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sábado, 13 de junio de 2015

Misas de la Virgen XXXI (Tiempo Ordinario XIII): "La Virgen María, Fuente de la salvación"




Misal: Textos bíblicos y eucológicos (en negro); rúbricas: rojo.
Guion: marrón.
Comentario del blog: azul.


MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO

En los textos eucológicos, tanto de la Iglesia oriental como de la occidental, con frecuencia la Madre del Señor es honrada con el título de «fuente»; se le dan, en efecto, los apelativos de «fuente de agua viva», «fuente de caridad», «fuente de clemencia», «fuente de gracia», «fuente de misericordia», «fuente sellada» (cf. 1ª Lectura, Ct 4, 12), «fuente de salvación» (cf. G. G. Meersseman, Der Hymnos Akathistos im Abendland, vol. II, Universitätsverlag, Friburgo [Suiza] 1960, pp. 309-310).
Existen también muchos santuarios dedicados a la Santísima Virgen con el título de «fuente», en los que con frecuencia se halla un manantial, al que los fieles acudían a sacar agua. Entre ellos destaca en tierras de Oriente el celebérrimo santuario de la Madre de Dios de la Fuente Vivífica en la ciudad de Constantinopla, erigido el siglo VI; en el Occidente, el santuario edificado en Lourdes, cerca de la cueva donde la Santísima Virgen se apareció el año 1858 a santa María Bernarda Soubirous, e hizo brotar una fuente.
En el formulario se celebra:
- la Maternidad Divina de la Santísima Virgen, porque Dios, por medio de ella, nos abrió «un manantial de salvación» (Oración colecta); María, en efecto, «concibió de modo inefable a (la) Palabra encarnada, / Jesucristo, fuente del agua viva» (Prefacio). Él es el verdadero Templo de Dios (cf. Jn 2, 21) del que brota el agua saludable que sanea todo lo que toca (cf. 1ª Lectura, Ez 47, 1-2. 8-9. 12); Él invita a los sedientos a que vayan a Él y beban (cf. Antífona de comunión, Jn 7, 37), es decir, a que reciban el Don del Espíritu Santo los que creen en Él (cf. Jn 7, 39); Él es la roca (cf. 1 Co 10, 4), atravesada por la lanza, de la que «al punto salió sangre y agua» (Evangelio, Jn 19, 25-37);
- la maternidad espiritual de la santa Iglesia: ella, en efecto, es la madre providente que apaga la sed de los fieles ofreciéndoles «la fuente santa de la salvación / que brota del costado de Cristo, fuente que conserva fecunda y pura en los sacramentos» (Prefacio), sobre todo en el Banquete eucarístico, donde los fieles beben «con gozo de la fuente del Salvador» (Oración después de la comunión; cf. Salmo responsorial Is 12, 3) y «el sacramento recibido» es en ellos «un manantial que salta hasta la vida eterna» (Oración después de la comunión);
- la efusión del Espíritu Santo, que en la Sagrada Escritura se describe con frecuencia con el simbolismo de la efusión de agua. En la Antífona de entrada se recuerdan las palabras de Isaías: «Voy a derramar agua sobre lo sediento, mi Espíritu sobre tu estirpe y mi bendición sobre tus vástagos» (cf. Is 44, 3). La fuente de la que mana el agua es el mismo Cristo («te pedimos poder ofrecer los frutos abundantes del Espíritu Santo, / bebiendo constantemente de esta fuente de vida» (Oración colecta) y los sacramentos instituidos por Él, para que «se llenen del Espíritu» (Prefacio) los fieles que los reciben.
Algunos textos del formulario y las segundas lecturas para la Liturgia de la Palabra se han tomado del fascículo Propio de la Misa y de la Liturgia de las Horas de la diócesis de Cartagena, Cartagena 1985, pp. 29-32.


Introducción

Reunidos en torno al Altar de la Nueva alianza, sellada con la Sangre de Cristo, nos disponemos a celebrar la "Fracción del pan", como desde antiguo se le llama a la Santa Misa. Lo hacemos, como siempre, en comunión con María, en la que reconocemos la Fuente límpida e inagotable de la que brota siempre para nosotros el Salvador del mundo. Él, engendrado por el Padre en la eternidad, asume nuestra humanidad en el seno de María, y de ella nace para vivir entre nosotros. Muerto, resucitado y elevado al Cielo, envía su Espíritu sobre la Comunidad creyente, y hasta el final de los tiempos se hace nuestro Alimento en la Eucaristía. La Santísima Virgen es la primera en reconocer la Presencia de su Hijo en este admirable Sacramento, y la que nos invita a adorarlo junto con ella y a ofrecernos con Ambos en cada Misa. 


Antífona de entrada Cf. Is 44, 3-4

Voy a derramar agua sobre lo sediento, mi Espíritu sobre tu estirpe y mi bendición sobre tus vástagos; crecerán como sauces junto a las acequias.

O bien: Cf. Sal 45 (46), 5-6a

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada. Teniendo a Dios en medio, no vacila.

En lugar del Aco penitencial puede realizarse el Rito de bendición y aspersión del agua, por la recurrente mención a este elemento en la liturgia de esta Misa.


Oración colecta
 
El "ofrecer los frutos abundantes del Espíritu Santo" se refiere, en la Colecta subsiguiente, a las buenas obras que deben enriquecer sin interrupción la vida de los creyentes:

Señor, Padre santo, al celebrar jubilosos la memoria de la bienaventurada Virgen María, por quien nos abriste el manantial de salvación, Jesucristo, tu Hijo, te pedimos poder ofrecer los frutos abundantes del Espíritu Santo, bebiendo constantemente de esta fuente de vida. Por nuestro Señor Jesucristo.


I

Liturgia de la Palabra

Primera lectura

María es la Fuente vivificante, por cuya intercesión, Dios "sanea" nuestra alma de sus delitos, y nos hace producir abundantes frutos de buenas obras.

Vi que manaba agua del lado derecho del templo, y habrá vida dondequiera que llegue la corriente

Lectura de la profecía de Ezequiel 47, 1-2. 8-9. 12

En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo.
Del zaguán del templo manaba agua hacia el Este –el templo miraba al Este–. El agua iba bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar.
Me sacó por la puerta septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira al Oriente. El agua iba corriendo por el lado derecho.
Me dijo:
–«Estas aguas fluyen hacia la comarca oriental, bajarán hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente.
A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales.»

Palabra de Dios.


Salmo responsorial Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6 (R.: 6b)

Texto de carácter bautismal el que sigue, elegido como responsorial para la Liturgia de la Palabra de la Vigilia pascual:

R. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R.

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel.» R.


Aleluya

Bendita tú entre las mujeres, porque recibiste a Cristo, Hijo de Dios y Redentor de nuestras almas.


Evangelio

Precioso Testamento de Jesús: en la Hora suprema de la Redención, nos lega a su Madre Santísima, "Acueducto de las misericordias que Dios quiere dispensar a los hombres" (Cf. San Barnardo, Sermón sobre la Natividad de la Bienaventurada Virgen María").

Le traspasó el costado, y salió sangre y agua

+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 19, 25-27.

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre, y cerca al discípulo que tanto quería,
dijo a su madre:
— Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo:
— Ahí tienes a tu madre.
Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:
–«Tengo sed.»
Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una cana de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
–«Está cumplido.»
E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.»

Palabra del Señor.


II

Primera lectura

La expresión Tota pulchra, desde antiguo aplicada a la Santísima Virgen, como ilustrativa de su Inmaculada Concepción, es el primer vocativo con que la lectura precedente se dirige a la "Amada del Señor".
Hortus conclusus, Fons signatus ("Huerto cerrado", "Fuente sellada") son metáforas que la Iglesia aplica a la Santísima Virgen, en alusión a su perpetua virginidad. La primera ha inspirado el nombre de la Congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto, fundada por San Antonio María Gianelli.

María, "que ha hallado gracia delante de Dios", es la Fuente preciosa de la que brota para nosotros la salvación. Por eso, "todas las generaciones la llamarán "Bienaventurada".

Lectura del libro del Cantar de los cantares 4, 6-7. 9. 12-15

Mientras sopla la brisa
y se alegran las sombras
me voy al monte de la mirra,
iré por la colina del incienso.
¡Toda eres hermosa, amada mía,
y no hay en ti defecto!
Me has enamorado, hermana y novia mía,
me has enamorado con una sola de tus miradas,
con una vuelta de tu collar.
Eres jardín cerrado, hermana y novia mía,
eres jardín cerrado, fuente sellada.
Tus brotes son jardines de granados
con frutos exquisitos,
nardo y enebro y azafrán,
canela y cinamomo,
con árboles de incienso, mirra y áloe,
con los mejores bálsamos y aromas.
La fuente del jardín es pozo de agua viva
que baja desde el Líbano.

Palabra de Dios


Salmo responsorial Jdt 13, 18bcde. 19 (R.: 15, 9d)

R. Tú eres el orgullo de nuestra raza.

El Altísimo te ha bendecido, hija,
más que a todas las mujeres de la tierra.
Bendito el Señor, creador de cielo y tierra. R.

Que hoy ha glorificado tu nombre de tal modo:
que tu alabanza estará siempre
eEn la boca de todos los que se acuerden
de esta obra poderosa de Dios. R.


Aleluya Cf L 1, 45. 49c

Dichosa tú, Virgen María, que has creído, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por ti.


Evangelio

Al escuchar la siguiente página evangélica, pidamos a la Madre del Señor el don de una santísima sed, que nos haga abrevar en el Corazón todopoderoso de su Hijo, del que brota para nosotros el Espíritu que da vida a las criaturas.

Manarán torrentes de agua viva

+ Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 37-39a

El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús, en pie, gritaba:
- «El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva.»
Decía esto refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él.

Palabra del Señor.


Oración de los fieles

R. Por María, Fuente de salvación, escúchanos, Padre.

-Para que se robustezcan los vínculos que nos unen a la Madre Iglesia, al Papa y a todos nuestros hermanos. R.

-Para que los que padecen aridez espiritual, sean rociados con el Agua viva del Espíritu. R.

-Para que el cuerpo y el alma de los enfermos sean saneados por la gracia de Cristo. R.

-Para que la Madre amorosa del Salvador haga fructificar la siembra de los misioneros. R.

-Para que los sedientos de amor, de justicia y de paz, sacien su sed en Jesucristo, la Roca santa de la que brota para nosotros el agua viva. R.

-Para que las comunidades cristianas preparen convenientemente, acompañen diligentemente y edifiquen continuamente a quienes se encaminan hacia el baño bautismal. R.


Ofertorio

Llevemos los humildes dones de pan y vino al Altar, manantial inagotable de vida para la Iglesia y para el mundo.

Oración sobre las ofrendas

Breve oración la siguiente, pero densa en contenido. Alusión al primer milagro de Jesús, segundo de los misterios de luz contemplados en el santo Rosario:

Transforma, Señor, en sacramento de salvación los dones que te presentamos con gozo en esta memoria de la santísima Virgen María, por cuya intercesión tu Hijo realizó el primero de sus signos, convirtiendo el agua en vino. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio

La Bienaventurada Virgen María engendró a Jesucrristo, Fuente de Agua Viva

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias,
Padre santo,
siempre y en todo lugar,
y proclamar tu grandeza
en esta celebración de la gloriosa Virgen María.

Porque ella, cubierta por la sombra del Espíritu Santo,
concibió de modo inefable a tu Palabra encarnada,
Jesucristo, fuente del agua viva,
donde los hombres apagan la sed de comunión y de amor.

También la Iglesia ofrece a todos los fieles
la fuente santa de la salvación
que brota del costado de Cristo,
fuente que conserva fecunda y pura, en los sacramentos,
para que se llenen del Espíritu
y encuentren a Cristo Salvador
los que con fe beben de ella.

Por él,
los ángeles y los arcángeles
y todos los coros celestiales
celebran tu gloria,
unidos en común alegría.

Permítenos asociamos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:

Santo, Santo, Santo.


Comunión

De María hemos recibido a Jesús en la plenitud de los tiempos. Con ella, Lo recibimos ahora de la Iglesia, como Pan vivo y que da vida, fuente de todo bien.

Antífona de comunión Jn 7, 37

El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí, que beba, dice el Señor.

O bien: Is 55, 1

Sedientos todos, acudid por agua; venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde.


Oración después de la comunión

Al participar, Señor, en el banquete celestial, hemos bebido con gozo de la fuente del Salvador; concédenos, a cuantos celebramos la memoria de la Virgen María, que el sacramento recibido sea en nosotros un manantial que salta hasta la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Despedida

Hemos saciado el hambre y la sed en el Sacramento del altar, Fuente de Vida. Que sea María la que siempre nos haga volver a este manantial "que salta hasta la vida eterna".


25 de mayo de 2015, memoria litúrgica de María, Madre de la Iglesia. 
Entrada dedicada a ella.

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