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domingo, 5 de enero de 2025

Misa I para el Año Santo 2025

 

Puerta Santa (S. Pablo extramuros)


Formulario de Misa II: aquí.

Formulario de Misa III: aquí.






El siguiente es el primer formulario de Misa, difundido en ocasión del Jubileo del Año 2025, y aprobado, el 13 de mayo de 2024, por el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, a pedido del Dicasterio para la Evangelización:


Esta misa puede decirse, con el color propio del día o del Tiempo, en las celebraciones
particulares que tengan lugar durante el Año Santo, excepto en las solemnidades, los domingos
y las fiestas, los días de la Semana Santa, el Santo Triduo Pascual, los días de la octava de Pascua,
las ferias de Adviento del 17 al 24 de diciembre, los días de la octava de Navidad, la
Conmemoración de todos los fieles difuntos, el Miércoles de Ceniza.

 
Antífona de entrada Sal 27 (26), 14 
 
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y abandónate al Señor. (T.P. Aleluya.

 
Estos formularios pueden utilizarse en las misas para el Año Santo.

 
Acto penitencial 

I
 
Señor, que suscitas la fe:
 
Señor, ten piedad.
 
Señor, ten piedad. 
 
Cristo, que inspiras la esperanza:
 
Cristo, ten piedad.
 
Cristo, ten piedad. 
 
Señor, que generas la caridad:
 
Señor, ten piedad.
 
Señor, ten piedad. 

 
II
 
Señor, que abriste los ojos de los ciegos y liberaste a los cautivos:
 
Señor, ten piedad.
 
Señor, ten piedad. 
 
Cristo, que prometiste los cielos nuevos y tierra nueva:
 
Cristo, ten piedad.
 
Cristo, ten piedad. 
 
Señor, que ahora reinas a la derecha del Padre:
 
Señor, ten piedad.
 
Señor, ten piedad. 

 
III
 
Señor, luz que disipas las tinieblas:
 
Señor, ten piedad.
 
Señor, ten piedad. 
 
Cristo, puerta que conduce a la salvación:
 
Cristo, ten piedad.
 
Cristo, ten piedad. 
 
Señor, esperanza que no desvanece:
 
Señor, ten piedad.
 
Señor, ten piedad.


IV
 
Señor, nuestra esperanza:
 
Señor, ten piedad.
 
Señor, ten piedad. 
 
Cristo, nuestro Salvador:
 
Cristo, ten piedad.
 
Cristo, ten piedad. 
 
Señor, nuestra vida:
 
Señor, ten piedad.
 
Señor, ten piedad. 

 
V
 
Señor, defensor de los pobres:
 
Señor, ten piedad.
 
Señor, ten piedad. 
 
Cristo, refugio de los débiles:
 
Cristo, ten piedad.
 
Cristo, ten piedad. 
 
Señor, esperanza de los pecadores:
 
Señor, ten piedad.
 
Señor, ten piedad.

 
Oración colecta 
 
Dios todopoderoso y eterno, 
ardiente deseo del corazón humano, 
mira con bondad a tu pueblo peregrino 
en este Año de gracia 
para que, unido a Cristo, roca de salvación, 
pueda llegar con alegría 
a la meta de la bendita esperanza. 
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, 
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo 
y es Dios por los siglos de los siglos. 


Liturgia de la Palabra 

(en Tiempo Ordinario)
 
En los tiempos de Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua, para la Liturgia de la Palabra, se 
adoptan las lecturas del día. 

 
Primera lectura
 
Primera opción
 
El Señor me ha ungido y me ha enviado a anunciar la buena nueva a los pobres y a darles un aceite perfumado de alegría. 

 
Del libro del profeta Isaías 61, 1-3a. 6a. 8b-9 

El espíritu del Señor está sobre mí, 
porque me ha ungido 
y me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres, 
a curar a los de corazón quebrantado, 
a proclamar el perdón a los cautivos, 
la libertad a los prisioneros, 
y a pregonar el año de gracia del Señor, 
el día de la venganza de nuestro Dios. 
El Señor me ha enviado a consolar a los afligidos, 
los afligidos de Sión, 
a cambiar su ceniza en diadema, 
sus lágrimas en aceite perfumado de alegría 
y su abatimiento, en cánticos. 
Ustedes serán llamados “sacerdotes del Señor”;
“ministros de nuestro Dios” se les llamará. 
Esto dice el Señor: 
“Yo les daré su recompensa fielmente
y haré con ellos un pacto perpetuo.
Su estirpe será célebre entre las naciones,
y sus vástagos, entre los pueblos. 
Cuantos los vean reconocerán 
que son la estirpe que bendijo el Señor”. 
 
Palabra de Dios. 


Segunda opción
 
Dios ha infundido su amor en nuestros corazones. 


De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 5, 5-11 

Hermanos: 
La esperanza no defrauda 
porque Dios ha infundido su amor en nuestros corazones 
por medio del Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado.
En efecto, cuando todavía no teníamos fuerzas para salir del 
pecado, 
Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado. 
Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, 
aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir
por una persona sumamente buena. 
Y la prueba de que Dios nos ama 
está en que Cristo murió por nosotros, 
cuando aún éramos pecadores.
Con mayor razón, ahora que ya hemos sido justificados por su sangre, 
seremos salvados por él del castigo final.
Porque, si cuando éramos enemigos de Dios,
fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo,
con mucho más razón, estando ya reconciliados, 
recibiremos la salvación participando de la vida de su Hijo. 
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios,
por medio de nuestro Señor Jesucristo, 
por quien hemos obtenido ahora la reconciliación. 
 
Palabra de Dios. 

 
Salmo responsorial
 
Sal 89 (88), 21-22. 25 y 27
 
Cantaré eternamente las misericordias del Señor. (cfr. 2a)

Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso. 

Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por mi nombre crecerá su poder. 
Él me invocará: “Tú eres mi padre, 
mi Dios, mi Roca salvadora”.

 
Aclamación antes del Evangelio
 
Is 61, 1 (cfr. Lc 4, 18)

Aleluya, aleluya. 
 
El Espíritu del Señor está sobre mí. 
Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres.
 
Evangelio
 
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. 
 
Del santo Evangelio según san Lucas 4, 16-21 

En aquel tiempo, 
Jesús fue a Nazaret, donde se había criado. 
Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los 
sábados, 
y se levantó para hacer la lectura. 
Se le dio el volumen del profeta Isaías, 
lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: 
El Espíritu del Señor está sobre mí, 
porque me ha ungido 
para llevar a los pobres la buena nueva, 
para anunciar la liberación a los cautivos 
y la curación a los ciegos, 
para dar libertad a los oprimidos 
y proclamar el año de gracia del Señor. 
Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. 
Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él.
Entonces comenzó a hablar, diciendo: 
“Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que 
acaban de oír”. 
 
Palabra del Señor. 

 
Oración de los fieles 
 
I
 
Monición
 
El Señor de la vida y de la historia
dé a la humanidad peregrina en el tiempo
el auxilio del Espíritu,
para que descubra los caminos del bien
y llegue a proclamar: “Jesús es el Señor”.
Invoquemos al Padre celestial con firme esperanza.
 
Padre nuestro, escúchanos. 
 
Oración conclusiva
 
Escucha, Padre, nuestra oración:
haz que todos los hombres te conozcan,
único Dios verdadero,
y aquel a quien has enviado, Jesucristo tu Hijo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
 
Amén.
 
II
 
Monición
 
Hermanos y hermanas,
dirijamos nuestra oración al Padre,
que en Cristo abre a todos los hombres
las puertas de la esperanza y de la vida.
 
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
 
Oración conclusiva
 
Oh, Padre, que nos concedes la alegría de permanecer en tu casa
para cantar la alabanza de tu nombre
y sacar fuerzas de tu amor,
ilumina nuestras vidas con tu Espíritu
y haznos testigos de la esperanza evangélica.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
Amén.
 
III
 
Monición
 
La Palabra de Dios que hemos escuchado
es el fundamento de nuestra fe,
alimento de nuestra esperanza y fermento de fraternidad.
Invoquemos al Padre por las necesidades del mundo.
 
Ilumínanos y sostennos, Señor, en nuestro camino. 
 
Oración conclusiva
 
Oh, Padre, que en Cristo tu Hijo has dado al hombre
la verdad que lo ilumina,
la senda que le muestra el camino,
la vida que lo renueva continuamente,
sostennos con la fuerza de tu Espíritu,
para que progresemos cada día
en tu amor y en la esperanza del Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
Amén.

 
IV
 
Monición

Al Padre, que nos llama a participar
en la alegría de su reino,
dirijamos con unanimidad y confianza nuestra oración.
 
Mantén la esperanza en nosotros, Señor.

 
Oración conclusiva
 
Oh, Padre,
que acompañas y sostienes siempre a tu Iglesia
peregrina en el mundo,
despierta con la luz y la fuerza de tu Espíritu,
una esperanza viva en nosotros,
para que aprendamos a reconocer los signos de tu presencia
en los acontecimientos de la historia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
Amén.
 

Oración sobre las ofrendas 
 
Recibe, Señor, con bondad, 
estas ofrendas de tu familia santa, 
para que, con la ayuda de tu protección, 
conserve los dones recibidos 
y llegue a poseer los eternos. 
Por Jesucristo, nuestro Señor. 






 

Antífona de la Comunión Cfr. Lc 4, 18. 19 
 
El Espíritu del Señor está sobre mí;
él me ha enviado a anunciar
la Buena Nueva a los pobres, 
a proclamar el año de gracia del Señor. (T.P. Aleluya.)
 

Oración después de la Comunión 
 
Señor Dios, que nos alimentas con un mismo pan 
y nos sostienes con una misma esperanza, 
fortalécenos igualmente con tu gracia, 
para que todos formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu, 
y resucitemos con él a la gloria. 
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. 

 
Bendición solemne 

Que el Señor los bendiga y los guarde. 
 
Amén.
 
Que haga resplandecer su rostro sobre ustedes 
y les muestre su misericordia. 
 
Amén.
 
Que vuelva su mirada hacia ustedes 
y les conceda su paz. 
 
Amén.
 
Y la bendición de Dios todopoderoso, 
Padre, Hijo , y Espíritu Santo, 
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. 

Amén.


5 de enero de 2025, Domingo II después de Navidad.
Apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pablo extramuros, en ocasión del Jubileo del Año 2025.
XIII aniversario de la creación de este blog.
Entrada dedicada a Jesús, en los misterios de su santa Infancia y a san Pablo, Apóstol de los gentiles.


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