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viernes, 15 de agosto de 2014

Misas de la Virgen IV (Navidad I): "Santa María, Madre de Dios"




Misal: Textos bíblicos y eucológicos (en negro); rúbricas: rojo.
Guion: marrón.
Comentario del blog: azul.

MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO

Esta Misa celebra el «admirable misterio» y el «inefable designio» (Prefacio) por el que el Padre misericordioso envió a su Hijo «desde el cielo al seno de la Santa Virgen» (Oración colecta 1) (cf. S. Hipólito, Traditio apostolica, 4: SCh 11 bis, p. 48), a fin de que fuera para nosotros «Palabra de salvación y Pan de Vida» (Oración colecta 1). Pero también conmemora la fe y la humildad con que Santa María lo recibió en su corazón y lo «llevó encerrado en sus entrañas» (Prefacio). Por esto la humilde Virgen de Nazaret es para nosotros un ejemplo con cuya imitación recibamos al Hijo de Dios: «recibir a Cristo como ella, / conservando sus palabras en el corazón / y celebrando con fe sus misterios» (Oración colecta 1) y, en consecuencia, lo manifestemos «con obras dignas de santidad» (Oración colecta 2) y lo confesemos «de palabra y de obra» (Oración después de la comunión).
Los textos de esta misa son como un eco de los sermones de los santos Padres y de la antigua liturgia:
-de aquella sentencia de san Agustín (+ 431), según la cual la Santísima Virgen María «concibió en su espíritu antes que en su seno» (Oración colecta 2; Sermo 25, 7: PL 46, 937), por lo que se ensalza su fe y su obediencia y se declara su espiritual parentesco con el Hijo;
-de aquella expresión de san Bernardo (+ 1153), según la cual la Santísima Virgen «si bien agradó (a Dios) por su virginidad, concibió por su humildad» (In laudibus Virginis Matris, I, 5: Opera omnia, IV, ed. Cistercienses, Roma 1966, p. 18).
Merece especial atención el Prefacio Porque por un admirable misterio, que de modo admirable pone de relieve la virginal y salvadora maternidad de santa María Virgen: «Se gozó, en efecto (santa María), de dos gracias: / se admira porque concibió virgen, / se alegra porque alumbró al Redentor». Los expertos en sagrada liturgia enumeran este Prefacio entre los más antiguos de Santa María, ya que se encuentra en el Sacramentario Paduano (SP 387).

Conviene usar el presente formulario cuando se quiera honrar a la Madre de Dios en los días que siguen al 1° de enero, solemnidad propia de la Maternidad Divina, y como prolongando la contemplación de este misterio. Durante la infraoctava (29, 30 y 31 de diciembre, en algún caso pueden alternarse con los formularios propios de dichos días, también grávidos de ponderables referencias marianas).
 
Introducción

El gozoso tiempo de Navidad nos invita a reflexionar sobre la grandeza de Dios Altísimo que se ha abajado hacia nuestra pequeñez para elevarnos hacia su gloria. Para ello, ha sido su voluntad hacerse hombre y nacer de una Virgen. La Maternidad Divina de María es la más grande de sus prerrogativas y la máxima que pueda haberse concedido a criatura alguna en la historia de la humanidad. 
La Santa Misa de la que vamos a participar es, pues, un acto de alabanza a la Trinidad por el don del Verbo hecho hombre y nacido de la Madre Virgen.

Antífona de entrada

Virgen Madre de Dios, el que no cabe en el universo, al hacerse hombre se encerró en tu seno.

O bien: 

Sedulio

¡Salve, Madre santa!, Virgen, Madre del Rey, que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos. 

Oración colecta 

Oh, Dios, que enviaste a tu Hijo, Palabra de salvación y Pan de Vida, desde el cielo al seno de la santa Virgen, concédenos recibir a Cristo como ella, conservando sus palabras en el corazón y celebrando con fe sus misterios. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Con obras dignas de santidad, concédenos, Señor, manifestar a Cristo, a quien recibimos por la fe; a ejemplo de santa María, que concibió en su espíritu antes que en su seno al Hijo venido del cielo. Que vive y reina contigo. 

Liturgia de la Palabra

Primera lectura

El Hijo de Dios, nacido de Mujer, es el Divino Emmanuel, prometido por Dios y anunciado por los profetas.

Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4, 4-7

Hermanos:
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.
Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: «¡Abba! Padre.» Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 21, 4-6. 10-11. 23-24 (R.: cf. 11b)

R. Señor, desde el vientre materno tú eres mi Dios.

Tú, Señor, habitas en el santuario,
esperanza de Israel.
En ti confiaban nuestros padres;
confiaban, y los ponías a salvo;
a ti gritaban, y quedaban libres;
en ti confiaban, y no los defraudaste. R.

Tú eres quien me sacó del vientre,
me tenías confiado en los pechos de mi madre;
desde el seno pasé a tus manos,
desde el vientre materno tú eres mi Dios. R.

Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo:
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel. R.

Aleluya

Dichosa eres, santa Virgen María, y digna de toda alabanza: de ti salió el Sol de justicia, Cristo, nuestro Señor.

Evangelio

Tras la extremada pobreza material del Niño y de sus santísimos padres, vislumbramos la soberanía del Rey humilde y Lo confesamos como Dios y Señor del universo.

Encontraron a María y a José, y al niño. A los ocho días, le pusieron por nombre Jesús

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 15b-19

En aquel tiempo, los pastores se decían unos a otros:
— «Vamos derechos a Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor.»
Fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Palabra del Señor.

Oración de los fieles

R. Escúchanos, Señor. Tu Madre ora con nosotros.

-Para que el misterio de la santa Navidad, renueve el ardor misionero de la Iglesia, pidamos con María, la Madre de Dios...R.

-Para que los pueblos en guerra depongan sus armas ante el Niño Jesús, Príncipe de la paz, pidamos con María, Madre de la humanidad doliente del Señor...R.

-Para que las madres que custodian en su seno el don admirable de la vida, se conviertan en las primeras defensoras del derecho a nacer de todos los hombres sin excepción, pidamos con María, Madre del Dios Viviente...R.

-Para que los niños que han sido violentamente arrebatados del seno de sus madres, admitidos en la gloria, intercedan en la conversión de los responsables...R.

-Para que los hermanos que están solos en estos días de fiesta, experimenten el calor acogedor de la comunidad eclesial, pidamos con María, Madre del amor...R.

Ofertorio

El mismo Espíritu que por el divino poder hizo de María la Madre de Dios es el que convertirá este pan y este vino que ahora presentamos, en el Fruto bendito del seno de la Virgen.

Oración sobre las ofrendas 

Que te sean gratos, Señor, los dones de tu pueblo, presentados en la memoria de la bienaventurada Virgen; ella supocomplacerte por la virginidad y por su humildad concibió a tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos.


Prefacio

Santa María se alegra porque dio a luz al Redentor permaneciendo Virgen

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Porque por un admirable misterio
y por un inefable designio,
la santa Virgen concibió a tu Unigénito
y llevó encerrado en sus entrañas al Señor del cielo.
La que no conoció varón es madre,
y después del parto permanece virgen.
Se gozó, en efecto, de dos gracias:
se admira porque concibió virgen,
se alegra porque alumbró al Redentor.

Por él,
los ángeles te cantan con júbilo eterno
y nosotros nos unimos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:

Santo, Santo, Santo. 

Comunión

En la primera Navidad de la historia, la Madre de Dios ofreció su Hijo bendito al mundo.
Hoy es la Madre Iglesia la que nos ofrece el Cuerpo Sacramentado del mismo Hijo de María.
Recibámoslo con un corazón sencillo como el Pesebre de Belén.

Antífona de comunión 

Dichoso el vientre de la Virgen María, que llevó al Hijo del eterno Padre. 

Oración después de la comunión

Alimentados con esta eucaristía, te pedimos, Señor, confesar de palabra y de obra a tu Hijo, nacido de Madre virgen, a quien hemos recibido en este sacramento. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Despedida

Dejamos el templo material pero seguimos siendo piedras vivas del templo espiritual de los bautizados. El espíritu navideño reafirme nuestra fe en el misterio del Emmanuel, Cabeza y Principio de la Iglesia viva.


15 de agosto de 2014, solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María.
Entrada dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, en el jubileo 40° de mi bautismo.

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