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domingo, 28 de febrero de 2021

El concepto litúrgico de "Oraciones sobre el pueblo"


 

 

 

La editio typica tertia del Misal Romano recupera plenamente del pasado las "Oraciones sobre el pueblo". Son breves plegarias que enriquecen la bendición final simple de la Misa o la de otros actos litúrgicos. Podemos integrarlas en dos grandes grupos: las independientes (I), que pueden emplearse en cualquier tiempo litúrgico, y las cuaresmales (II), asignadas al tiempo penitencial que precede a la Pascua. Las del grupo II no se hallaban presentes en la primera ni en la segunda edición de las traducciones vernáculas del Misal de Pablo VI, pero sí se encontraban en el Sacramentario de Verona para todas las Misas, en el Gelasiano, para algunas, y en el Gregoriano, para las ferias de Cuaresma. La costumbre de reservarlas para este tiempo penitencial fue acogida en el Misal de san Pío V. Habiendo sido suprimidas en las dos primeras ediciones del Misal de Pablo VI, felizmente, se han restituido en la tercera.

 

Es interesante hacer notar que la versión en español de la tercera edición del Misal de la Conferencia Episcopal Argentina y de otras Conferencias (y también las ediciones anteriores), propone, aparte de los cuaresmales, casi una treintena de formularios de orationes super populum (veintiocho en total), que integrarían el grupo I al que nos hemos referido más arriba. Pueden ser empleadas libremente en las Misas y demás celebraciones litúrgicas de cualquier tiempo y son una alternativa frente a las "Bendiciones solemnes", pues en gran medida, también aquellas son de evidente carácter solemne. (Cf. Instrucción General del Misal Romano, nn. 90, 167).

 

En el grupo II encontramos una "Oración sobre el pueblo" para cada feria y Domingo de Cuaresma, con la única excepción del Jueves santo*.  Son oraciones optativas, salvo la del Miércoles de Ceniza y las de los Domingos, incluido el de Ramos. A estas obligatorias se añade la del Viernes santo, aunque este día ya no forme parte del tiempo de Cuaresma.

 

El Misal Romano, en la tercera edición de la Conferencia Episcopal Argentina, adaptado por las conferencias de Chile, Paraguay y Uruguay, refiriéndose a las "Oraciones sobre el pueblo" en general , dice textualmente:



ORACIONES DE BENDICIÓN SOBRE EL PUEBLO

Las siguientes oraciones sobre el pueblo pueden utilizarse, a voluntad del sacerdote, al final de la celebración de la Misa, o de una celebración de la Palabra, o de la Liturgia de las Horas o de la celebración de los Sacramentos.


El diácono o, en su ausencia, el mismo sacerdote, pueden invitar a los fieles con estas u otras palabras similares: Inclinamos la cabeza para recibir la bendición. Luego el sacerdote, extendidas las manos sobre el pueblo, dice la oración. Todos responden: Amén. Después de la oración el sacerdote siempre añade: Y que la bendición de Dios todopoderoso, del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. R. Amén. 

 

I 

 

Oraciones sobre el pueblo que pueden emplearse en cualquier Misa 

 

1. Sé indulgente, Señor, con tu pueblo, y no prives de tu consuelo a quienes llamas a la posesión de los bienes eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

2. Concede, Señor, al pueblo cristiano conocer la fe que proclama y amar el don celestial que recibe. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

3. Bendice, Señor, a tu pueblo para que se aparte de todo lo que le hace daño y obtenga el cumplimiento de sus deseos. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

4. Concede, Señor, a tu pueblo convertirse a ti de todo corazón, y ya que no rechazas ni aún a los culpables, protege con especial bondad a quienes se entregan sinceramente a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

5. Ilumina, Señor, a tu familia, para que buscando en todo tu voluntad, realice siempre lo que es bueno. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

6. Concede, Señor, a tus fieles que, habiendo alcanzado tu misericordia y tu paz, se purifiquen de todas las ofensas y, con tranquilidad interior, te sirvan con diligencia. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

7. Mira, Señor, a tu pueblo fiel, engrandécelo y concédele la gracia de cumplir siempre tus mandamientos. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

8. Ten piedad de tu pueblo, Señor, para que, libre de todo mal, pueda servirte de todo corazón y permanecer siempre bajo tu protección. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

9. Que tu familia se alegre por la celebración de los misterios de la redención y alcance siempre su poderosa eficacia. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

10. Señor Dios, enriquece y reanima a tus hijos con la abundancia de tu misericordia; para que, colmados con tus bendiciones, vivamos siempre en la acción de gracias y te bendigamos llenos de alegría. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

11. Concede, Señor, a tu familia que te sigue con perseverante piedad, que sea liberada de todas las adversidades y se consagre a las buenas acciones. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

12. Purifica, Señor, totalmente a tus fieles para que, por el arrepentimiento que tú les inspiras, consigan evitar los placeres perniciosos y encuentren sus delicias en tu bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

13. Que tu bendición, Señor, infunda nuevo vigor en tus hijos, y prepare sus corazones para que todo su obrar se afiance en la caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

14. Los que honran tu nombre, Señor, conscientes de que nada pueden sin tu protección, piden tu auxilio para colmar el corazón con tu abundante misericordia, y así conquistar y recibir todo lo que es provechoso y recto. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

15. Te pedimos, Señor, que auxilies a tu pueblo que por la fragilidad humana se aparta del bien, y le concedas la fuerza para que se consagre a ti con un corazón puro y se alegre en la vida presente y futura. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

16. Mira, Señor, a tu familia bien dispuesta y ya que nada digno puede obtenerse sin rectitud, concede tu eterna misericordia a los que te suplicamos, para que al cumplir con tus preceptos merezcamos la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

17. Haz crecer en tus fieles, Señor, la gracia celestial: que te alaben con la oración, con el alma, con la vida, porque todo lo que son y poseen es tu regalo. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

18. Instruye, Señor, a tu pueblo, en las enseñanzas divinas para que, evitando todas las cosas que son malas y siguiendo todas las buenas, alcance continuamente tu perdón y no dé lugar a tu enojo. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

19. Ayuda, Señor a los que te suplican y protege su esperanza en tu misericordia, para que, permanezcan usando con fidelidad las cosas santas y, disponiendo adecuadamente del tiempo, obtengan tus promesas de eternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

20. Concede a tu pueblo, Señor, la gracia de tu amor, para que, con ella, lo prepares, lo renueves y lo salves ya que eres su Creador, su Autor y su Redentor. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

21. Te pedimos, Señor, que el pueblo fiel a tu amor, movido por el sano dolor del pecado, avance por los efectos de tu inspiración y así obtenga con alegría lo que prometes y anticipas. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

22. Mueve hacia tu amor, Señor, al frágil pueblo a ti consagrado; que sin presumir de nuestros méritos, nuestros ruegos obtengan tu misericordia y así experimentemos tu perdón generoso. Por Jesucristo, nuestro Señor 

 

23. Defiende, Señor, a tus hijos con tu diestra poderosa y haz que caminemos por la vida, obedientes a tu voluntad de Padre, y protegidos por tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

24. Mira, Señor, las oraciones de tu familia y concede la fuerza al que te implora humildemente, para que fortalecido con tu ayuda, persevere en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

25. Protege, Señor a tu familia, concédele propicio la abundancia de tu misericordia para que, con las enseñanzas divinas, haga crecer sus dones. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

26. Te pedimos, Señor que el pueblo que levantas con tu brazo, se alegre por crecer en la conversión cristiana, y te alabe feliz en el tiempo presente y en la eternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

En las fiestas de los Santos:


27. Señor, que el pueblo cristiano se alegre por la glorificación de tu Santos, y ya que ahora celebra con fervor su fiesta, concédele compartir su herencia y alabar tu gloria para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

28. Vuelve, Señor, hacia ti los corazones de tus fieles, y no dejes de sostener con tu ayuda a quienes defiendes por la intercesión de tan grandes protectores. Por Jesucristo, nuestro Señor.


 

II

 

Oraciones sobre el pueblo desde el Miércoles de Ceniza hasta el Viernes santo (se excluye el Jueves santo, porque se desarrolla el rito de la procesión y reposición del Santísimo)


 

Miércoles de Ceniza

 

Infunde el espíritu de compunción sobre los que se inclinan ante ti, Padre poderoso, para que merezcan conseguir por tu misericordia los premios prometidos a los penitentes. Por Cristo, nuestro Señor.


Jueves después de Ceniza

Dios todopoderoso, que mostraste a tu pueblo el camino a la vida eterna, te imploramos que, siguiendo ese camino, nos hagas llegar a ti, luz sobre toda luz. Por Cristo, nuestro Señor.

 

 

Viernes después de Ceniza

Dios misericordioso, haz que tu pueblo sepa siempre agradecer tus grandes obras, y, al celebrar su recuerdo mientras peregrina en la tierra, merezca llegar a la visión perpetua de tu rostro. Por Cristo nuestro Señor.



Sábado después de Ceniza

Asiste, Señor, a tu pueblo que acaba de celebrar los sagrados misterios, para que al confiar en ti como su protector no sea afligido por ningún peligro. Por Cristo nuestro Señor.


Domingo I de Cuaresma

Concede, Señor, una copiosa bendición sobre tu pueblo, para que su esperanza crezca en la tribulación, la virtud se afirme en la tentación, y alcance así la redención eterna. Por Cristo, nuestro Señor.


Lunes de la I semana de Cuaresma

Te rogamos, Señor, que alumbres la inteligencia de tu pueblo con la luz de tu gloria, para que podamos ver lo que debemos obrar, y actuemos siempre con rectitud. Por Cristo, nuestro Señor.


Martes de la I semana de Cuaresma

Tu bendición, Padre, dé firmeza a tus fieles: sea consuelo en la tristeza, paciencia en la tribulación, y socorro en el peligro. Por Cristo, nuestro Señor.


Miércoles de la I semana de Cuaresma

Defiende, Padre, a tu pueblo y purifícalo con tu clemencia de todos sus pecados:pues no lo dañará ninguna adversidad si ninguna iniquidad lo domina. Por Cristo, nuestro Señor.



Jueves de la I semana de Cuaresma

Envía, Padre, a los que te suplican tu ansiada misericordia, y concédeles la gracia de saber qué deben realmente pedir y de obtener lo pedido. Por Cristo, nuestro Señor.



Viernes de la I semana de Cuaresma


Mira a tu pueblo, Padre, con ojos bondadosos y haz que se convierta interiormente por la observancia cuaresmal que profesa externamente. Por Cristo, nuestro Señor.



Sábado de la I semana de Cuaresma


La bendición que desean confirme, Padre, a tus fieles, y, con tu protección, haz que no se aparten nunca de tu voluntad y se alegren siempre de tus beneficios. Por Cristo, nuestro Señor.




Domingo II de Cuaresma


Bendice, Señor, a tus fieles y protégelos constantemente; haz que se adhieran de tal modo al Evangelio de tu Hijo que puedan anhelar continuamente, y alcanzar al final, aquella gloria con la que se mostró a los Apóstoles. Por el mismo Cristo, nuestro Señor.



Lunes de la II semana de Cuaresma


Confirma, Señor, los corazones de tus fieles, y fortalécelos con el poder de tu gracia, para que vivan más entregados a la oración y sinceros en el amor mutuo. Por Cristo, nuestro Señor.




Martes de la II semana de Cuaresma


Sé propicio, Padre, a nuestras súplicas, y sana los males de nuestras almas: para que, experimentado el perdón, nos regocijemos siempre con tu bendición. Por Cristo, nuestro Señor.




Miércoles de la II semana de Cuaresma


Concede a tus fieles, Señor, la protección de tu gracia, dales salud de alma y cuerpo, infúndeles una sincera caridad fraterna y haz que tengan un gran fervor para servirte. Por Cristo, nuestro Señor.


Jueves de la II semana de Cuaresma

Asiste, Señor, a tus fieles que imploran el auxilio de tu gracia, y concédeles la defensa y la protección que merecenlos que viven bajo tu paternidad. Por Cristo, nuestro Señor.



Viernes de la II semana de Cuaresma


Concede a tu pueblo, Padre, la salud del alma y del cuerpo para que, practicando las buenas obras, merezcamos ser siempre defendidos con la protección de tu brazo. Por Cristo, nuestro Señor.




Sábado de la II semana de Cuaresma


Ábranse, Señor, los oídos de tu misericordia a los ruegos de los que te suplican: y para concederles las cosas que desean, haz que ellos pidan las que son de tu agrado. Por Cristo, nuestro Señor.




Domingo III de Cuaresma


Dirige, Señor, los corazones de tus fieles, y concédeles generosamente la gracia de permanecer en el amor a ti y al prójimo, para que cumplan así la plenitud de tus mandatos. Por Cristo, nuestro Señor.




Lunes de la III semana de Cuaresma

Te pedimos, Padre, que tu diestra defienda al pueblo que te invoca, purifícalo e instrúyelo, para que animado con el consuelo presente, se encamine hacia los bienes futuros. Por Cristo, nuestro Señor.




Martes de la III semana de Cuaresma


Dios nuestro, maestro y guía de tu pueblo, aleja de él los pecados que le asaltan: para que siempre te sea grato y viva seguro con tu protección. Por Cristo, nuestro Señor.



Miércoles de la III semana de Cuaresma


Concede a tu pueblo, Dios nuestro, una voluntad que sea de tu agrado, pues confía que le darás prosperidad cuando viva conforme a tus enseñanzas. Por Cristo, nuestro Señor.



Jueves de la III semana de Cuaresma


Confiando en tu misericordia, imploramos, Señor, tu clemencia, pues ya que hemos recibido de ti lo que somos, así por tu gracia podamos tener una recta intencióny realizar el bien que anhelamos. Por Cristo, nuestro Señor.




Viernes de la III semana de Cuaresma

Mira, Señor, con ojos propicios a quienes imploramos tu misericordia, para que, confiando en tu bondad, podamos difundir por todas partes los dones de tu amor. Por Cristo, nuestro Señor.



Sábado de la III semana de Cuaresma


Concede, Señor, a tus fieles el auxilio celestial: para que te busquen de todo corazón y merezcan conseguir lo que te piden con sus justas plegarias. Por Cristo, nuestro Señor.




Domingo IV de Cuaresma


Protege, Señor, a quienes te suplican. Sostén a los débiles y vivifica siempre con tu luz a quienes caminan en las sombras de la muerte. Con tu clemencia, apártalos de todo mal y hazlos, llegar a la plenitud de tus bienes. Por Cristo, nuestro Señor.



Lunes de la IV semana de Cuaresma

Restaura a tu pueblo, Señor, en el alma y en el cuerpo, para que, a quienes no quieres privar de los bienes materiales, los fortalezcas en el espíritu por la firmeza de sus propósitos. Por Cristo, nuestro Señor.



Martes de la IV semana de Cuaresma

Señor Dios, Padre misericordioso: concede vida al pueblo que se entrega a ti, y haz que por tu clemencia, obtenga continuamente lo que le sea de provecho. Por Cristo, nuestro Señor.



Miércoles de la IV semana de Cuaresma


Recompensa a tus hijos, Señor, con la protección de tu misericordia, para que haciendo el bien en este mundo, lleguen a ti, que eres el bien supremo. Por Cristo, nuestro Señor.



Jueves de la IV semana de Cuaresma


Dios nuestro, protector de quienes ponen en ti su esperanza: bendice a tu pueblo y abre tu corazón para que, libre de pecado y protegido del antiguo enemigo, persevere siempre en tu amor. Por Cristo, nuestro Señor.




Viernes de la IV semana de Cuaresma


Dirige, Señor, tu mirada sobre tus servidores, y protege benignamente con tu auxilio celestial a quienes confían en tu misericordia. Por Cristo, nuestro Señor.



Sábado de la IV semana de Cuaresma

Protege, Señor, a tu pueblo que camina presuroso hacia los santos días que se acercan. Acompáñalo con tus abundantes gracias celestiales, para que ayudado por los consuelos visibles, sea invitado con prontitud a los bienes invisibles.Por Cristo, nuestro Señor.




Domingo V de Cuaresma

Bendice, Señor, a tu pueblo que pone su esperanza en tu misericordia. Concédele que obtenga, por el don de tu amor, lo que abundantemente desea. Por Cristo, nuestro Señor.




Lunes de la V semana de Cuaresma


Te pedimos, Padre, que libres de sus pecados al pueblo que te suplica, para que viviendo en santa comunión contigo, no sea afligido por adversidad alguna. Por Cristo, nuestro Señor.



Martes de la V semana de Cuaresma


Señor Dios, que prefieres elegir con misericordia a quienes esperan en ti, antes que rechazarlos con ira; concede a tus fieles llorar sinceramente sus pecados, para merecer alcanzar la gracia de tu consuelo. Por Cristo, nuestro Señor.




Miércoles de la V semana de Cuaresma


Dios todopoderoso: atiende las súplicas de tu pueblo, y a quienes mueves a confiar en tu piedad, concédeles el efecto bondadoso de tu constante misericordia. Por Cristo, nuestro Señor.



Jueves de la V semana de Cuaresma


Señor Dios, Padre providente: protege al pueblo que te suplica, para que, rechazando en todo momento lo que no te agrada, encuentre su alegría en el cumplimiento de tus mandamientos. Por Cristo, nuestro Señor.




Viernes de la V semana de Cuaresma


Concede a tus hijos, Dios todopoderoso, que liberados de todos los males por tu gracia, te sirvan con ánimo confiado. Por Cristo, nuestro Señor.


O bien, en la Misa votiva de Santa María junto a la Cruz, permitida para el día de hoy:


Protege, Dios omnipotente, a tu pueblo que recuerda con amor a la Santísima Virgen María junto a la Cruz, y acompáñalo con la abundancia de tu gracia; que sea maduro en su fe, lo apremie la caridad de Cristo y lo haga fuerte la esperanza que no engaña. Por Jesucristo, nuestro Señor.



Sábado de la V semana de Cuaresma


Ten compasión, Señor, de tu Iglesia suplicante, y atiende con el corazón abierto a quienes se inclinan ante ti. No permitas que sean esclavos del pecado ni padezcan la opresión de las adversidades, aquellos a quienes redimiste con la muerte de tu Hijo Unigénito. Por el mismo Cristo, nuestro Señor.




Domingo de Ramos o de la Pasión del Señor



Pon tu mirada, Señor, sobre esta familia tuya por la cual nuestro Señor Jesucristo no dudó en entregarse a sus verdugos y sufrir el martirio de la Cruz. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.




Lunes santo



Que tu auxilio, Señor, se haga presente en los humildes de corazón y proteja constantemente a quienes confían en tu misericordia, para que, al celebrar las fiestas pascuales, tengan no sólo respeto por las observancias corporales, sino más todavía, por la pureza de sus almas. Por Cristo, nuestro Señor.




Martes santo



Que tu misericordia, Señor Dios, libre de la vejez espiritual al pueblo sometido a tu amor, y lo haga capaz de alcanzar la novedad de las cosas santas. Por Cristo, nuestro Señor.



Miércoles santo


Concede, Señor, a tus hijos, participar constantemente de los misterios pascuales y desear apasionadamente los bienes futuros, para que, fieles a los sacramentos que los hicieron renacer, se sientan movidos a llevar una vida nueva. Por Cristo, nuestro Señor.




Jueves santo: no tiene.



Viernes santo

Señor y Dios nuestro: te pedimos que descienda una abundante bendición sobre tu pueblo, que ha celebrado la muerte de tu Hijo con la esperanza de la Resurrección. Llegue a él tu perdón, concédele tu consuelo, acrecienta su fe y asegúrale la eterna salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Fuente: Misal de la Conferencia Episcopal Argentina




28 de febrero de 2021, Domingo II de Cuaresma.
Entrada dedicada a Cristo transfigurado en el Monte Tabor.

 

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