Buscar este blog

La verdadera Iglesia de Dios...

La verdadera Iglesia de Dios...

Nos iluminaste con la Luz de Cristo...

Nos iluminaste con la Luz de Cristo...

estrella-de-navidad-imagen-animada-0041

viernes, 8 de abril de 2016

Guion: Domingo III de Pascua




Ciclo C

Introducción

"Este es verdaderamente el día de Dios, apacible en su brillo divino, en que la Sangre preciosísima, ha borrado los pecados e infamias del mundo. Este es el día en el que se devuelve la fe a los incrédulos, y a los ciegos, la vista.

¿A quién no le consuela saber que el buen ladrón se salve? Los mismos ángeles se asombran al contemplar aquel Cuerpo desgarrado, y a Cristo, que promete el Paraíso al que está crucificado a su derecha" (Himno Hic est dies, del Oficio de lecturas del Tiempo Pascual).

Con estas palabras, la Iglesia nos invita a contemplar el misterio del 'día del Señor', especialmente en este Tiempo pascual, cuyos cincuenta días, son como un único y gran domingo de gozo.

La invitación  a la gloria del nuevo Paraíso, no ya terrenal y transitorio, sino celestial y eterno, es para todos; no solo para el buen ladrón.

Escuchemos la voz del Redentor, especialmente en esta santa liturgia dominical, impregnada de gozo pascual.



En lugar del Acto penitencial puede hacerse la bendición y aspersión del agua en memoria del bautismo. (Cf. Institutio Generalis Missali Romani, 51).


Liturgia de la Palabra

Primera lectura: Hech. 5, 27-32. 40b-41

Benditos sean los ultrajes y los agravios que tengamos que sufrir por el nombre de nuestro Señor Jesucristo al que, con todo el corazón, confesamos resucitado y vivo para siempre. (Que el testimonio veraz de los apóstoles confirme nuestra fidelidad).

Segunda lectura: Apoc. 5, 11-14

Con los redimidos de todos los tiempos, profesamos la única fe y aclamamos a Jesucristo, el Cordero inmolado, sentado en el Trono celestial, y a su Eterno Padre.

Evangelio: Jn. 21, 1-19

El Evangelio da cuenta del amor de Jesús Resucitado a la Iglesia naciente, y de la confirmación de la Autoridad de Pedro, a quien el Señor encomienda su rebaño hasta el final de los tiempos.


Oración de los fieles 

El siguiente formulario, traducido del italiano y con algunas adaptaciones, corresponde a la Liturgia de la Misa del Domingo III de Pascua, 14 de abril de 2013, presidida por el Santo Padre Francisco en la Basílica papal de San Pablo Extramuros:

Hermanos, con la certeza de que solo a Dios debemos obediencia, pidámosle la fuerza de vivir siempre en su voluntad:

R. Te rogamos, óyenos.

O bien: (en referencia al salmo de hoy)

R. Dios de la vida, convierte nuestro llanto en júbilo.

-Oremos por la Santa Iglesia de Dios.

+El Señor Resucitado y vivo custodie a su Esposa en la santidad y en la verdad, y la configure cada vez más a Sí, Cordero pascual. R.

-Oremos por nuestro Sumo Pontífice N.

+El Señor Resucitado y vivo lo colme de gracia y sabiduría, y bendiga su Ministerio universal de Sucesor del apóstol san Pedro. R.

-Oremos por los que son perseguidos a causa de la fe.

+El Señor Resucitado y vivo los libre de las seducciones y engaños humanos, y los sostenga con la fuerza de su Espíritu. R.

-Oremos por los pueblos que son víctimas de la pobreza y la guerra.

+El Señor Resucitado y vivo haga a todos partícipes de su paz y suscite hombres capaces de promover la justicia y la fraternidad. R.

-Oremos por esta familia de Dios hoy aquí congregada. 

+El Señor Resucitado y vivo transforme a cuantos se nutren de su Cuerpo y de su Sangre, en auténticos y creíbles pregoneros del Evangelio de salvación. R.


Oración conclusiva

"Dios Padre Omnipotente, acoge nuestra oración y haz que en toda la Tierra se difunda el feliz anuncio de la Muerte y la Resurrección del Señor Jesús, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".

O bien:

El siguiente formulario, con algunas adaptaciones, corresponde a la Liturgia de la Misa del Domingo III de Pascua, 5 de mayo de 2019, presidida por el Santo Padre Francisco en Sofía (Bulgaria):

Hermanos e hijos, exultantes de alegría pascual, elevemos nuestra oración a Dios Padre e invoquemos sobre nosotros los beneficios de la salvación llevada a cabo por Cristo:

R. Concede, Señor, la paz a nuestros días

-Padre, infunde tu Espíritu en el Papa N; que a ejemplo del apóstol Pedro siga fielmente a Jesús y guíe a los hermanos en la plena adhesión a este Señor nuestro en la fe y en la caridad. R.

-Padre, guía con tu sabiduría la labor de los gobernantes; que nuestra nación conozca la verdadera paz, la justicia y la fraternidad, y que todo ciudadano goce de los necesarios bienes materiales y espirituales. R.

-Padre, santifica con tu gracia a todos los cristianos; que iluminados por el Evangelio y nutridos por la Eucaristía, anuncien de palabra y obra que solo en Cristo está la salvación. R.

-Padre, toca con tu amor el corazón de los jóvenes; que descubran la belleza de entregar gratuitamente sus vidas, y que no falten santos operarios a la mies de tu Iglesia. R.

-Padre, purifica con tu misericordia a todos los pecadores; que descubran la desolación que produce la desobediencia al Evangelio y que se dejen regenerar como hijos tuyos. R.

Oración conclusiva

"Padre, acoge con benevolencia nuestras súplicas, cólmanos con tu gracia y concédenos vivir como verdaderos testigos del Resucitado. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".

O bien:


El siguiente formulario, con algunas adaptaciones, corresponde a la Liturgia de la Misa del martes de la III semana de Pascua, 7 de mayo de 2019, presidida por el Santo Padre Francisco en Skopje, Macedonia del Norte:


Queridos hermanos, con fe, elevemos nuestras súplicas a Cristo Resucitado, que ha vencido el pecado y la muerte:

R. Dios, escucha nuestras súplicas

-Señor Jesús, Resucitado y Viviente, sostén a la Iglesia: que guiada por el Santo Padre N, muestre a la humanidad tu amor fiel y poderoso. R.

-Señor Jesús, victorioso Príncipe de la paz, acompaña y orienta el servicio de los gobernantes: que su labor promueva la justicia, la solidaridad y la vida de todo ciudadano. R.

-Señor Jesús, única esperanza del hombre, bendice nuestras familias: que padres e hijos, ancianos y enfermos experimenten serenidad y gozo. R.

-Señor Jesús, Amigo fiel, custodia la fe de nuestro pueblo: que enriquecido por el testimonio de los santos y beatos de esta tierra, pueda vivir en obediencia a tu Evangelio. R.

-Señor Jesús, fuente de verdadera comunión, vence toda forma de rencor y odio: ilumina nuestros corazones y guíanos en la construcción de auténticos lazos de fraternidad. R.

-Señor Jesús, vivo y glorioso, acoge en tu gloria a nuestros hermanos difuntos: que unidos en la comunión de los santos, avancen felices hacia la Vida eterna. R.

Oración conclusiva

"Escucha, Señor, las súplicas de tu Iglesia, y con tu gloriosa Resurrección, ilumina las tinieblas de nuestra vida. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén".
 
O bien:

A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Padre misericordioso, acrecienta en nosotros la luz de la fe, para que en los signos sacramentales de la Iglesia, reconozcamos a tu Hijo que sigue manifestándose a sus discípulos, y danos tu Espíritu para proclamar ante todos que Jesús es el Señor. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".


Ofertorio

"¿Qué puede haber de más sublime que el delito encuentre gracia, el amor venza al temor, y la muerte nos devuelva una vida nueva?" (Himno Hic est dies, cf. supra).

Es el Misterio que nos disponemos a celebrar a continuación, mediante la presentación del pan y el vino. 


Comunión

"¡Oh, qué Misterio tan admirable aquel en el que los crímenes del mundo se limpian, los pecados de los hombres se perdonan y se purifican con la Carne las culpas de la carne". (Himno Hic est dies, cf. supra).

Recibamos pues, el Cuerpo resucitado y glorioso y la Sangre preciosísima del único que puede hacer de nosotros, nuevas criaturas. 


Conviene que el sacerdote emplee la Bendición Solemne de Pascua.


Despedida

Con la fe inquebrantable y la santa intrepidez del discípulo amado, anunciemos al mundo que solamente Jesús es el Señor.

Es oportuno cantar la antífona mariana pascual Regina Celi.


4 de abril de 2016, solemnidad de la Anunciación del Señor, trasladada del Viernes Santo, 25 de marzo. Entrada dedicada al Verbo Encarnado y a su bendita Madre.
(Última actualización de la entrada; 28/04/22).

No hay comentarios:

Publicar un comentario