucción General del Misal Romano dice que las súplicas van dirigidas a Dios, sin puntualizar a cuál de las Tres Divinas Personas. El n. 30 de la Ordenación de las lecturas de la Misa calla sobre el particular.
    Recapitulando, algunas veces las mentadas oraciones pueden dirigirse a Jesús.
    Recibe la bendición de Dios por medio del ministerio sacerdotal del apóstol San Bartolomé, en este día de su fiesta.

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