Cada 4 de febrero, las Adoratrices de la Sangre de Cristo celebran la "solemnidad" de su fundadora, santa María De Mattias, virgen. La Congregación de los Misioneros de la Preciosa Sangre la honran con el grado de "memoria". Estos son los himnos litúrgicos propios:
I y II Vísperas
Padre, te damos gracias porque nos has amado,
y en Cristo, tu Hijo, nos has redimido.
A Él, Cordero inmolado, nuestro canto
de alabanza y bendición.
Por su Sangre, derramada por nosotros,
Él generosamente nos ha dado
el gran don de santa María de Mattias,
dotada del carisma del amor.
Te glorificamos, Espíritu Santo:
con tu amor la has santificado,
y hecho fiel adoratriz
de la Sangre preciosa de Cristo.
Alabanzas perennes con santa María De Mattias
cantamos al Padre, fuente de vida,
al Hijo, por el don del amor,
que nos ha trasmitido por el Espíritu divino. Amén
Oficio de lectura
Padre, arcana potencia creadora,
por amor engendras la vida;
alabamos tu misericordia
que en la Sangre de Cristo nos ha redimido.
Con la luz perenne que resplandece
de las heridas abiertas en su Cuerpo,
ha atraído hacia Sí, junto a la Cruz,
a santa María De Mattias.
Y ella se ha donado sin tardanza,
respondiendo con intenso gozo
a la invitación sublime del Esposo,
consagrando a Él toda su vida.
Alabanza a la eterna y beatífica Trinidad:
al Padre que nos da la vida,
al Hijo que nos salva en la Cruz
y al soplo potente del Espíritu. Amén.
Laudes
Padre, que nos envuelves de amor inefable
y nos inundas de nueva luz,
mientras al comienzo del día, límpido
en nuestros corazones, resplandece el gozo.
De honor y de gloria has coronado
a santa Maria De Mattias;
y ahora en el Cielo la envuelve
la luz eterna de tu gloria.
En el Cielo vive y goza del Tesoro
que adquirió amando en la tierra.
Adoratriz fiel del Cordero,
por Él sufrió, vivió y murió.
Gloria al Padre, Rey del universo,
al Hijo, que redime en el dolor,
en la Cruz inmolado por amor,
y al Espíritu Santo, que gime en nosotros. Amén.
O bien:
Pueblos todos batid palmas,
aclamad al Señor con voces de júbilo y de alegría,
porque el Señor excelso y grande tuvo misericordia de nosotros.
Él, en efecto, no perdonó a su propio Hijo,
sino que por todos nosotros lo inmoló,
para redimirnos y liberarnos
de nuestros pecados en su Sangre;
de esta forma, justificados en su Sangre,
salvarnos de la ira por su mediación;
y nosotros que estábamos lejos pudiéramos acercarnos
en virtud de la Sangre de su Hijo.
Señor, Dios mío,
¿qué os devolveré por todos los bienes que me habéis otorgado?
Tomaré el cáliz de la salvación
e invocaré la virtud de esta Sangre.
Cantad himnos a Jesús, vosotros todos sus santos,
y celebrad la memoria de su santidad,
porque nos amó y lavó en su Sangre
y se hizo nuestro auxilio y nuestro Redentor.
Sea bendita por los siglos la Sangre de Cristo
que hizo por nosotros cosas admirables.
Sea bendito Jesús eternamente
y se llene el cielo y la tierra
de la gloria de su Sangre.
Venid, adoremos a Cristo, Hijo de Dios,
que nos redimió con su Sangre. Amén.
4 de febrero de 2021, para las Adoratrices de la Sangre de Cristo, solemnidad de su fundadora, santa María De Mattias.
Entrada dedicada a ella.
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