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martes, 3 de mayo de 2016

Guion: Domingo VII de Pascua



Los cristianos, orando en las Catacumbas, presididos por el Papa


Ciclo C

El siguiente guion se emplea allí donde la solemnidad de la Ascensión no se traslada a este domingo.


Introducción

Hermanos, este tiempo festivo de la Pascua sigue siendo motivo de gozo para nosotros. Pero también de compromiso. Hoy escucharemos en el Evangelio la exhortación de Jesús a la unidad de los creyentes; más aun, de toda la familia humana.
"¿Cómo anunciar el Evangelio de la reconciliación sin comprometerse al mismo tiempo en la obra de la reconciliación de los cristianos? Si es cierto que la Iglesia, movida por el Espíritu Santo y con la promesa de la indefectibilidad, ha predicado y predica el Evangelio a todas las naciones, es también cierto que ella debe afrontar las dificultades que se derivan de las divisiones". (Cf. Carta encíclica Ut unum sint, sobre el empeño ecuménico, 98).

Son palabras de san Juan Pablo II que nos hacen tomar conciencia de nuestra responsabilidad en el imperativo de la unidad querida por el Señor.

En esta Eucaristía pascual roguemos, pues, al Señor, que todos -en particular, los cristianos- seamos uno, como Él y su Padre lo son en unidad del Espíritu Santo.

En lugar del Acto penitencial puede hacerse la bendición y aspersión del agua en memoria del bautismo. (Cf. Institutio Generalis Missali Romani, 51).


Liturgia de la Palabra

Primera lectura: Hech. 7, 55-60

La sangre de Esteban, el primer mártir cristiano, asociada al  Sacrificio del Redentor, fecunda prodigiosamente los cimientos espirituales de la Iglesia naciente.

Segunda lectura: Apoc. 22, 22-14. 16-17. 20

"Yo Soy el Alfa y la Omega", dice el Señor Resucitado al discípulo amado. De hecho, Jesús es el Principio y el fin de todo lo que existe. Así lo ha proclamado la Iglesia desde la Vigilia pascual con la sugestiva elocuencia de este Cirio que preside nuestra asamblea hasta Pentecostés.

Evangelio: Jn. 17, 1b-20-26

"Que sean uno". Es el ardiente anhelo de Jesús, hecho oración a su Padre amado, anhelo que interpela a todos los que creemos de verdad que Él ha resucitado y que "nos ha abierto las puertas de la eternidad" (Cf. Colecta de la Misa del Día santo de Pascua).


Oración de los fieles

Las siguientes preces, con algunas adaptaciones, corresponden a la Santa Misa que el Sumo Pontífice Benedicto XVI presidió el 5 de junio de 2011, Domingo VII de Pascua, en su Viaje Apostólico a Croacia:

Reunidos en Cristo y animados por el Espíritu Santo, elevemos al Padre nuestra confiada oración:

R. Escucha, Padre, nuestra oración y danos tu Espíritu Santo.

-La Iglesia, familia de los hijos de Dios engendrada en el Misterio Pascual, anuncie al mundo el Nombre de Jesús, el único por el cual podemos obtener la salvación. R.

-Nuestro Santo Padre N, protegido y fortalecido por la Presencia del Resucitado, pueda siempre confirmar a todos en la verdad y en la caridad. R.

-Los esposos cristianos vivan su vocación a colaborar en la obra de la creación y de la redención, acogiendo con alegría la vida y educando a sus hijos en las verdades del Evangelio. R.

-Los jóvenes prometidos, que se disponen al sacramento del matrimonio, crezcan en la luz de tu amor, y las familias probadas por la fatiga y el sufrimiento se abran a la esperanza pascual. R.

-Los legisladores, científicos y hombres de cultura se dejen interpelar por la verdad del Evangelio, y pongan sus talentos al servicio de la dignidad de toda persona humana, desde la concepción hasta la muerte natural. R.

-Todos nuestros hermanos difuntos puedan contemplar para siempre la Belleza del Rostro de Cristo Resucitado, al que han buscado durante su peregrinación terrena. R.

Oración conclusiva

"Dios, Padre de la vida y del amor, confiamos a tu infinita bondad nuestras súplicas. Acompaña con tu bendición a nuestras familias, para que puedan glorificarte siempre en tu Iglesia, testimoniando alegremente la caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".
 
A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Padre Justo y Santo, del que procede el Verbo de la Vida en la comunión de tu Espíritu, haz que el pueblo redimido por Ti, forme una perfecta unidad en el vínculo de tu amor, para que el mundo crea en Aquel que Tú has enviado, Jesucristo, Principio y Término de toda la creación. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".



Ofertorio (Cf. Colecta de esta Misa)


El Salvador del mundo, que resucitado, goza de la gloria de su Padre Celestial, por ser Dios como Él, permanece a la vez con nosotros hasta el fin del mundo. gracias al Sacramento de la Eucaristía que instituyó, eligiendo como materia el pan y el vino que estamos por presentar.


Comunión

"Ahí lo tienes: es Rey de Reyes y Señor de Señores. Está escondido en el Pan. Se humilló hasta esos extremos por amor a ti".


Estas palabras de san Josemaría Escrivá de Balaguer, son una invitación a reconocer a Cristo presente en la Eucaristía y a alimentarnos de Él para participar de su gloria.

Conviene que el sacerdote emplee la Bendición Solemne de Pascua.


Despedida

Como discípulos del Resucitado, siempre sedientos de su Espíritu, nos lanzamos al mundo para anunciar que Él vive entre nosotros y que por ello, todo tiene sentido.

Es oportuno cantar la antífona mariana Regina Caeli.


3 de mayo de 2016, fiesta de los santos apóstoles Felipe y Santiago el Menor. Entrada dedicada a ellos.
(Última actualización de la entrada: 28/04/22).


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