El problema
En muchos países, la
Santa Sede , ha permitido que los católicos reciban la Comunión en la mano. Esta
"concesión" suele escandalizar a los fieles por diversos motivos:
En primer lugar, porque perciben cierta divergencia en el seno de
la misma Iglesia. Es decir, por un lado se ha permitido, pero por el otro,
pareciera que se discute, aun en ámbitos de la Curia Romana.
En efecto, personalidades de la talla del Cardenal Antonio
Cañizares Llovera, exprefecto de la Congregación para el
Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos, en una entrevista concedida a la Agencia Católica
de noticias ACI Prensa, sostiene públicamente que es preferible recibir la Comunión en la boca y de
rodillas. Más aun, el Papa Benedicto solamente distribuía la Comunión en la boca, y a
los laicos arrodillados. Francisco, por su parte, se sienta mientras otros la distribuyen de la forma que esté en uso en el lugar adonde se encuentre.
Incluso hay fieles que aseguran que recientes apariciones marianas
y otras revelaciones privadas (cuya autenticidad no nos corresponde abordar
ahora), promueven esta práctica de la recepción de la Comunión de rodillas, y
en la boca. En algunos casos, hasta se trata de "sacrílegos" a
quienes reciben la Comunión
en la mano.
La realidad
Lo cierto es que actualmente en
muchos países existen dos formas de recibir la Comunión eucarística,
aprobadas ambas por la Iglesia , a saber:
1- La Comunión
en la boca, que es el modo ordinario de recibir al Señor Sacramentado; 2-
La Comunión
en la mano, que es una concesión hecha por la Santa Sede a
determinados países que lo han solicitado. Ver:
http://www.mercaba.org/CONGREGACIONES/CULTO/notificacion_acerca_de_la_comuni.htm
http://www.mercaba.org/CONGREGACIONES/CULTO/notificacion_acerca_de_la_comuni.htm
Como hijos fieles que debemos ser de la Iglesia , siempre
obedientes a ella, hoy, donde y mientras esta concesión exista, podemos optar por la primera o la segunda
formas, dejando de lado aquellas afirmaciones que sostienen que es un
sacrilegio recibir al Señor Eucaristía en la mano. El verdadero sacrilegio es
recibirlo sin estar en gracia, o con fines ajenos o contrarios a la doctrina de
este admirable Sacramento. Y esto, puede ocurrir en ambas formas de comulgar.
Después de todo, las actitudes exteriores que pretenden expresar respeto y
devoción, sólo son genuinas en la medida en que reflejen fielmente la predisposición
interior. Y solamente Dios conoce nuestra alma. Nadie más.
La opinión de un simple laico
A mi humilde criterio, y por muchos motivos, el modo más adecuado
de recibir la Comunión
es en la boca, y de rodillas. El primero de estos motivos es la
"preferencia" de la
Iglesia por esta forma, manifestada claramente por la gran
mayoría de sus Pastores, en particular, por el proceder del mismo Sucesor de
Pedro.
Entre varios otros, los siguientes son motivos que deben tenerse
en cuenta, a la hora de preferir la primera forma de comulgar:
La posibilidad de sacrilegio, mediante la no consumición inmediata
y el hurto de la
Sagrada Hostia , o la, si no dolosa, al menos negligente falta
de dejar caer alguna partícula del Cuerpo del Señor por el suelo (lo cual,
teológicamente, sería arrojar todo y el único Cuerpo del Señor).
El proceder de
Sin embargo, debemos tener en cuenta que la Iglesia , siempre asistida
por el Espíritu Santo, es muy clara a la hora de usar verbos tales como
permitir, deber, prohibir, convenir, preferir, establecer, prescribir,
aconsejar... (Bastaría leer, por ejemplo, entre numerosos otros textos
normativos y rúbricas, el Caeremoniale
Episcoporum, para apreciar cuán clara y profusamente hace uso de estos
verbos).
De hecho, si el mismo Benedicto XVI, que prefería distribuir la
Comunión de rodillas y en la boca, permitió, como hoy Francisco, por medio de los
dicasterios competentes, que otros ministros sagrados la ofrecieran en la mano; y
si el Cardenal antes mencionado, prefecto emérito de la Congregación a la que
compete tratar este tema, considera
"aconsejable" la primera forma,
sin oponerse a la segunda, de todo esto se deduce que ni una ni la otra forma
son incorrectas, al menos hasta que se establezca lo contrario (Cf. Instrucción Redemptionis Sacramentum, 92). San Juan Pablo II, por su parte, distribuía la Comunión a los fieles que estaban de pie, ya sea en la boca o en la mano.
La humildad, antídoto contra toda división
De este tipo de cuestiones siempre se ha valido el Maligno para
crear división en el seno de la
Iglesia.
Los santos nos enseñan que, con obediente y filial humildad, se
superan todas estas controversias. La humildad, en este caso, de no valerme del
pretexto de una innegable y elocuente opción de un legítimo Sucesor de Pedro
como Benedicto (dar la comunión en la boca a los fieles arrodillados), o Francisco, para
criticar una concesión a la que, por lo menos hasta hoy, ellos mismos, investidos de la Suprema Autoridad, todavía no se han
opuesto (recibirla en la mano).
Los cristianos católicos no debemos ensoberbecernos a tal punto,
que nos adelantemos al juicio del mismo Magisterio de la Iglesia , arremetiendo
contra quienes optan por una u otra forma de comulgar.
El proceder del cristiano católico
Lo que sí nos compete, sin agravios, sin descalificaciones, es dar
las razones por las cuales nos parece preferible una u otra forma. La caridad debe primar ante todo.
Los sacerdotes no deben imponer sin más ni una ni otra forma exclusivamente, mientras no lo haga la Suprema Autoridad de la Iglesia. Por su parte, los fieles deben considerar objetivamente la razón pastoral por la cual algunos sacerdotes, en determinadas circunstancias, pudieren optar por cualquiera de las dos formas de comulgar, respetando siempre su decisión de ministros sagrados, ya que, aun errando, no dejan de ser tales.
Y todos, sacerdotes y fieles, debemos someternos a lo que decida el obispo Ordinario del lugar, de acuerdo con los lineamientos de la Sede Apostólica.
Los sacerdotes no deben imponer sin más ni una ni otra forma exclusivamente, mientras no lo haga la Suprema Autoridad de la Iglesia. Por su parte, los fieles deben considerar objetivamente la razón pastoral por la cual algunos sacerdotes, en determinadas circunstancias, pudieren optar por cualquiera de las dos formas de comulgar, respetando siempre su decisión de ministros sagrados, ya que, aun errando, no dejan de ser tales.
Y todos, sacerdotes y fieles, debemos someternos a lo que decida el obispo Ordinario del lugar, de acuerdo con los lineamientos de la Sede Apostólica.
En definitiva, mientras nuestra Santa Madre la Iglesia nos ofrezca la posibilidad de elegir,
optaremos por una u otra forma.
Los que prefieren la segunda, darán sus razones. Los que adherimos
firmemente a la primera, haremos lo propio. Pero todo en un clima de respeto
fraterno, como debe ser propio de los católicos que somos miembros del mismo
Cuerpo Místico, precisamente porque nos alimentamos de un único Cuerpo
Sacramental: la Carne
y la Sangre
del Hijo de Dios, "Sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de
caridad" (San Agustín, In
Joannis Evangelium, 26, 13).
En la siguiente página de Internet hallé un artículo que puede servir para profundizar y enriquecer el tema: http://www.nuestrasnoticias.org/Criterios12.htm
Conclusión
En la túnica incosútil (sin costura) de la que los soldados
despojaron al Señor Jesús, pero que no pudieron destruir (Jn. 19, 23), algunos
santos como Agustín, vieron un signo de la unidad de la Iglesia.
Que no seamos nosotros los que, arrogándonos una autoridad que no
tenemos, pretendamos rasgar el velo profético de dicha unidad.
Que María, Mater
Ecclesiae, y Mulier eucharistica, como la llamó san Juan
Pablo II, sostenga y acreciente la comunión entre nosotros, y con nuestros
pastores.
13 de enero, memoria litúrgica de San Hilario, obispo y doctor de la Iglesia. Entrada dedicada a él.
(Última actualización de la entrada: 18/02/18).
"Que todos sean uno..." fueron las palabras de Jesùs y deberìan ser el nutricio alimento de nuestros corazones todos los dìas. Unidad en lo esencial... De èsto se trata este blog. Hermoso su contenido, riquìsimas sus enseñanzas que no son sino recordatorios de todo lo que como catòlicos amamos. Y nadie ama lo que no conoce. ¡Dios inspirara una oraciòn por el autor de este blog y por todos los que buscamos al Señor con sincero corazòn! Viviana
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