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miércoles, 21 de noviembre de 2018

Presentación de la Santísima Virgen: himnos litúrgicos




Cada 21 de noviembre, la Iglesia Universal celebra la "memoria obligatoria" de la Presentación de la Santísima Virgen María en el Templo de Jerusalén. Los siguientes son los himnos litúrgicos propios de la Liturgia de las Horas, traducidos del original en latín (A), a los que se añaden más abajo otros himnos aprobados por la Santa Sede para algunas Conferencias Episcopales hispanohablantes (B):


A)

Oficio de lecturas: Salve, Mater misericordiae

Salve, Madre de misericordia, Madre de esperanza y de perdón, 
Madre de Dios y de la gracia, Madre llena de gracia, 
Madre llena de alegría santa. (¡Oh, María!).

Valle donde florecen los lirios de las virtudes 
y todo él destila la plenitud de las dichas más puras: 
alivia nuestras miserias, oh, Madre santa, 
con el bálsamo de tus plegarias. (¡Oh, María!).

Te creó el Padre Ingénito, en ti se ocultó el Unigénito;
eres Esposa fecunda del Paráclito: 
ensalcemos, pues, a la Trinidad 
desde lo más íntimo de nuestros corazones. (¡Oh, María!) Amén.


Laudes: Maria, Virgo regia

Oh, María, Virgen regia, Hija y Esposa del Rey, 
a quien la Sabiduría de Dios eligió desde toda la eternidad. 

Y envió al Espíritu Santo para que, consagrada desde el Cielo, 
fueses Doncella sin mancha y purísima Casa de Dios.

Modelo de caridad y Espejo de todo bien, 
Aurora de la Luz verdadera, Surco del Sembrador.

Oh, Vara florecida de Jesé, rebosante de gracia, 
que desbordaste de gozo en el templo de Dios Altísimo.

Oh, Perla blanquísima, Estrella espléndida del mundo, 
haznos ser, por la pureza, templos idóneos del Espíritu Santo.

Gloria a Dios Uno y Trino, que quiso enaltecerte, 
oh, Virgen nobilísima, con el tesoro magnífico de sus dones. Amén.


Vísperas: (Del Común de la Santísima Virgen)


B)

Oficio de lectura

Salve, Madre de misericordia,

Madre de esperanza y de perdón,
Madre de Dios y madre de gracia,
Madre llena de gozo y de amor.

Jardín floral de virtudes lleno,
todo fragante, de rico olor,

Madre querida, con tus consuelos
atiende, pía, nuestro dolor.

Te creó el Padre Sumo, increado;
su Unigénito tu seno honró;
el Espíritu Almo te fecunda,
a los Tres damos gloria y honor. Amén.


O bien:

Lucero de la mañana,
norte que muestra el camino,
cuando turba de continuo
nuestro mar la tramontana.

Quien tanta grandeza explica
sin alas puede volar,
porque no podrá alabar
a la que es más santa y rica.

Sois pastora de tal suerte,
que aseguráis los rebaños
de mortandades y daños,
dando al lobo cruda muerte.

Dais vida a quien se os aplica,
y en los cielos y en la tierra
libráis las almas de guerra,
como poderosa y rica.

Si vuestro ejemplo tomasen
las pastoras y pastores,
yo fío que de dolores
para siempre se librasen.

Tanto Dios se os comunica,
que sin fin os alabamos,
y más cuando os contemplamos
en el mundo la más rica. Amén.



Laudes

Ésta era una Niña
con aire de flor,
agua más que el río,
fuego más que el sol.
Vivía en el templo
del rey Salomón,
oyendo en los salmos
ecos de otra voz.

Quemaban su pecho,
con célebre ardor,
palabras magníficas,
silencio de Dios:

"¡Oh, Padre que habitas
en alto explendor,
envía el rocío
del Hijo de Dios!
¡Ábrase la tierra:
brote el Salvador!

¡Lloved, rojas nubes,
al Dios de Jacob!
¡Floreced, collados,
al Justo, al Señor,
lucero del alba,
flor de la creación!"

Y al solio del Padre
subía su clamor,
cual nube de incienso
plegaría sin voz. Amén.

 
O bien:

La niña María
—¡qué gracia en su vuelo!—,
paloma del cielo,
al Templo subía
y a Dios ofrecía
el más puro don:
sagrario y mansión
por Él consagrada
y a Él reservada
es su corazón.

¡Oh, blanca azucena!,
la Sabiduría
su trono te hacía,
dorada patena,
de la gracia llena,
llena de hermosura.

Tu luz, Virgen pura,
Niña Inmaculada,
rasgue en alborada
nuestra noche oscura.

Tu presentación,
princesa María,
de paz y alegría
llena el corazón.

De Dios posesión
y casa habitada,
eres la morada
de la Trinidad.
A su Majestad
la gloria sea dada. Amén.


Vísperas

Ésta es una niña
con aire de flor,
agua más que el río,
fuego más que el sol.

Vivía en el templo
del rey Salomón,
oyendo en los salmos
ecos de otra voz.

El Viento es contigo,
contigo el León,
contigo el Lucero,
contigo el Amor.

Tú, fuente sellada,
hija del Amor;
tú, el alba más bella,
del más bello sol.

Sé tú siempre niña,
sé tú siempre don,
sé como esta Niña
con aire de flor,
agua más que el río,
fuego más que el sol. Amén.



21 de noviembre de 2018, memoria litúrgica de la Presentación de la Santísima Virgen María en el Templo. Entrada dedicada a ella.

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