Misal: Textos bíblicos y eucológicos (en negro); rúbricas: rojo.
Guion: marrón.
Comentario del blog: azul.
MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO
MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO
Los sacramentos de la iniciación cristiana, que adecuadamente se confieren en la Vigilia pascual, configuran a los catecúmenos a imagen de Cristo: en el baño bautismal los convierten en hijos de Dios, por la santa unción (con el Crisma) y la imposición de manos los llenan del Espíritu Santo y por la recepción del Pan celestial y del Vino, los incorporan a Cristo.
Los santos Padres enseñan con frecuencia que los misterios de Cristo que la Virgen y Madre Iglesia celebra en los sacramentos de la iniciación cristiana se habían «cumplido» en la Virgen Madre María (Prefacio); en efecto, el Espíritu que santifica el seno de la Iglesia -es decir, la fuente bautismal-, para que engendre a los hijos de Dios, santificó el seno de María para que engendrara al Primogénito entre muchos hermanos (cf. Hb 2, 11-15); Y el mismo Espíritu que el día de Pentecostés descendió sobre la Santísima Virgen con abundancia, baja desde el cielo sobre los neófitos en la celebración del sacramento de la confirmación; y la Carne y Sangre que Cristo ofreció por la vida del mundo en el ara de la Cruz y que diariamente ofrece la Iglesia en el Sacrificio eucarístico, son los mismos que la Santísima Virgen dio a luz por nuestra salvación.
En esta Misa se conmemora la función maternal que ejercen en los fieles tanto la Iglesia como la Santísima Virgen. La Maternidad de María precede a la maternidad de la Iglesia, de la que es tipo y modelo (cf. LG 63).
Los textos de la Misa celebran a María como:
- Virgen fecunda (Oración colecta), que «por obra del Espíritu Santo» (Antífona de comunión), engendró a Cristo, Pan de la Vida (cf. Jn 6, 35), con el que los fieles se alimentan en la Iglesia;
- Madre de la luz (Antífona de entrada), porque engendró a Cristo, Luz del mundo (cf. Jn 12, 46; Evangelio 1, Jn 12,44-50);
- modelo de la Iglesia (Antífona de entrada), porque la Iglesia es también virgen y «regenera a los pueblos creyentes por el agua virginal del bautismo» (Antífona de entrada) e, «imitando a la Madre de Cristo» (Oración sobre las ofrendas), ofrece la Oblación eucarística, ya que lo que «en los sacramentos de la Iglesia» se realiza «místicamente... se había cumplido en la Virgen María» (Prefacio);
- santuario de los divinos sacramentos (Antífona de comunión), ya que en su «seno virginal» llevó a Cristo, que es el «Sacramento del Padre», puesto que en Él están escondidos todos los tesoros de salvación y de gracia, y por Él se nos revela el Rostro del Padre (cf. Lc 10, 22; Jn 14, 9).
Este formulario, en cuyos textos resuena la liturgia de la Vigilia pascual, se emplea adecuadamente en los sábados del tiempo pascual, cuando, por causa justa, observando lo que prescribe el derecho, se celebra Misa de Santa María Virgen.
Los textos bíblicos y eucológicos de la siguiente Misa son una admirable ponencia teológica sobre la relación profunda entre María y la Iglesia, ambas vírgenes y madres a la vez.
Introducción
El gozo pascual propio de estos días resplandece de modo especial en María, "fuente de luz y de vida". Ella, Reina del Cielo, nos remite a su Hijo, Luz del mundo y Vida que no tiene fin.
¡Cristo, Luz y Vida! Es el misterio que celebramos cada vez que como ahora, actualizamos el Sacrificio del Cordero pascual.
Antífona de entrada
Salve, Madre de la luz, tú engendraste a Cristo permaneciendo virgen y te has convertido en modelo de la Madre Iglesia, que regenera a los pueblos creyentes por el agua virginal del bautismo. Aleluya.
Tan densa como exquisitamente profunda en contenido, la siguiente colecta pide por la misión de la Madre Iglesia, y alude a la fecundidad de María, prototipo de la de la misma Iglesia:
Oración colecta
Señor, concede a la Madre Iglesia que dio a luz a hombres terrenos por naturaleza, pero celestiales por la vida surgida de la fuente virgen del bautismo, poder conducirlos, mediante el Evangelio de la vida y los sacramentos de la gracia, a la plena identificación con Jesucristo, su autor, que nació de la Virgen fecunda y es primogénito entre muchos hermanos y Salvador universal. Que vive y reina contigo.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura
Los sacramentos de la iniciación cristiana, perenne testamento de Cristo, sientan las bases de la Iglesia naciente.
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 14a. 36-40a. 41-42
El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra:
– «Todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías.»
Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
– «¿Qué tenemos que hacer, hermanos?»
Pedro les contestó:
– «Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro, aunque estén lejos.»
Con estas y otras muchas razones les urgía, y los exhortaba.
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil.
Eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 33, 2-3. 6-7. 8-9. (R.: 6a)
R. Contempladlo al Señor, y quedaréis radiantes.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.
Aleluya
Dichosa eres, santa Virgen María, y digna de alabanza: de ti salió el sol de justicia, Cristo, nuestro Señor.
Las dos perícopas evangélicas propuestas ad libitum para esta Misa tienen como tópico a Jesucristo, presentado como Luz y Vida en tanto Autor de los sacramentos:
Evangelio
Cristo, Enviado del Padre y nacido de la Virgen María, es la Luz verdadera que disipa las tinieblas del pecado que se ciernen sobre el mundo.
Yo he venido al mundo como luz
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 44-50
En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando:
– «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.»
Palabra del Señor.
O bien:
Evangelio
El bautismo, al que en esta páina del Evangelio hace mención su mismo Autor, Jesucristo, es la puerta de todos los demás sacramentos. Por él, adquirimos la filiación divina y pasamos a ser coherederos del Reino eterno de Dios.
Lo que nace del Espíritu es espíritu
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 3, 1-6
Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe judío. Éste fue a ver a Jesús de noche y le dijo:
– «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él.»
Jesús le contestó:
– «Te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios.»
Nicodemo le pregunta:
–«¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer? »
Jesús le contestó:
– «Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu.»
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
R. Te lo pedimos por María, fuente de luz y de vida
-Para que Jesucristo, el Sol que nace de lo alto, preserve de toda división a la Iglesia, su mística Esposa. R.
-Para que Jesucristo, Esplendor de la gloria del Padre, proteja de todo peligro al Sumo Pontífice N, su Vicario. R.
-Para que Jesucristo, Evangelio Vivo del Padre, se digne hacer fructífera la labor de los misioneros en el mundo. R.
-Para que Jesucristo, Luz radiante de la Pascua, ilumine los corazones de los que han perdido la fe, ovejas alejadas del rebaño. R.
-Para que Jesucristo, Día sin ocaso, consuele y reconforte a los que son aquejados por enfermedades largas y penosas. R.
-Para que Jesucristo, el Viviente, tenga misericordia de nuestros hermanos difuntos. R.
Ofertorio
El Altar, signo de Cristo, es fuente inagotable de luz y de vida. Hacia él llevemos los dones eucarísticos. Que María, Madre de Aquel que es la Luz Eterna, nos haga comprender la grandeza de los misterios que celebramos.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Padre santo, la ofrenda que te presenta la virgen Iglesia imitando a la Madre de Cristo, para que, congregada en la unidad en todo pueblo y nación, forme un solo cuerpo vivificado por el mismo Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
La función de la Virgen María en los sacramentos de la iniciación cristiana
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque estableciste, por un don de tu amor,
que en los sacramentos de la Iglesia
se realizara místicamente
lo que se había cumplido en la Virgen María:
la Iglesia da a luz en la fuente del Bautismo
a nuevos hijos concebidos virginalmente por la fe y el Espíritu;
una vez nacidos, los unge con el aceite precioso del Crisma,
para que el Espíritu Santo, que colmó de gracia a la Virgen,
descienda con sus dones sobre ellos;
y además prepara cada día la Mesa a sus hijos,
para alimentarlos con el Pan bajado del cielo,
que la Virgen María dio a luz para vida del mundo,
Jesucristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles y los arcángeles
te adoran eternamente,
gozosos en tu presencia.
Permítenos unimos a sus voces
cantando tu alabanza:
Santo, Santo, Santo.
Comunión
En María se formó humanamente el Hijo de Dios Vivo. En la Iglesia, por la virtud del Espíritu, se confecciona el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre. Ambas, María y la Iglesia, son, en ese sentido, "fuente de luz y de vida". Recibamos pues, de ellas, el Sacramento de Vida eterna.
Antífona de comunión
Dichosa eres, Virgen María, que, por obra del Espíritu Santo, llevaste en tu seno virginal al Hijo del eterno Padre, y fuiste santuario de los divinos sacramentos. Aleluya.
Oración después de la comunión
Señor, llena del Espíritu de Cristo a los que has saciado en el banquete de su Cuerpo, para que dirija nuestros actos el que ilumina las sendas de la Iglesia, como un día santificó la vida entera de la Virgen. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Despedida
Como María, hemos bebido de las fuentes del amor y de la vida. Con ella, Virgen misionera, anunciemos a nuestros hermanos que este Banquete es para todos.
7 de octubre de 2014, memoria litúrgica de Nuestra Señora del Rosario.
Entrada dedicada a ella.
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