Formulario de Misa: aquí.
Ciclo B
Introducción
Primera lectura: I Rey. 19, 1-8
"Levántate y come, porque todavía te queda mucho por caminar".
Como al santo Profeta Elías, también a nosotros el Ángel del Señor nos dirige esta exhortación. Pero el Alimento al que ahora se refiere es la Carne y la Sangre del Hijo amado del Padre Celestial.
Segunda lectura: Ef. 4, 30_5, 2
A los efesios, y también a nosotros, cristianos del siglo XXI, el Apóstol nos exhorta a la reconciliación entre hermanos y a la práctica de la caridad.
Evangelio: Jn. 6, 41-51
Jesucristo, esta vez sin alegorías ni parábolas, habla concretamente del Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre que va a instituir en la Última Cena, y por el que cumplirá su promesa de permanecer con nosotros hasta el final de los tiempos.
Oración de los fieles
R. Señor, danos el Pan del Cielo
-Para que en el amor y el respeto entre pastores y ovejas se acreciente la unidad de la Iglesia. R.
-Para que se robustezca nuestra fe amenazada por diversas corrientes anticristianas. R.
-Para que construyamos una sociedad de iguales en la que el que piensa diferente no sea un enemigo por combatir sino un hermano más para amar y del cual aprender. R.
-Para que seamos defensores a ultranza de todos los derechos humanos y no solamente de los que suscitan el aplauso de las multitudes, por ser considerados "de moda". R.
-Para que en nuestros ambientes tengamos el coraje de iluminar toda situación de injusticia con las verdades del Evangelio, predicadas y vividas coherentemente . R.
Es oportuno emplear el Prefacio de la Santísima Eucaristía III: ("Jesús, Viático para la Pascua eterna"), a la luz de las lecturas de hoy. Ha sido incorporado en los Misales por algunas Conferencias Episcopales, que aclaran que se puede emplear en la Misa en que la Eucaristía se dé como Viático y "cuando las circunstancias lo aconsejen y no corresponda un Prefacio más propio".
Comunión
"Yo Soy el Pan Vivo bajado del Cielo. El que coma este Pan vivirá eternamente".
Palabras de consuelo y esperanza. En el hoy permanente de su eternidad de Dios y Hombre verdadero, Jesús las pronuncia para nosotros con la misma eficacia salvadora de la primera vez.
Dispongámonos a albergar en nuestro corazón a Jesús Sacramentado.
Despedida
Porque confiamos en Aquel que ha querido alimentarnos con su Carne y su Sangre, y que prometió resucitarnos en el último día, nos lanzamos al mundo que, consciente o inconscientemente, anhela tener una experiencia de Dios.
3 de agosto de 2015, lunes de la XVIII semana del Tiempo Ordinario.
(Última actualización de la entrada: 7/9/24).
Introducción
La solemne conmemoración anual de los misterios de nuestra redención, que tiene lugar durante el Triduo Pascual, se realiza de modo particular en cada Misa, especialmente en la del domingo.
Por eso, es el "día del Señor" por excelencia, el primero de la semana, que reemplaza al sábado de la Antigua Alianza, y en el que evocamos los prodigios que Dios ha hecho en favor de los hombres, desde la creación hasta la Resurrección de Jesús, que es el Milagro supremo en el que se fundan el cosmos y la historia humana. Pero el domingo es también el día octavo, profecía y anticipo de la eternidad.
Que la celebración ininterrumpida de esta Pascua semanal a lo largo de nuestra vida, nos haga cada vez más de Dios.
Primera lectura: I Rey. 19, 1-8
"Levántate y come, porque todavía te queda mucho por caminar".
Como al santo Profeta Elías, también a nosotros el Ángel del Señor nos dirige esta exhortación. Pero el Alimento al que ahora se refiere es la Carne y la Sangre del Hijo amado del Padre Celestial.
Segunda lectura: Ef. 4, 30_5, 2
A los efesios, y también a nosotros, cristianos del siglo XXI, el Apóstol nos exhorta a la reconciliación entre hermanos y a la práctica de la caridad.
Evangelio: Jn. 6, 41-51
Jesucristo, esta vez sin alegorías ni parábolas, habla concretamente del Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre que va a instituir en la Última Cena, y por el que cumplirá su promesa de permanecer con nosotros hasta el final de los tiempos.
Oración de los fieles
R. Señor, danos el Pan del Cielo
-Para que en el amor y el respeto entre pastores y ovejas se acreciente la unidad de la Iglesia. R.
-Para que se robustezca nuestra fe amenazada por diversas corrientes anticristianas. R.
-Para que construyamos una sociedad de iguales en la que el que piensa diferente no sea un enemigo por combatir sino un hermano más para amar y del cual aprender. R.
-Para que seamos defensores a ultranza de todos los derechos humanos y no solamente de los que suscitan el aplauso de las multitudes, por ser considerados "de moda". R.
-Para que en nuestros ambientes tengamos el coraje de iluminar toda situación de injusticia con las verdades del Evangelio, predicadas y vividas coherentemente . R.
O bien:
Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Misa en la memoria litúrgica del santísimo Nombre de María, presidida por el Papa Francisco, el 12 de septiembre de 2024 en Singapur:
Hermanos, dirijamos nuestra plegaria confiada al Padre, pidiéndole los dones de la comunión y la armonía entre los que creen en Cristo y para toda la humanidad:
R. Señor, escucha nuestra plegaria
-Por nuestro Santo Padre N, para que iluminado por el Espíritu de sabiduría, siga llevando a los pueblos la ternura de Cristo y a Éste las necesidades de aquéllos. R.
-Por la Iglesia universal, y en particular por nuestra Iglesia de N, para que creciendo en la unidad de la fe en Jesús, sean signo de esperanza en un mundo dividido y así, atraigan a todos al amor de Dios. R.
-Por nuestro país, para que pueda crecer en la concordia y en la paz, y construir una sociedad fundada en la justicia y la fraternidad. R.
-Por los pueblos oprimidos por la pobreza y la guerra, para que sostenidos por una diligente solidaridad fraterna, miren al futuro con renovada confianza y encuentren en Jesús la fuente de la verdadera libertad. R.
-Por los cristianos que sufren persecución y discriminación, para que confortados con la presencia viva del Señor, testimonien la verdad del Evangelio, y reciban el fruto de su fatiga y dolor. R.
-Por nuestros queridos difuntos, para que purificados por la infinita misericordia de Dios, puedan participar del convite de los santos y gozar del eterno reposo en el Cielo. R.
Oración conclusiva
"Dios Omnipotente, que en tu bondad, haces grandes cosas por nosotros, ayúdanos a reconocer, como la Virgen María, tu acción poderosa en la historia y alabar para siempre tu santo Nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor".
R. Señor, escucha nuestra plegaria
-Por nuestro Santo Padre N, para que iluminado por el Espíritu de sabiduría, siga llevando a los pueblos la ternura de Cristo y a Éste las necesidades de aquéllos. R.
-Por la Iglesia universal, y en particular por nuestra Iglesia de N, para que creciendo en la unidad de la fe en Jesús, sean signo de esperanza en un mundo dividido y así, atraigan a todos al amor de Dios. R.
-Por nuestro país, para que pueda crecer en la concordia y en la paz, y construir una sociedad fundada en la justicia y la fraternidad. R.
-Por los pueblos oprimidos por la pobreza y la guerra, para que sostenidos por una diligente solidaridad fraterna, miren al futuro con renovada confianza y encuentren en Jesús la fuente de la verdadera libertad. R.
-Por los cristianos que sufren persecución y discriminación, para que confortados con la presencia viva del Señor, testimonien la verdad del Evangelio, y reciban el fruto de su fatiga y dolor. R.
-Por nuestros queridos difuntos, para que purificados por la infinita misericordia de Dios, puedan participar del convite de los santos y gozar del eterno reposo en el Cielo. R.
Oración conclusiva
"Dios Omnipotente, que en tu bondad, haces grandes cosas por nosotros, ayúdanos a reconocer, como la Virgen María, tu acción poderosa en la historia y alabar para siempre tu santo Nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor".
O bien:
Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Misa en la memoria litúrgica del santísimo Nombre de María, presidida por el Papa Francisco, el 12 de septiembre de 2024 en Singapur:
Hermanos, dirijamos nuestra plegaria confiada al Padre, pidiéndole los dones de la comunión y la armonía entre los que creen en Cristo y para toda la humanidad:
R. Señor, escucha nuestra plegaria
-Por nuestro Santo Padre N, para que iluminado por el Espíritu de sabiduría, siga llevando a los pueblos la ternura de Cristo y a Éste las necesidades de aquéllos. R.
-Por la Iglesia universal, y en particular por nuestra Iglesia de N, para que creciendo en la unidad de la fe en Jesús, sean signo de esperanza en un mundo dividido y así, atraigan a todos al amor de Dios. R.
-Por nuestro país, para que pueda crecer en la concordia y en la paz, y construir una sociedad fundada en la justicia y la fraternidad. R.
-Por los pueblos oprimidos por la pobreza y la guerra, para que sostenidos por una diligente solidaridad fraterna, miren al futuro con renovada confianza y encuentren en Jesús la fuente de la verdadera libertad. R.
-Por los cristianos que sufren persecución y discriminación, para que confortados con la presencia viva del Señor, testimonien la verdad del Evangelio, y reciban el fruto de su fatiga y dolor. R.
-Por nuestros queridos difuntos, para que purificados por la infinita misericordia de Dios, puedan participar del convite de los santos y gozar del eterno reposo en el Cielo. R.
Oración conclusiva
"Dios Omnipotente, que en tu bondad, haces grandes cosas por nosotros, ayúdanos a reconocer, como la Virgen María, tu acción poderosa en la historia y alabar para siempre tu santo Nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor".
R. Señor, escucha nuestra plegaria
-Por nuestro Santo Padre N, para que iluminado por el Espíritu de sabiduría, siga llevando a los pueblos la ternura de Cristo y a Éste las necesidades de aquéllos. R.
-Por la Iglesia universal, y en particular por nuestra Iglesia de N, para que creciendo en la unidad de la fe en Jesús, sean signo de esperanza en un mundo dividido y así, atraigan a todos al amor de Dios. R.
-Por nuestro país, para que pueda crecer en la concordia y en la paz, y construir una sociedad fundada en la justicia y la fraternidad. R.
-Por los pueblos oprimidos por la pobreza y la guerra, para que sostenidos por una diligente solidaridad fraterna, miren al futuro con renovada confianza y encuentren en Jesús la fuente de la verdadera libertad. R.
-Por los cristianos que sufren persecución y discriminación, para que confortados con la presencia viva del Señor, testimonien la verdad del Evangelio, y reciban el fruto de su fatiga y dolor. R.
-Por nuestros queridos difuntos, para que purificados por la infinita misericordia de Dios, puedan participar del convite de los santos y gozar del eterno reposo en el Cielo. R.
Oración conclusiva
"Dios Omnipotente, que en tu bondad, haces grandes cosas por nosotros, ayúdanos a reconocer, como la Virgen María, tu acción poderosa en la historia y alabar para siempre tu santo Nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor".
A continuación, se
propone como oración conclusiva de las preces una colecta alternativa a
la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y
traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga,
propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones
litúrgicas:
"Guía, oh, Padre, a tu Iglesia peregrina en el mundo y
sostenla con la fuerza del Alimento que no perece, para que
perseverando en la fe de Cristo, llegue a contemplar la luz de tu
Rostro. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén".
Ofertorio
Los ritos del ofertorio, que se inician con la presentación de los dones eucarísticos, simbolizan la ofrenda de la vida, que el Padre Celestial espera que realicemos, unida a la de su Hijo que se inmola en el Altar.
Ofertorio
Los ritos del ofertorio, que se inician con la presentación de los dones eucarísticos, simbolizan la ofrenda de la vida, que el Padre Celestial espera que realicemos, unida a la de su Hijo que se inmola en el Altar.
Es oportuno emplear el Prefacio de la Santísima Eucaristía III: ("Jesús, Viático para la Pascua eterna"), a la luz de las lecturas de hoy. Ha sido incorporado en los Misales por algunas Conferencias Episcopales, que aclaran que se puede emplear en la Misa en que la Eucaristía se dé como Viático y "cuando las circunstancias lo aconsejen y no corresponda un Prefacio más propio".
Comunión
"Yo Soy el Pan Vivo bajado del Cielo. El que coma este Pan vivirá eternamente".
Palabras de consuelo y esperanza. En el hoy permanente de su eternidad de Dios y Hombre verdadero, Jesús las pronuncia para nosotros con la misma eficacia salvadora de la primera vez.
Dispongámonos a albergar en nuestro corazón a Jesús Sacramentado.
Despedida
Porque confiamos en Aquel que ha querido alimentarnos con su Carne y su Sangre, y que prometió resucitarnos en el último día, nos lanzamos al mundo que, consciente o inconscientemente, anhela tener una experiencia de Dios.
3 de agosto de 2015, lunes de la XVIII semana del Tiempo Ordinario.
(Última actualización de la entrada: 7/9/24).
(La imagen de la entrada está tomada del sitio https://www.pinterest.com/pin/556476097683812270/).
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