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La verdadera Iglesia de Dios...

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Nos iluminaste con la Luz de Cristo...

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lunes, 25 de septiembre de 2017

Guion: Domingo XXVI del Tiempo Ordinario


 



Formulario de Misa: aquí.


Ciclo A

Introducción

Hermanos, la multiplicidad de nuestros sentimientos y voces se hacen una sola cosa cada vez que nos reunimos para la Santa Misa. Nunca como en esta asamblea dominical se hace más patente la realidad de que somos miembros de un solo Cuerpo, cuya Cabeza es el mismo Cristo.

Por eso, oramos unos por otros, y todos nos ofrecemos al Padre junto a la Ofrenda de su Hijo Jesús.



Primera lectura: Ez. 18, 25-28

La profecía de Ezequiel nos presenta a un Dios justo y misericordioso -más lo segundo que lo primero-, dispuesto a acoger con su abrazo paterno al pecador arrepentido. El salmo, que sigue a la lectura, retoma la idea, convirtiéndola en plegaria dirigida al Señor.

Segunda lectura: Flp. 2, 1-11

Por rebajarse a una muerte de Cruz, Jesucristo mereció ser exaltado por su Padre, y nos elevó a todos Consigo, haciendo de nosotros, hijos y herederos del Reino Celestial.

Evangelio: Mt. 21, 28-32

"La parábola evangélica -que estamos por escuchar- enseña que en el trabajo se contiene la respuesta, que el hombre da a Dios con toda su vida y su comportamiento". (San Juan Pablo II, Ángelus, 27/09/81).

O bien:

"Cada uno de nosotros siente la llamada del Padre dirigida a los dos hermanos -en la siguiente parábola-: ´Ve hoy a trabajar en la viña´ (Mt 21,28).
 
Y cada uno de nosotros, después de haber oído esta llamada, puede comportarse como el primero o como el segundo de ellos". (Ídem supra).
 
 
Oración de los fieles

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, se emplearon en la Santa Misa de la memoria litúrgica de san Francisco de Asís, concelebrada con los entonces neocardenales y el Colegio Cardenalicio y presidida por el Papa Francisco, en la Plaza de San Pedro, con motivo de la Apertura de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, el 4 de octubre de 2023:

Animados por la escucha del Evangelio, elevemos nuestras súplicas al Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, confiándole las necesidades de la Iglesia y los deseos de paz de la humanidad entera:

R. Te rogamos, óyenos

-Oremos por nuestro Papa N.

+El Padre del Señor Jesucristo conceda al Santo Padre guiar con sabiduría evangélica el camino de la Iglesia extendida en todo el mundo, a fin de que sea signo de fraternidad y esperanza para todos. R.

-Oremos por el Colegio Cardenalicio.

+El Dios de todo consuelo conceda a los cardenales cooperar con solicitud en el Ministerio apostólico del Papa, preocupándose por quienes están fatigados y desanimados. R.

-Oremos por los moderadores de las naciones.

+El Señor de la historia conceda a nuestros gobernantes la sabiduría del diálogo, la búsqueda del bien común, la defensa de los más pobres y la voluntad concreta de extinguir todo foco de guerra. R.

-Oremos por los que sufren en el alma o en el cuerpo.

+El Dios providente, que no abandona la obra de sus manos, conceda a quienes viven en el dolor y la prueba la gracia de experimentar la fuerza renovadora de la presencia divina y de la cercanía amiga del prójimo. R.

-Oremos por nosotros, aquí reunidos.

+Aquel que revela los misterios de su Reino a los pequeños nos otorgue ánimo abierto para acoger las inspiraciones del Espíritu Santo sobre la Iglesia en el mundo de hoy. R.

Oración conclusiva

"Dios de toda bondad, por intercesión de san N (se nombra al santo del día o a los patronos), escucha nuestra oración y concede a los bautizados en Cristo vivir la comunión fraterna, don de tu Espíritu Santo y testimonio cierto de vida cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor".

O bien:

Repitamos las palabras del Salmo responsorial de hoy, en este momento en que realizamos nuestra plegaria de hijos de Dios:

R. Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna.

-Cuando veas a tu Iglesia tambaleante ante las tempestades de la hora presente, te rogamos...R.

-Cuando veas al Sumo Pontífice desoído o, peor aún, desairado por muchos creyentes y no creyentes, te imploramos...R.

-Cuando veas que las tinieblas del odio, la soberbia, y la venganza se ciernen sobre el mundo, te suplicamos...R.

-Cuando veas que en tus hijos ancianos, enfermos, refugiados, desempleados o encarcelados, se apaga la llama de la esperanza, te pedimos...R.

-Cuando veas la santa ansiedad con que las Almas del Purgatorio esperan contemplar tu Rostro glorioso, te clamamos...R.

A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:
   
"Oh, Padre, siempre dispuesto a acoger a los publicanos y pecadores cuando se disponen a arrepentirse de corazón, Tú prometes vida y salvación a todo hombre que desiste de la injusticia: que tu Espíritu nos haga dóciles a tu Palabra y nos dé los mismos sentimientos de Jesús. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".


Ofertorio

El apóstol Pablo hoy nos ha exhortado a tener los sentimientos de Cristo Jesús.
Pidamos siempre e incesantemente esa gracia al Padre, y más en este momento del Ofertorio, en que nos convertimos en ofrenda junto al pan y al vino.


Comunión

La Eucaristía, Alimento de lo alto, nos eleva desde nuestra miseria hasta la grandeza del Dios que en Ella recibimos.


Despedida

Que la bendición del sacerdote, que acabamos de recibir de parte de Dios Uno y Trino, nos fortalezca y nos ilumine para vivir la semana que comienza de acuerdo con la dignidad de hijos, a la que hemos sido elevados por Cristo.


25 de septiembre de 2017, lunes de la XXV semana del Tiempo Ordinario. 
Entrada dedicada a Jesús, Palabra eterna del eterna del Padre.
(Última actualización de la entrada: 4/10/23).

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