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viernes, 7 de noviembre de 2014

Misas de la Virgen XIX (Tiempo Ordinario I): "Santa María, Madre del Señor"


Misal: Textos bíblicos y eucológicos (en negro); rúbricas: rojo.
Guion: marrón.
Comentario del blog: azul.

MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO
 
Entre los títulos que el Evangelio da a la Santísima Virgen, sobresale el de «Madre del Señor», con el que Isabel, madre del Precursor, llena del Espíritu Santo (cf. Lc 1, 41), la saludó: «¿Quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor?» (Lc 1, 42).
Con el título de Santa María, Madre del Señor, se propone aquí una Misa que se halla en el Misal Romano, Común de santa María Virgen, en el Tiempo Ordinario, núm. 3, pp. 706-707, cuyos textos se distinguen por la llamada «sobriedad romana» y por su insigne piedad hacia la Madre de Jesús; el Prefacio se ha tomado del Proprium missarum Ordinis beatae Mariae Virginis de Mercede, Curia General de la Orden, Roma 1976, p. 11.
En el Prefacio se glorifica a Dios Padre por la doble función materna que, por su «providencial designio», confió a la Santísima Virgen: respecto de su Hijo («hiciste obras grandes en la Madre de tu Hijo») y respecto de su pueblo («ejerce su función maternal en la Iglesia»).


Introducción

En la escuela de María, la Madre del Señor, a la que San Juan Pablo II llama "Mujer eucarística", aprendemos a participar del Sacrificio del Altar con todo nuestro ser, uniéndonos a él en la única Ofrenda que Cristo realizó de una vez para siempre.
Demos gracias a Dios que ha querido compartir su Madre con nosotros. También este don de su generosidad se renueva en cada celebración eucarística.

Antífona de entrada Cf. Jdt 13, 23. 25

El Señor Dios te ha bendecido, Virgen María, más que a todas las mujeres de la tierra; ha glorificado tu nombre de tal modo, que tu alabanza está siempre en la boca de todos.

Oración colecta

Concédenos, Señor, por intercesión de la Virgen María, cuya gloriosa memoria hoy celebramos, hacernos dignos de participar, como ella, de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.


Liturgia de la Palabra

Primera lectura

El Arca de la Alianza es figura de María que lleva en su seno al Dios Viviente.

Llevaron el Arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda que David le había preparado

Lectura del primer libro de las Crónicas 15, 3-4. 15-16; 16, 1-2.

En aquellos días, David congregó en Jerusalén a todos los israelitas para trasladar el Arca del Señor al lugar preparado. Reunió también a los hijos de Aarón y a los levitas. Los levitas se echaron los varales a los hombros y levantaron el Arca de Dios, como mandó Moisés por orden del Señor.
David mandó a los jefes de los levitas organizar a los cantores de sus familias, para que entonasen cánticos festivos acompañados de instrumentos, arpas, cítaras y platillos.
Llevaron el Arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda que David había preparado. Ofrecieron a Dios holocaustos y sacrificios de comunión, y cuando David terminó de ofrecerlos bendijo al pueblo en el nombre del Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 131, 11, 13-14. 17-18

R. A uno de tu linaje pondré sobre tu trono.

El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono.» R.

Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Esta es mi mansión por siempre;
aquí viviré, porque la deseo.» R.

«Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema.» R.

En lugar de esta lectura con su salmo puede utilizarse la que figura en el Apéndice (del Misal de la Virgen), núm. 3

Aleluya y versículo antes del Evangelio

Virgen, Madre de Dios, el que no cabe en todo el mundo se encerró en tu seno al hacerse hombre.

Evangelio

María es Madre del gozo y la alegría. Ella llega a casa de Isabel como portadora del Mesías de las promesas y del Don del Espíritu.

Bendito el fruto de tu vientre

+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-47.

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías, y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo, y dijo a voz en grito:
— ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
María dijo:
— Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.

Palabra del Señor.


Oración de los fieles

R. Rogamos con María, la Madre del Señor.

-Para que la Iglesia, entre júbilo y algazara, honre con gratitud a la Madre del Señor, e imite cada vez más sus virtudes. R.

-Para que por intercesión de San Juan Bautista, fiel heraldo del Señor, por Quien fue santificado desde el seno materno, el Papa N haga oír su voz de Vicario de Cristo allí donde reinan el odio, la violencia y la injusticia. R.

-Para que por intercesión del santo profeta David, ungido del Señor, los ministros sagrados, unidos a los demás fieles, rindan a Dios el culto que Le es debido, tal y como manda la Madre Iglesia. R.

-Para que por intercesión de los santos padres del Precursor, Zacarías e Isabel, todos los ancianos sean valorados, atendidos y respetados por las jóvenes generaciones. R.

-Para que por intercesión de las santas mujeres (como Mónica, Juana Beretta Molla, y tantas otras) que con ternura acogieron en su seno a los hijos, los recibieron con amor en sus brazos y los formaron en la fe cristiana, intercedan por todas aquellas madres que sufren a causa de sus hijos. R.


Ofertorio

Presentemos los dones de pan y vino. 
Como la Madre del Señor, nos abrazamos al misterio de la Cruz redentora que se renueva sobre este Altar. De aquí brota para nosotros la Vida en abundancia.

Oración sobre las ofrendas

Jubilosos de poder celebrar la festividad de la Madre de tu Hijo, te ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza, y te suplicamos que, por este sagrado intercambio, se acrecienten en nosotros los frutos de la redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio

La Madre del Señor, fiel dispensadora de la gracia divina

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Que hiciste obras grandes en la Madre de tu Hijo
y por ella no cesas de actualizar la salvación en nosotros;
pues María, por tu providencial designio,
ejerce su función maternal en la Iglesia
y es fiel dispensadora de tu gracia;
por su palabra nos aconsejas,
por su ejemplo nos mueves a seguir a Cristo
y por sus ruegos nos perdonas.

Por eso,
Señor, te damos gracias
cantando con los ángeles:

Santo, Santo, Santo.


Comunión

Comulgar el Cuerpo y la Sangre de Cristo, formados por el Espíritu en María,  es participar de la misma Vida divina. Nadie lo hizo mejor que ella, que llevó en su seno purísimo a Quien hoy viene a nuestra alma.

Antífona de comunión Cf. Lc 1, 48

Me felicitarán todas las generaciones, porque Dios ha mirado la humillación de su esclava.

Oración después de la comunión

Después de celebrar la eucaristía, te rogamos, Señor, que cuantos veneramos la memoria de santa María, siempre Virgen, nos sentemos un día a la mesa del banquete del reino de los cielos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Despedida

Contando con la protección y la guía de la Madre del Señor, no temamos anunciar a Cristo por los senderos del mundo.

7 de noviembre, memoria litúrgica de la Santísima Virgen María, Madre y Medianera de la Gracia.
(En algunos países de Occidente, comienzo del mes de María).


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