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viernes, 20 de octubre de 2017

Santa Magdalena de Nagasaki, virgen y mártir: himnos litúrgicos




La Orden de san Agustín celebra cada 20 de octubre la "memoria obligatoria" de santa Magdalena de Nagasaki, virgen y mártir, y canta en su honor los siguientes himnos:


Oficio de Lectura


Fueron tus padres mártires gloriosos,
que dieron en común por Dios su vida,
y fue su fe pasión en ti tan viva
que hiciste de su gesto el tuyo propio.

Brindaste en las montañas a tu Esposo
—pues Cristo te eligió su prometida—
toda tu juventud desnuda y limpia
en un volcán de amores sin reposo.

Y nadie pudo quebrantar tu celo
—lunas y soles, lluvias, frío y llamas—
de anunciar con brío el Evangelio;
pues tanto ardió, de Cristo enamorada,
tu voluntad de levantar su Reino
que en voz y sangre fuiste su Palabra.

¡Salve, flor carmesí del Fujiyama,
paloma blanca del zureo ardiente,
que como estrella en el lejano Oriente
a Cristo proclamaste en cuerpo y alma!

A Dios honor y gloria por los siglos:
al Padre Creador, supremo origen,
al Hijo, el Verbo, que nació de virgen,
y al Fuego Santo del amor divino,
honor y gloria a Dios, al Uno y Trino. Amén.



Laudes


Cuánto cielo se derrama
por tu sonrisa de niña;
cuánto amor y cuántos sueños
de primavera encendida
vuelan libres por un monte
de mártires alegrías.

Magdalena, Nagasaki,
rumores que el viento anima,
cuánto campo entre tus ojos,
cuánto cielo en tu sonrisa,
cuánto mártir por los montes,
santa ceniza esparcida.

Al despertar la mañana
que diera vida a tu vida,
nuestra oración amanece
como tu entrega, vestida
de inspiración recoleta
y agustina poesía.

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
que en la Cruz resplandecía;
gloria al Espíritu Santo,
que a Magdalena asistía. Amén.

 


Vísperas

Se ha enrojecido la tarde
de cristiana transparencia,
Nagasaki se ha vestido
del color de Magdalena;
un hábito de terciaria,
un alma de japonesa.

Cómo crecen en los montes
las torturas, las cadenas,
horca y hoya van borrando
las huellas de Dios impresas
en cárceles, en poblados,
en las calles y veredas
del horizonte pagano
que a Nagasaki rodea.

Ha enrojecido la tarde
el canto de una doncella,
como una rosa enrojece
jardines en primavera.

Cuando Magdalena calle,
cuando su canto enmudezca,
cuando, en el mar, sus cenizas
mansamente se disuelvan,

Nagasaki se reviste
de agustina recoleta.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
que nuestro gozo sustenta,
gloria al Espíritu Santo,
que consoló a Magdalena. Amén.



20 de octubre de 2017, para los agustinos recoletos, memoria litúrgica de santa Magdalena de Nagasaki, virgen y mártir. Entrada dedicada a ella.

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