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domingo, 20 de noviembre de 2016

Guion: Santa Misa con el rito de Ordenación presbiteral




Se emplea el formulario de la Misa correspondiente del Ritual de Órdenes, salvo cuando se trata de los tiempos de Adviento, Cuaresma y Pascua, de las solemnidades y de los días de la Octava pascual, en que se dice la Misa propia.


Introducción

Cantan a tu gloria, Cristo Sacerdote,
los Cielos y la Tierra:
a Ti que por amor te hiciste hombre
y al Padre como Víctima te ofrendas.

Tu sacrificio nos abrió las puertas,
de par en par, del Cielo;
ante el Trono de Dios, es elocuente
tu Holocausto en la Cruz y tu silencio.

Todos los sacrificios de los hombres
quedaron abolidos:
todos eran figuras que anunciaban
al Sacerdote eterno, Jesucristo.

No te basta el morir, que quieres darnos

Alimento de vida:
quedarte con nosotros y ofrecerte
sobre el Altar: hacerte Eucaristía.

Clavado en Cruz nos miras, te miramos,
crece el amor, la entrega.

Al Padre, en el Espíritu, Contigo,
eleva nuestro canto y nuestra ofrenda. Amén.

(De la liturgia de la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote).

Con estas palabras proclamamos nuestra fe en Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Él, verdadero Dios y verdadero Hombre, ha querido hacer partícipes de su único Sacerdocio a algunos elegidos, quienes, sin mérito de su parte, son tomados de entre las ovejas del rebaño y constituidos como pastores.

¡Misterio grande es este! Y hoy lo tenemos ante nuestros ojos. Demos, pues, gracias al Señor porque nos concede participar en esta santa Misa durante la cual algunos hombres serán ordenados presbíteros para gloria de Dios y salvación de las almas.

Conviene realizar una procesión de entrada, con el turiferario, cruciferario, los ceroferarios y el Evangeliario portado por el diácono. Si hubiere más diáconos, estos preceden a los ordenados en la procesión.
Se realiza el Acto penitencial.

Se canta el Kyrie (si no se ha empleado la tercera forma del Acto penitencial).

Se canta el himno Gloria in excelsis cuando los prescriban las rúbricas.


Liturgia de la Palabra

Monición general (si las ordenaciones no se celebran en los días que imponen Misa propia)

Las Sagradas Escrituras, como profecía y cumplimiento, nos revelan el Misterio del Sacerdocio de la Nueva Alianza, instituido como sacramento por el mismo Jesucristo, y gracias al cual, Él hace partícipes de su salvación a todos los hombres de cualquier época y lugar.


Después de la proclamación del Evangelio tiene lugar la "Presentación de los ordenandos":

+Presentación

A continuación, los candidatos, son llamados por su nombre, y esta Iglesia particular, representada por el padre N, pide al Obispo que les confiera el segundo grado del Sacramento del Orden (presbiterado). Luego de que el Sucesor de los Apóstoles corrobore la idoneidad de los ordenandos, en nombre de la Iglesia, acepta a estos elegidos.

El Obispo pronuncia la homilía.

+Promesa de los elegidos

Los candidatos se ponen de pie para comprometerse a cumplir el sagrado ministerio que se les encomienda, en el fiel servicio a Cristo y a la Iglesia, bajo la autoridad del Obispo. Los demás fieles permanezcan sentados.

+Súplica litánica

Nos ponemos de pie.

La invocación de los moradores de la Jerusalén celestial nos asegura su eficaz intercesión por los ordenandos, y también por nosotros, para que crezca nuestro amor filial a los pastores de la Iglesia y se reafirme nuestro compromiso de servir a Dios y a los hermanos.

Se cantan las Letanías de los santos. Si es Tiempo de Pascua o cualquier domingo del año, todos permanecen de pie. Si no, se invita a los fieles a ponerse de rodillas. 

El Obispo concluye con una oración el canto de las letanías.

+Imposición de las manos

Nos ponemos de pie.
El Obispo impone las manos a los candidatos, evocando el gesto con el que los apóstoles, de quien él es legítimo sucesor, transmitían el Espíritu Santo y obraban con el Poder y la Autoridad de Jesucristo. Los sacerdotes, en comunión con el Obispo, también imponen las manos a los ordenandos, manifestando la recepción de sus hermanos en el presbiterio. Permanezcamos en silencio.

+Plegaria de ordenación

El Obispo reza la Plegaria de ordenación, lo que, junto con la imposición de las manos, confiere a los elegidos  el don del presbiterado.

+Vestición

Pueden tomar asiento, mientras los neopresbíteros, de pie, reciben los ornamentos de la Nueva Alianza.

+Unción de las manos

Los presbíteros permanecen de pie.

El Obispo unge con el Santo Crisma las manos de los ordenados, con lo que se hace patente "la peculiar participación de ellos en el Sacerdocio de Cristo" (Cf. Ritual de Órdenes, 113).

+Entrega del pan y el vino

Los fieles ofrecen la patena con el pan y el cáliz con vino y agua al diácono, quien se los acerca al Obispo. (Cf. Ídem, 135).

El Obispo, que en su diócesis representa a Cristo mismo, entrega el pan y el vino a los nuevos sacerdotes, con lo que se manifiesta el deber y el privilegio que asumen de presidir la celebración eucarística y de seguir al Señor Crucificado (Cf. Ídem, 113).

El Obispo y algunos sacerdotes ofrece el signo de la paz a los ordenados. Mientras tanto, se entona un cántico adecuado.

Si lo prescriben las rúbricas, es decir, si la celebración acaece en domingo o en alguna solemnidad, se canta o recita el Símbolo de los Apóstoles.

Se omite la Oración universal porque las letanías la han suplido (Ídem, 110).


Liturgia de la Eucaristía


Ofertorio


El pan y el vino que presentamos a continuación quieren expresar la entrega de sí que hoy han hecho estos flamantes sacerdotes, y también la de nosotros mismos, que junto a ellos y a los obispos en comunión con el Papa, constituimos la única Iglesia de Dios.

Si las rúbricas no imponen otra cosa, el Obispo emplea el Prefacio de Ordenaciones.

En las Plegarias Eucarísticas el Obispo que preside, o alguno de los concelebrantes, menciona a los recién ordenados con la fórmula prescripta, algunos de los cuales, a su vez, pueden ejercer por primera vez su ministerio sacerdotal proclamando otras partes de la la Plegaria Eucarística elegida.



Comunión

Cuerpo y Sangre de Cristo, Sacramento de amor y unidad. Precioso Legado del Señor a la humanidad, que nos llega exclusivamente por el ministerio de los sacerdotes y jamás sin ellos.
Demos gracias a Dios por su amorosa condescendencia para con nosotros.

Los familiares de los nuevos sacerdotes y algunos amigos pueden recibir la Comunión bajo las dos especies (Cf. Ídem, 141).

El Obispo reza la "Oración después de la Comunión".


Ritos finales
 
El diácono invita a los presentes a inclinarse para recibir la bendición.

El Obispo imparte la Bendición solemne propia de la Ordenación presbiteral, o, si lo desea, puede optar por la Bendición solemne del tiempo o día.

El diácono despide a la asamblea.

El coro entona algún cántico adecuado.


Despedida

El Señor nos ha permitido saborear el misterio de su Iglesia, Sacramento de salvación y signo de comunión. Volvamos a nuestra vida de todos los días alabándolo y dándole gracias.


20 de noviembre de 2016, solemnidad de nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo. Entrada dedicada a Él, Pontífice Eterno.
Clausura del Año Jubilar de la Misericordia en Roma.



2 comentarios:

  1. Soy Pablo, quien te pidió ayuda para esta guía y a quien con tanta deferencia aceptaste ayudar. Quería agradecerte esta guía que haz elegido publicar como homenaje de este cierre del Año Jubilar de la Misericordia. Le pido al Señor que recompense todo tu trabajo y tu disoponibilidad de servicio que hace de ti verdadero constructor de Su Reino.
    Que Dios te bendiga siempre!

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  2. Gracias por tus profundas palabras. Me llegan al corazón y me impulsan a seguir adelante. Cuenta conmigo siempre que necesites otro material. Para ello puedes dejar tu dirección de correo o un número de whatsapp que agendaré pero que no haré públicos aquí.
    Cristo Rey establezca su trono en tu corazón.

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