Medalla Milagrosa |
Bendicional: en negro; (oración de bendición: negrita cursiva).
(Se conservan los números de secciones y parágrafos tal y como se hallan en el Bendicional: negrita. También en negrita me
permito realzar algunas cuestiones litúrgicas del texto del
Bendicional, incisos que, a mi criterio, merecen especial
consideración).
Comentarios del blog: azul.
El capítulo XLIII del Bendicional ofrece la siguiente bendición:
BENDICIÓN DE LOS OBJETOS DESTINADOS A EJERCITAR LA PIEDAD Y LA DEVOCIÓN
1346. El presente rito debe utilizarse en la bendición de medallas, pequeñas cruces, imágenes religiosas que no se han de exponer en lugares sagrados, escapularios, coronas y objetos similares que se usan para la práctica de ejercicios piadosos.
1347. Principalmente en los santuarios o lugares de peregrinación que se distinguen por la afluencia de fieles, esta bendición de objetos piadosos suele efectuarse en una celebración común y puede incluirse de modo conveniente en las celebraciones que tienen lugar para los peregrinos.
1348. Este rito pueden utilizarlo el sacerdote y el diácono, los cuales, respetando su estructura y elementos principales, adaptarán la celebración a las circunstancias del momento y de las personas.
1349. Si la bendición se celebra para un solo objeto, el ministro puede emplear el Rito breve indicado al final de este capítulo, núms. 1363-1366, o, en determinadas circunstancias, sólo la fórmula breve descrita en el núm. 1367, que consiste en la sola Señal de la Cruz con las palabras que normalmente la acompañan.
I. RITO DE LA BENDICIÓN
RITOS INICIALES
1350. Reunido el pueblo, el celebrante dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden:
Amén.
1351. Luego el celebrante saluda a los presentes, diciendo:
La gracia, la misericordia y la paz del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo estén con todos vosotros.
U otras palabras adecuadas, tomadas preferentemente de la Sagrada Escritura.
Todos responden:
Y con tu espíritu.
O de otro modo adecuado.
1352. El celebrante dispone a los presentes para la celebración de la bendición, con estas palabras u otras semejantes: (la exhortación al testimonio de vida en la monición que sigue a continuación "conjura" la muchas veces pretendida utilización de tales objetos de manera supersticiosa)
Los objetos piadosos que habéis traído para bendecir muestran, cada uno a su manera, vuestra fe, ya que sirven para recordar el amor de nuestro Señor, o también para aumentar vuestra confianza en la ayuda de la Santísima Virgen María y de los santos. Al pedir la bendición del Señor sobre estos objetos e imágenes, lo que hemos de procurar ante todo es dar el testimonio de vida cristiana que de nosotros exige el uso de estos objetos.
LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS
1353. Luego el lector, uno de los presentes o el mismo celebrante, lee un texto de la sagrada Escritura, seleccionado principalmente entre los que se proponen a continuación.
También pueden emplearse otros textos adecuados al rito.
2 Co 3, 17b—4, 2: Reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del apóstol san Pablo a los Corintios:
Donde está el Espíritu del Señor hay libertad. Y nosotros todos, que llevamos la cara descubierta, reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente; así es como actúa el Señor, que es Espíritu. Por eso, encargados de este ministerio por misericordia de Dios, no nos acobardamos; al contrario, hemos renunciado a la clandestinidad vergonzante, dejándonos de intrigas y no adulterando la Palabra de Dios; sino que, mostrando nuestra sinceridad, nos recomendamos a la conciencia de todo hombre delante de Dios.
Palabra de Dios.
1354. Pueden también leerse: Rm 8, 26-31; ICo 13, 8-13; I Co 15,45-50; 2 Co 4, 1-7; Ga 1, 1. 3-5; 2, 19b-20; Ef 3, 14-21; Col 3, 14-17; Lc 11, 5-13; Le 18, 1-8.
1355. Según las circunstancias, se puede decir o cantar un salmo responsorial u otro canto adecuado.
Salmo responsorial Sal 99 (100), 2. 3. 4. 5 (R.: 5b)
R. La misericordia del Señor es eterna.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.
«El Señor es bueno,
BENDICIÓN DE LOS OBJETOS DESTINADOS A EJERCITAR LA PIEDAD Y LA DEVOCIÓN
1346. El presente rito debe utilizarse en la bendición de medallas, pequeñas cruces, imágenes religiosas que no se han de exponer en lugares sagrados, escapularios, coronas y objetos similares que se usan para la práctica de ejercicios piadosos.
1347. Principalmente en los santuarios o lugares de peregrinación que se distinguen por la afluencia de fieles, esta bendición de objetos piadosos suele efectuarse en una celebración común y puede incluirse de modo conveniente en las celebraciones que tienen lugar para los peregrinos.
1348. Este rito pueden utilizarlo el sacerdote y el diácono, los cuales, respetando su estructura y elementos principales, adaptarán la celebración a las circunstancias del momento y de las personas.
1349. Si la bendición se celebra para un solo objeto, el ministro puede emplear el Rito breve indicado al final de este capítulo, núms. 1363-1366, o, en determinadas circunstancias, sólo la fórmula breve descrita en el núm. 1367, que consiste en la sola Señal de la Cruz con las palabras que normalmente la acompañan.
I. RITO DE LA BENDICIÓN
RITOS INICIALES
1350. Reunido el pueblo, el celebrante dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden:
Amén.
1351. Luego el celebrante saluda a los presentes, diciendo:
La gracia, la misericordia y la paz del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo estén con todos vosotros.
U otras palabras adecuadas, tomadas preferentemente de la Sagrada Escritura.
Todos responden:
Y con tu espíritu.
O de otro modo adecuado.
1352. El celebrante dispone a los presentes para la celebración de la bendición, con estas palabras u otras semejantes: (la exhortación al testimonio de vida en la monición que sigue a continuación "conjura" la muchas veces pretendida utilización de tales objetos de manera supersticiosa)
Los objetos piadosos que habéis traído para bendecir muestran, cada uno a su manera, vuestra fe, ya que sirven para recordar el amor de nuestro Señor, o también para aumentar vuestra confianza en la ayuda de la Santísima Virgen María y de los santos. Al pedir la bendición del Señor sobre estos objetos e imágenes, lo que hemos de procurar ante todo es dar el testimonio de vida cristiana que de nosotros exige el uso de estos objetos.
LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS
1353. Luego el lector, uno de los presentes o el mismo celebrante, lee un texto de la sagrada Escritura, seleccionado principalmente entre los que se proponen a continuación.
También pueden emplearse otros textos adecuados al rito.
2 Co 3, 17b—4, 2: Reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del apóstol san Pablo a los Corintios:
Donde está el Espíritu del Señor hay libertad. Y nosotros todos, que llevamos la cara descubierta, reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente; así es como actúa el Señor, que es Espíritu. Por eso, encargados de este ministerio por misericordia de Dios, no nos acobardamos; al contrario, hemos renunciado a la clandestinidad vergonzante, dejándonos de intrigas y no adulterando la Palabra de Dios; sino que, mostrando nuestra sinceridad, nos recomendamos a la conciencia de todo hombre delante de Dios.
Palabra de Dios.
1354. Pueden también leerse: Rm 8, 26-31; ICo 13, 8-13; I Co 15,45-50; 2 Co 4, 1-7; Ga 1, 1. 3-5; 2, 19b-20; Ef 3, 14-21; Col 3, 14-17; Lc 11, 5-13; Le 18, 1-8.
1355. Según las circunstancias, se puede decir o cantar un salmo responsorial u otro canto adecuado.
Salmo responsorial Sal 99 (100), 2. 3. 4. 5 (R.: 5b)
R. La misericordia del Señor es eterna.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R.
1356. O bien:
Sal 122 (123), 1. 2. 3-4
R. (1) A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo.
Sal 138 (139), 1-2. 3-4. 5-6. 7-8. 9-10
R. (cf. 4b) Tú, Señor, lo sabes todo.
Sal 150, 1-2. 3-4. 5
R. (2a) Alabad al Señor por sus obras magníficas.
1357. Después de la lectura, se hace oportunamente la homilía, en la cual el celebrante explica la lectura y el significado del rito.
1358. Antes de la oración de bendición puede hacerse la plegaria común. Entre las invocaciones que aquí se proponen, el celebrante puede seleccionar las que le parezcan más adecuadas o añadir otras directamente relacionadas con las circunstancias de los presentes o del momento.
Nosotros, hermanos, no queremos tener un semblante de piedad, sino que la profesamos de corazón; por esto, invoquemos al Señor, diciendo: (adviértase la mención de la piedad como don del Espíritu Santo en la súplica responsorial de las subsiguientes preces, y la presencia explícita o implícita del binomio "material/espiritual")
R. Envíanos, Señor, el espíritu de piedad.
Dios clementísimo, que quieres que recordemos siempre tus maravillas,
—haz que la visión corporal de estos objetos materiales nos eleve a la contemplación de los signos de tu misericordia. R.
Tú que deseas que te demos culto en espíritu y verdad,
—concédenos que, con la ayuda de estos objetos y de lo que significan, practiquemos siempre la justicia y la piedad. R.
Tú que, por medio de tu Hijo, nos diste el mandato de orar siempre,
—haz que, dedicándonos a la oración, podamos llevar una vida con toda piedad y decoro. R.
Tú que, en tu Iglesia, distribuyes de manera admirable diversidad de ayudas para nuestra santidad y piedad,
—haz que lo que recibimos de manos de la Iglesia lo utilicemos para crecimiento de ella. R.
su fidelidad por todas las edades.» R.
1356. O bien:
Sal 122 (123), 1. 2. 3-4
R. (1) A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo.
Sal 138 (139), 1-2. 3-4. 5-6. 7-8. 9-10
R. (cf. 4b) Tú, Señor, lo sabes todo.
Sal 150, 1-2. 3-4. 5
R. (2a) Alabad al Señor por sus obras magníficas.
1357. Después de la lectura, se hace oportunamente la homilía, en la cual el celebrante explica la lectura y el significado del rito.
1358. Antes de la oración de bendición puede hacerse la plegaria común. Entre las invocaciones que aquí se proponen, el celebrante puede seleccionar las que le parezcan más adecuadas o añadir otras directamente relacionadas con las circunstancias de los presentes o del momento.
Nosotros, hermanos, no queremos tener un semblante de piedad, sino que la profesamos de corazón; por esto, invoquemos al Señor, diciendo: (adviértase la mención de la piedad como don del Espíritu Santo en la súplica responsorial de las subsiguientes preces, y la presencia explícita o implícita del binomio "material/espiritual")
R. Envíanos, Señor, el espíritu de piedad.
Dios clementísimo, que quieres que recordemos siempre tus maravillas,
—haz que la visión corporal de estos objetos materiales nos eleve a la contemplación de los signos de tu misericordia. R.
Tú que deseas que te demos culto en espíritu y verdad,
—concédenos que, con la ayuda de estos objetos y de lo que significan, practiquemos siempre la justicia y la piedad. R.
Tú que, por medio de tu Hijo, nos diste el mandato de orar siempre,
—haz que, dedicándonos a la oración, podamos llevar una vida con toda piedad y decoro. R.
Tú que, en tu Iglesia, distribuyes de manera admirable diversidad de ayudas para nuestra santidad y piedad,
—haz que lo que recibimos de manos de la Iglesia lo utilicemos para crecimiento de ella. R.
La última de estas preces pone de manifiesto que así como los pecados de algunos miembros manchan todo el Cuerpo de la Iglesia, de la misma manera, la correcta práctica de la piedad y de la devoción por parte de otros, lo embellecen sobremanera.
Sigue la oración de bendición, como se indica más adelante.
1359. Cuando no se dicen las preces, antes de la oración de bendición el celebrante dice:
Oremos.
Y todos oran durante algún tiempo en silencio.
Luego el celebrante dice la oración de bendición.
ORACIÓN DE BENDICIÓN
1360. El celebiante, con las manos extendidas, dice:
Bendito seas, Señor, fuente y origen de toda bendición, que te complaces en la piedad sincera de tus fieles; te pedimos que atiendas a los deseos de tus servidores y les concedas que, llevando consigo estos signos de fe y de piedad, se esfuercen por irse transformando en la imagen de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
CONCLUSIÓN DEL RITO
1361. El celebrante concluye el rito, diciendo:
Dios, que en Cristo nos ha revelado su gloria, haga que vuestra vida sea imagen suya, para que podáis un día gozar de su presencia gloriosa.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R Amén.
1362. Es aconsejable terminar el rito con un canto adecuado.
II. RITO BREVE
1363. Al comienzo, el celebrante dice:
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Todos responden:
Y danos tu salvación.
1364. El celebrante dispone a los presentes para la celebración de la bendición, según las circunstancias.
1365. Uno de los presentes, o el mismo celebrante, lee algún texto de la Sagrada Escritura.
Rm 8, 26b. 27b: Nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables, y su intercesión por los santos es según Dios.
Col 3, 17: Todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Lc 11, 9- 10: Os digo a vosotros: «Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.»
1366. Luego el celebrante dice, con las manos extendidas: (nótese el singular de la segunda persona gramatical)
El Señor, con su bendición, + se digne aumentar y fortalecer tus sentimientos de devoción y piedad, para que transcurra sin tropiezo tu vida presente y alcances felizmente la eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
FÓRMULA BREVE
1367. En determinadas circunstancias, el sacerdote o el diácono pueden emplear la siguiente fórmula breve:
En el nombre del Padre, y del Hijo, + y del Espíritu Santo.
R. Amén.
ORACIÓN DE BENDICIÓN
1360. El celebiante, con las manos extendidas, dice:
Bendito seas, Señor, fuente y origen de toda bendición, que te complaces en la piedad sincera de tus fieles; te pedimos que atiendas a los deseos de tus servidores y les concedas que, llevando consigo estos signos de fe y de piedad, se esfuercen por irse transformando en la imagen de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
CONCLUSIÓN DEL RITO
1361. El celebrante concluye el rito, diciendo:
Dios, que en Cristo nos ha revelado su gloria, haga que vuestra vida sea imagen suya, para que podáis un día gozar de su presencia gloriosa.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R Amén.
1362. Es aconsejable terminar el rito con un canto adecuado.
II. RITO BREVE
1363. Al comienzo, el celebrante dice:
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Todos responden:
Y danos tu salvación.
1364. El celebrante dispone a los presentes para la celebración de la bendición, según las circunstancias.
1365. Uno de los presentes, o el mismo celebrante, lee algún texto de la Sagrada Escritura.
Rm 8, 26b. 27b: Nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables, y su intercesión por los santos es según Dios.
Col 3, 17: Todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Lc 11, 9- 10: Os digo a vosotros: «Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.»
1366. Luego el celebrante dice, con las manos extendidas: (nótese el singular de la segunda persona gramatical)
El Señor, con su bendición, + se digne aumentar y fortalecer tus sentimientos de devoción y piedad, para que transcurra sin tropiezo tu vida presente y alcances felizmente la eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
FÓRMULA BREVE
1367. En determinadas circunstancias, el sacerdote o el diácono pueden emplear la siguiente fórmula breve:
En el nombre del Padre, y del Hijo, + y del Espíritu Santo.
R. Amén.
27 de noviembre de 2016, Domingo I de Adviento.
Entrada dedicada a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, en este día aniversario de sus apariciones.
Entrada dedicada a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, en este día aniversario de sus apariciones.
¡Todo bellísimo! Pero, una duda: tengo entendido que SS san Juan XXIII (de quien también he oído que es patrono de la evangelización por medio de las telecomunicaciones) estableció que toda celebración litúrgica transmitida por TV o radio (ahora, Internet y más telecomunicaciones) tiene el mismo valor para cautivos, ancianos o enfermos que no pueden acudir al templo. Supongo que la bendición de objetos y rosarios (como la que, afortunadamente ha reactivado msr. Salvador Martínez Ávila en la Basílica de Guadalupe) también es válida. Les agradezco de antemano su confirmación.
ResponderEliminar¡La paz del Señor, Teresita!
EliminarEs correcto lo de la Misa, no porque sea lo mismo participar de ella en vivo que a través de los medios, sino porque ante la imposibilidad de presencia física, mejor es la participación audiovisual a la distancia que la no participación.
No pasa igual con la bendición de objetos (sean o no sagrados), pues se trata de un sacramental que requiere de la presencia del ministro ordenado (o de laicos, que también pueden impartir ciertas bendiciones claramente especificadas en el Bendicional).
Por otra parte, la bendición de las personas, si se entiende desde el punto de vista del sacerdocio de todos los bautizados, se puede realizar siempre, incluso a la distancia. Los ministros ordenados también pueden impartir la bendición a la distancia (como la del final de la Misa transmitida por los medios de comunicación). Ciertamente esto nunca igualará a una bendición presencial.
La única "Bendición" de personas que posee las mismas gracias y efectos a la distancia que de manera presencial, es la impartida por el Sumo Pontífice cuando es elegido y en los dos días más santos del año: Pascua y Navidad. Se llama "Urbi et orbi" y, con las condiciones acostumbradas, otorga la gracia de la indulgencia plenaria.
San Pedro Claver, en este día de su festividad, te alcance abundantes bendiciones de parte de Dios.