Ciclo A
Introducción
Queridos hermanos: "la liturgia ofrece hoy a nuestra meditación las lecturas que nos recuerdan que la plenitud de la Ley, como la de todas las Escrituras divinas, es el amor. Por eso, quien cree haber comprendido las Escrituras, o por lo menos alguna parte de ellas, sin comprometerse a construir, mediante su inteligencia, el doble amor a Dios y al prójimo, demuestra en realidad que está todavía lejos de haber captado su sentido profundo". (S.S. Benedicto XVI, homilía. 26/10/08).
Que la comunión con la Palabra proclamada y el Pan compartido nos fortalezcan para cumplir fielmente los Mandamientos de la Ley divina.
Primera lectura: Éx. 22, 20-26
La página del Éxodo nos recuerda el Decálogo de los Mandamientos.
Es la "ley moral inscripta en la conciencia misma del hombre que impone respetar los derechos del Creador y del prójimo y la dignidad de la propia persona". (San Juan Pablo II, homilía, 25/10/81).
O bien:
"Ser discípulos de Cristo es poner en práctica sus enseñanzas, que se resumen en el primero y mayor de los mandamientos de la Ley divina, el mandamiento del amor". (S.S. Benedicto XVI, homilía. 26/10/08).
Segunda lectura: I Tes. 1, 5c-10
"El amor del creyente que, consciente de sus propios límites, sigue dócilmente las palabras de Cristo, Divino Maestro, todo lo supera, renueva y vence". (Cf. ídem, supra).
O bien:
"El amor al prójimo nace de la escucha dócil de la Palabra divina (...) y acepta también pruebas duras por la verdad de esa Palabra". (Cf. ídem, supra).
"El amor del creyente que, consciente de sus propios límites, sigue dócilmente las palabras de Cristo, Divino Maestro, todo lo supera, renueva y vence". (Cf. ídem, supra).
O bien:
"El amor al prójimo nace de la escucha dócil de la Palabra divina (...) y acepta también pruebas duras por la verdad de esa Palabra". (Cf. ídem, supra).
Evangelio: Mt. 22, 34-40
En su diálogo con un doctor de la ley, Jesús "define -para todas las generaciones- cuál es el fundamento último de la moral humana". (San Juan Pablo II, homilía, 25/10/81).
En su diálogo con un doctor de la ley, Jesús "define -para todas las generaciones- cuál es el fundamento último de la moral humana". (San Juan Pablo II, homilía, 25/10/81).
Oración de los fieles
Las siguientes preces (salvo el invitatorio inicial), con las necesarias adaptaciones, están tomadas del Misal de la Familia Paulina (Apéndice II, Varios formularios, "Sagrada Familia de Jesús, María y José"):
En este mes de octubre, dedicado a las familias, a las misiones y al santo Rosario, elevemos súplicas al Padre de la gran familia humana.
R. Renueva nuestras familias, Señor.
-Por la santa Iglesia de Dios: para que en su interior y en las relaciones con el mundo, sea una verdadera familia, que sepa amar, perdonar y valorar a cada persona. R.
-Por las familias cristianas, verdaderas iglesias domésticas: para que mediante el rezo del santo Rosario, inspiren a los cercanos y a los que están lejos, esa confianza en la Providencia que ayuda a acoger y a promover el don de la vida. R.
-Por los padres y los hijos: para que a través de una comprensión profunda y un diálogo recíproco, sean capaces de construir una auténtica comunidad que crezca en la fe y en el amor. R.
-Por los enamorados: para que en la realidad única e irrepetible de su amor, sientan la presencia de Dios Padre, que ha hecho que se encuentren y que los guiará en cada momento de sus vidas. R.
-Por las nuevas familias: para que puedan disponer de una casa acogedora en la que reinen la salud, la serenidad y la capacidad de difundir el mensaje de esperanza y paz de Cristo. R.
-Por los miembros de las congregaciones religiosas, para que vivan en el clima del Hogar de Nazaret, y que en el temor y la obediencia a la Voluntad de Dios, proclamen el Reino que viene, reavivando su ardor misionero. R.
Oración conclusiva
"Dios, que en la santa Familia de Nazaret, nos has dado una viva imagen de tu comunión de amor; renueva en todos los hogares las maravillas de tu Espíritu, para que nuestras familias puedan experimentar la continuidad de tu presencia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".
O bien: (Formulario adaptado de la Misa con el Rito de beatificación de Carlo Acutis, laico: Asís, 10/10/2020)
Mediante la fe bautismal, hemos sido constituidos templos vivientes del Señor y su pueblo sacerdotal. Dirijamos a Dios nuestra plegaria por el crecimiento de la Iglesia y por la salvación de todos los hombres.
R. Escúchanos, Señor.
-Por el Santo Padre N, llamado a ser signo de la comunión en la Iglesia, para que iluminado por el Espíritu Santo, guíe al Pueblo de Dios en la adhesión convencida a Cristo, el Señor. R.
-Por la Iglesia, para que dé testimonio de la alegría de vivir para Cristo y jamás cese de anunciar con coraje el Evangelio a todos los hombres. R.
-Por nuestro obispo N y sus presbíteros, para que impulsen a la grey que se les ha confiado a amar a Dios sobre todas las cosas y a servir a los hermanos en la caridad de Cristo. R.
-Por nosotros, para que iluminados por el ejemplo luminoso de los santos, tengamos el coraje de vivir, como decía el beato adolescente Carlo Acutis, siendo "originales y no fotocopias", realizando así grandes obras en favor de la Iglesia y la sociedad. R.
A continuación, se propone como otra
oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este
domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al
castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda
colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:
"Oh, Padre, que haces todo por amor y eres la más segura defensa
de los humildes y de los pobres, danos un corazón libre de todos los
ídolos, para servirte solamente a Ti y amar a los hermanos según el
Espíritu de tu Hijo, haciendo de su Mandamiento nuevo la única ley de la
vida. Por el mismo Cristo, nuestro Señor. Amén".
Ofertorio
Ojalá que cada vez que participemos de estos ritos del Ofertorio, renovemos de corazón nuestra entrega a Dios, que se manifiesta en el deseo de esforzarnos por cumplir cada vez más fielmente los santos Mandmientos, siendo misioneros de esperanza.
Comunión
La Eucaristía es el Sacramento por excelencia de nuestra vida cristiana.
Los que, con las debidas disposiciones, somos comensales de la Carne y la Sangre del Redentor, recibimos la fuerza divina para perseverar en el fiel cumplimiento de los Mandamientos.
Despedida
Que la gracia de los dones celestiales que hemos recibido, ilumine nuestros pasos para que avancemos confiados por los caminos del Señor.
22 de octubre de 2017, domingo XXIX del Tiempo Ordinario.
39° aniversario de la solemne Inauguración del Ministerio Petrino de san Juan Pablo II.
Ojalá que cada vez que participemos de estos ritos del Ofertorio, renovemos de corazón nuestra entrega a Dios, que se manifiesta en el deseo de esforzarnos por cumplir cada vez más fielmente los santos Mandmientos, siendo misioneros de esperanza.
Comunión
La Eucaristía es el Sacramento por excelencia de nuestra vida cristiana.
Los que, con las debidas disposiciones, somos comensales de la Carne y la Sangre del Redentor, recibimos la fuerza divina para perseverar en el fiel cumplimiento de los Mandamientos.
Despedida
Que la gracia de los dones celestiales que hemos recibido, ilumine nuestros pasos para que avancemos confiados por los caminos del Señor.
22 de octubre de 2017, domingo XXIX del Tiempo Ordinario.
39° aniversario de la solemne Inauguración del Ministerio Petrino de san Juan Pablo II.
Entrada dedicada a él.
(Última actualización: 11/10/20).
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