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lunes, 4 de septiembre de 2017

Nuestra Señora, Madre de la Consolación: himnos litúrgicos




La Orden de San Agustín, cada 4 de septiembre, celebra la "solemnidad" de su Patrona, la Virgen de la Consolación. Estos son los himnos propios de la Liturgia de las Horas:


I Vísperas

Si Madre del Consuelo eres, Señora,
si Reina y Madre eres del dolor,
vuelve tus ojos a los que esperamos
de tu mirada la consolación.

Siempre se oyó decir que eres amparo
de náufragos que imploran compasión:
no desmientas, ¡oh, Madre!, que consuelo
eres, y Reina y Madre del amor.

Concede, Madre, a los que a ti llamamos
que, unidos siempre a Cristo Redentor,
no nos falte la luz de tu mirada,
¡oh, Madre del consuelo y del dolor!

Gloria por siempre al Padre sea dada
y honor y gloria a Cristo Redentor
y al Espíritu Santo que es por siempre
el sempiterno y gran Consolador. Amén.

 


Oficio de Lectura

Virgen, en cuyo seno
halló la Deidad digno reposo,
do fue el rigor en dulce amor trocado,
si blando al riguroso
volviste, bien podrás volver sereno
un corazón de nubes rodeado;
descubre el deseado Rostro, 

que admira el cielo, el suelo adora,
las nubes huirán, lucirá el día;
tu luz, alta Señora,
venza esta ciega y triste noche mía.

Virgen y Madre junto,
de tu Hacedor dichosa engendradora,
a cuyos pechos floreció la vida;
mira cómo empeora
y crece mi dolor más cada punto;
el odio cunde, la amistad se olvida;
si no es de ti válida
la Justicia y Verdad que tú engendraste,
¿adónde hallará seguro amparo?
Y pues, Madre eres, baste
para contigo el ver mi desamparo. Amén.


 
Laudes

Dulce Madre del consuelo,
dulce Madre del amor,
oye, oh, Virgen, desde el cielo
la plegaria del dolor.

Como herida la paloma
busca ansiosa el blando nido,
el corazón dolorido
vuela a tu seno a llorar.

Tú sola entiendes, oh, Madre,
sus quejas y su quebranto.
Tú sola secas su llanto,
tú sola ves su penar.

¡Oh, qué dulce es, Virgen pura,
en las tormentas del alma,
hallar la perdida calma
tu semblante al descubrir!

¡Oh, qué dulce es de la vida
en el triste desconsuelo
alzar los ojos al cielo
y contigo sonreír!

Eres tú, Virgen bendita,
fuente de eterna alegría,
Madre de Dios, Madre mía,
santo emblema del dolor.

Rico panal que labraron
los ángeles en el cielo,
dulce Madre del consuelo,
dulce Madre del amor. Amén.

 

II Vísperas

Óyenos, Madre, que a ti clamamos,
y a ti venimos y suspiramos,
y te ofrecemos cantos de amor,
los que buscamos en tu ternura
luz y esperanza, vida y dulzura,
y somos hijos de tu dolor.

Con mil halagos traidores
el mundo nos presta flores
para alfombrar nuestra vida;
mas en su aroma y colores
llevan la muerte escondida.

Oh, Madre, ya que ofrecida
nos fuiste por Dios, queremos
a ti, como única flor;
flor donde siempre hallaremos
vida, si nos falta vida,
y amor, si nos falta amor.

Gloria te canten los cielos
con sus ángeles y santos,
y a tan magníficos cantos
únanse los de la tierra.

Gloria a ti, sol de consuelos,
que en sus luces vida encierra;
gloria a ti, mártir sublime,
cuyo llanto fue oración,
que aún perdura, que aún redime,
que aún por los ingratos gime
con quejas del corazón. Amén. 



4 de septiembre de 2017, para los agustinos, solemnidad de su celestial Patrona, Nuestra Señora de la Consolación. Entrada dedicada a ella.


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