Cada 22 de julio la Iglesia Universal celebra la "fiesta" de santa María Magdalena. La versión latina de la Liturgia de las Horas ofrece himnos litúrgicos. La siguiente es la traducción española de ellos (A), y, más abajo, otro formulario aprobado por las Conferencias Episcopales de algunos países hispanohablantes (B):
A)
Laudes: Aurora surgit fulgida
Cuando la aurora anuncia
el Día triunfal de Cristo, llegas tú, María,
con el propósito de ungir su Cuerpo.
con júbilo que, roto el lazo de la muerte,
el que buscas, ya se ha ido.
a tu amor puro, cuando llamando
con tu voz al hortelano, descubres al Maestro.
junto al Leño acerbo y cruel, resultas la primera en ver
y anunciar al
Señor, que ha vencido a los Infiernos.
herida por el amor de Cristo, abrasa con el Fuego divino
lo íntimo de nuestros corazones.
el amor que tuvo tu sierva, para que, con ella,
podamos cantar tu gloria en el Cielo. Amén.
Oficio de lectura y Vísperas: Magdalae Sidus
Con toda piedad venimos a rendirte culto,
oh, María, estrella radiante
de Magdala,
mujer afortunada, a quien el Señor se allegó
mediante el
estrecho vínculo de su Amor.
para expulsar a los demonios,
le agradeces tu curación, gozosa de haber
trocado tus cadenas por la fe.
De aquí que la fuerza del amor
te urja a seguir de cerca las huellas
del Maestro y acompañarlo, ya para siempre,
con el afán solícito de servirlo.
A impulsos de tu ardiente caridad,
junto a la Cruz, acompañas con tu llanto al Señor
y limpias delicadamente
sus Miembros para el sepulcro.
A los que hemos nacido del amor de Cristo,
haznos, María, partícipes de tu victoria definitiva,
para que podamos cantar contigo
la gloria de nuestro Amado. Amén.
B)
Laudes
Al levantarse la aurora
con la luz pascual de Cristo,
la Iglesia madrugadora
te pregunta: «¿A quién has visto?»
«¿Por qué lloras en el huerto?
¿A quién buscas?» «A mi amado.
Buscando al que estaba muerto,
lo encontré resucitado.
Me quedé sola buscando,
alas me daba el amor,
y, cuando estaba llorando,
vino a mi encuentro el Señor.
Vi a Jesús Resucitado,
creí que era el jardinero;
Por mi nombre me ha llamado,
no Lo conocí primero.
Él me libró del demonio,
yo Lo seguí hasta la Cruz,
y di el primer testimonio
de la Pascua de Jesús.»
Haznos, santa Magdalena,
audaces en el amor,
irradiar la luz serena
de la Pascua del Señor.
Gloria al Padre omnipotente,
gloria al Hijo Redentor,
gloria al Espíritu Santo:
Al levantarse la aurora
con la luz pascual de Cristo,
la Iglesia madrugadora
te pregunta: «¿A quién has visto?»
«¿Por qué lloras en el huerto?
¿A quién buscas?» «A mi amado.
Buscando al que estaba muerto,
lo encontré resucitado.
Me quedé sola buscando,
alas me daba el amor,
y, cuando estaba llorando,
vino a mi encuentro el Señor.
Vi a Jesús Resucitado,
creí que era el jardinero;
Por mi nombre me ha llamado,
no Lo conocí primero.
Él me libró del demonio,
yo Lo seguí hasta la Cruz,
y di el primer testimonio
de la Pascua de Jesús.»
Haznos, santa Magdalena,
audaces en el amor,
irradiar la luz serena
de la Pascua del Señor.
Gloria al Padre omnipotente,
gloria al Hijo Redentor,
gloria al Espíritu Santo:
Tres Personas, sólo un Dios. Amén
Vísperas
«¿Qué viste en el huerto?
Dinos, Magdalena.»
«Vacío el sepulcro,
sudarios y vendas.
Ángeles testigos,
movida la piedra.
Vi al Resucitado,
soy su mensajera.
Hoy ha renacido
todo con su vuelta.
Es el primer día,
la creación nueva,
nuevo paraíso
de nupcias eternas.
Amando buscaba,
lloraba la ausencia.»
«¡María!» «¡Maestro!»
(La Esposa es la Iglesia.)
«Dile a mis hermanos:
“Id a Galilea.”»
Vísperas
«¿Qué viste en el huerto?
Dinos, Magdalena.»
«Vacío el sepulcro,
sudarios y vendas.
Ángeles testigos,
movida la piedra.
Vi al Resucitado,
soy su mensajera.
Hoy ha renacido
todo con su vuelta.
Es el primer día,
la creación nueva,
nuevo paraíso
de nupcias eternas.
Amando buscaba,
lloraba la ausencia.»
«¡María!» «¡Maestro!»
(La Esposa es la Iglesia.)
«Dile a mis hermanos:
“Id a Galilea.”»
Haz que caminemos
del amor la senda,
y, con nuestros himnos,
el cielo y la tierra
al Dios Uno y Trino
canten gloria eterna. Amén.
22 de julio de 2018, domingo XVI del Tiempo Ordinario.
Entrada dedicada a santa María Magdalena en este día en que está inscripta en el Calendario Romano general.
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