La Orden de los Siervos de la Virgen María, con el rango litúrgico de "fiesta", honra a Nuestra Señora bajo el título de "Santa María junto a la Cruz" cada viernes de la quinta semana de Cuaresma (el que precede al Domingo de Ramos). Muchas Conferencias Episcopales (como la de Argentina, por ejemplo), han solicitado y obtenido de la Santa Sede la facultad de celebrar la Misa y la Liturgia de las Horas con formularios propios en este día. En la Liturgia de las Horas del Propio de la Orden, se cantan o recitan los siguientes himnos, textos preciosos de amor, compasión y gratitud hacia la Madre Dolorosa y hacia el Hijo que ha querido asociarla a su Pasión:
Oficio de lectura
HIMNO
Cuando el Autor de la vida
en el Calvario se inmola,
María, de su amor émula,
de su dolor une la hostia.
¡Oh, heridas mutuas
del alma de la Pasión salvadora!
¡El Hijo sufre en la Madre
y ella en el Hijo solloza!
Los golpes contra Jesús
hieren a la Madre en el Gólgota,
y le ciñe el corazón,
de espinas, igual corona.
¡Qué triste está quien feliz
Lo viera nacer otrora!
¡Con cuánta agonía da a luz
nuevos hijos a la gloria!
A ti, Jesús, el honor,
que tanto dolor soportas,
con el Padre y el Espíritu
por la eternidad y ahora. Amén.
Laudes
HIMNO
La muerte ha teñido
con sombras y espejismos
su carne traspasada
por un puñal atroz.
Es ella quien prolonga la
Pasión de su Hijo
y llora con su Muerte
y gime en su dolor.
Jesús no siente nada.
Su Carne no animada
con plena indiferencia
la lanza recibió;
no fue así con
María cuyo pecho sentía
el filo de la espada
sangrando el corazón.
Su Madre lo recibe
sin vida entre sus brazos,
cual única heredera
de toda la Pasión;
mas semillas de gozo
germinan en sus penas
vislumbrando el «domingo»
del júbilo de Dios.
¿Qué serafín podría
amar como María?
¿Qué mártires sufrieron
como ella padeció?
Comparte con nosotros,
Intercesora y Madre,
el dolor gigantesco
que a ti te engrandeció.
A Cristo tributemos
la gloria y la alabanza,
porque a su Cruz te asocia
con vínculos de amor.
¡Con tal de merecernos
el gozo de los Cielos,
hasta tales extremos
llegó nuestro Señor! Amén
Vísperas
HIMNO
Virgen de la Soledad:
rendido en gozos vanos,
en las rosas de tus manos
se ha muerto mi voluntad.
Cruzadas con humildad
en tu pecho sin aliento,
la mañana del portento,
tus manos fueron, Señora,
la primer cruz redentora;
la cruz del sometimiento.
Como tú te sometiste,
someterme yo quería:
para ir haciendo mi vía
con sol claro o noche triste.
Ejemplo santo nos diste
cuando, en la tarde deicida,
tu soledad dolorida
por los senderos mostrabas:
toca de luto llevabas,
ojos de paloma herida.
La Fruta de nuestro bien
fue de tu llanto regada:
refugio fueron y almohada,
tus rodillas, de su sien.
Otra vez, como en Belén,
tu falda cuna Le hacía,
y sobre Él tu amor volvía
a las angustias primeras...
Señora: si tú quisieras,
contigo Lo lloraría. Amén.
7 de abril de 2017, viernes de la semana V de Cuaresma, conmemoración de "Santa María junto a la Cruz". Entrada dedicada a ella.
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